Un reciente estudio en la revista Nature Communications ha concluido que, mucho antes de fin de siglo, la nieve ya no será la precipitación más común en el Ártico, sino la lluvia. Según los autores del artículo, esta transición —agravada por el calentamiento global— no solo ocurrirá de un modo intenso y antes de lo previsto en 2090, sino que ocasionará cambios profundos en el clima y los ecosistemas.
Pese a que hoy cae más nieve que lluvia en el Ártico, la investigación indica que esta situación se revertirá entre las décadas de 2060 y 2070 si el mundo se calienta en 3°C para finales de siglo. Según los modelos climáticos, esta temperatura sería posible si la emisión de carbono continúa a su ritmo actual.
Asimismo, aún si permanecemos por debajo del 1,5° C, los periodos de lluvia dominarán algunas regiones del Ártico como Groenlandia o el Mar de Noruega. Un ejemplo de este repentino ocurrió en agosto de este año, cuando los científicos registraron por primera vez una precipitación de lluvia sobre la enorme capa de hielo de Groenlandia.
“En el Ártico central, donde se podría imaginar que debería haber nevadas durante todo el periodo otoñal, en realidad estamos viendo una transición más temprana a las lluvias. Eso tendrá enormes implicaciones”, sostuvo Michelle McCrystall de la Universidad de Manitoba en Canadá, quien dirigió la investigación.
En agosto de 2021, se registró por primera vez en la historia una fuerte lluvia sobre la enorme capa de hielo de Groenlandia. Foto: Lauren Candlish / AM
Los autores señalan que la transición de la precipitación de nieve a lluvia en el Ártico tendrá un impacto “profundo” a nivel local como global.
Por un lado, en la región se puede manifestar con el derretimiento de carreteras de hielo y más inundaciones debido al aumento del caudal de río. Otra consecuencia será la hambruna de la fauna local, tales como renos, caribúes y bueyes almizcleros. Estos animales no podrán atravesar la capa de lluvia congelada para ingerir su alimento.
Este cambio será tan rápido “que la vida silvestre del Ártico podría no ser capaz de adaptarse”, dijo Mark Serreze, coautor del estudio y director del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo.
El descongelamiento del permafrost es una "bomba de tiempo" climático que podría amenazar la atmósfera terrestre. Foto: USGS
Por otro lado, a nivel global, la predominancia de las lluvias —un fenómeno asociado siempre al calor— acelerará el calentamiento global y el incremento del nivel del mar. Según los científicos, ambos escenarios pueden repercutir en los climas extremos que ya se viven en Europa, Asia y Norteamérica, así como en la desaparición de distintas ciudades costeras en el mundo.
Por último, el agua tibia de la lluvia también amenaza al permafrost, una capa permanentemente congelada que es un sumidero de carbono y metano bajo el Ártico. Esta cantidad de gases es incluso mayor que la que actualmente hay en la atmósfera, por tal razón, su descongelamiento puede ser una “bomba de tiempo” para los científicos.