Hay “una fuga” de materia en el agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la Vía Láctea, según la reciente investigación de un equipo internacional de astrónomos y astrofísicos que analizó las imágenes captadas por diversos telescopios, incluido el Hubble de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA).
Debido a su poderosa fuerza gravitacional, los agujeros negros atraen materia (polvo, gas y trozos de estrellas) a un disco brillante que gira a su alrededor y lo alimenta. Si se acumula mucho material, una parte puede ser lanzada en chorros a gran velocidad.
El agujero negro denominado Sagitario A*, que está en el corazón de nuestra galaxia y concentra cuatro millones de veces la masa del Sol, siempre fue considerado inactivo porque no exhibía los fenómenos mencionados.
Sin embargo, las recientes observaciones revelan que este ‘monstruo’ cósmico no está dormido. Y el nuevo estudio, publicado esta semana en The Astrophisical Journal, aporta más pruebas de ello.
El equipo de científicos, liderado por Gerald Cecil de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos), tenía información de un chorro detectado en 2013 cerca del polo sur de Sagitario A*. Por ello, querían comprobar si sucedía algo similar en el lado opuesto.
Al combinar las observaciones de la matriz de radiotelescopios ALMA y la visión infrarroja del telescopio espacial Hubble, detectaron evidencia de un chorro débil pero aún activo que sale del polo norte del agujero negro y se extiende al menos 35 años luz hasta chocar con una burbuja de gas caliente, inflándola y haciéndola brillar intensamente.
La ilustración muestra la "fuga" de materia que sale del agujero negro e impacta una nube de gas, también se aprecia su ubicación en el centro de la galaxia y las dos burbujas gigantes causadas por una antigua explosión. Imagen: NASA
Los investigadores explican que este chorro se divide en múltiples corrientes cuando atraviesa la burbuja de gas, “como los tentáculos de un pulpo”.
A través de simulaciones en supercomputadoras, el equipo rastreó el origen de este fenómeno.
Según sus resultados, para que se produzca dicha “fuga” —llamada así en un comunicado de la NASA— , el agujero negro ha tenido que “aumentar en luminosidad al menos 1 millón de veces en el último millón de años”, explica el coautor Alex Wagner de la Universidad de Tsukuba en Japón.
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Esto sugiere que el enorme agujero negro de nuestra galaxia tuvo un festín con gran cantidad de materia que se arremolinó a su alrededor. Aunque no fue el más grande banquete que le ha tocado en sus más de 13.000 millones de años de vida.
Anteriores observaciones hallaron evidencia de que hace dos millones de años una nube de gas con la masa de miles de estrellas cayó sobre el disco de Sagitario A*, lo que causó un estallido tan potente que lanzó chorros de radiación por encima y por debajo del plano de la Vía Láctea, generando enormes burbujas de gas que persisten hasta la actualidad.
Los autores de la nueva investigación estiman que el chorro recién detectado se volverá mucho más prominente cuando el agujero negro vuelva a encenderse, es decir, cuando absorba una nube de gas o una desafortunada estrella, cosas que abundan en su entorno.