Un grupo de científicos ha registrado por primera vez la actividad cerebral asociada con el trastorno obsesivo compulsivo (también llamado TOC, por sus siglas). El hallazgo, que podría abrir puertas para próximos tratamientos, fue descrito en un artículo de la revista Nature Medicine.
Según Mayo Clinic, un portal especializado en salud, el TOC se caracteriza por “un patrón de pensamientos y miedos no deseados (obsesiones) que provocan comportamientos repetitivos (compulsiones)”. La intrusión de estas ideas, que pueden ser muy diversas, pueden derivar en un círculo vicioso que afecta la rutina diaria y genera angustia en los pacientes con TOC.
Algunos ejemplos de este trastorno son el temor excesivo a contaminarse con gérmenes o la obsesión por el orden y la simetría.
El estudio monitoreó la actividad cerebral de cinco pacientes con TOC en entornos clínicos y en sus hogares. En ese transcurso, los investigadores también recopilaron aspectos como expresiones faciales, movimientos corporales, frecuencia cardíaca y los síntomas de TOC autoinformados.
El conjunto de variables les permitió reconocer asociaciones entre la variedad de conductas del TOC y señales neurológicas específicas
No obstante, el equipo detalló que la investigación aún se encuentra en sus primeras etapas, por lo que se desconoce con exactitud qué podrían significar estas señales. Por ese motivo, planean continuar los ensayos con más participantes y en un tiempo más largo.
Cabe precisar que los tratamientos actuales del TOC (psicoterapia y medicamentos) no aseguran una cura inmediata ni a largo plazo, pero sí ayudan a controlar los síntomas para que interrumpan significativamente la vida diaria de los pacientes.
Asimismo, otra opción prometedora para tratar afecciones neurológicas son los dispositivos de estimulación cerebral profunda (DBS), que utilizan electrodos para estimular ciertas regiones del cerebro asociadas a un trastorno. Sin embargo, en el caso del trastorno obsesivo compulsivo, el principal inconveniente es crear un DBS que se adapte fácilmente mientras los síntomas cambian.
“Un sistema DBS que puede ajustar la intensidad de la estimulación en respuesta a los síntomas puede proporcionar más alivio y menos efectos secundarios para los pacientes”, señaló en un comunicado David Borton, ingeniero biomédico y uno de los autores del estudio.
“Pero para habilitar esa tecnología primero debemos identificar los biomarcadores en el cerebro asociados con los síntomas del TOC, y eso es lo que estamos trabajando para hacer en este estudio”, precisó.