Científicos de Países Bajos han descubierto que el SARS-CoV-2, el coronavirus que causa la COVID-19, puede infectar y multiplicarse en las células intestinales de las personas.
El equipo de investigadores del Instituto Hubrecht, el Centro Médico de la Universidad Erasmus MC y la Universidad de Maastricht utilizaron organoides intestinales humanos: pequeñas versiones del intestino que se pueden cultivar en el laboratorio.
“Estos organoides contienen las células del revestimiento intestinal humano, lo que los convierte en un modelo convincente para investigar la infección por SARS-CoV-2”, afirma Hans Clever, uno de los autores del estudio publicado en Science el 1 de mayo.
Cuando agregaron el virus a los organoides, se infectaron rápidamente. El número de células infectadas aumentó con el paso del tiempo. Asimismo, encontraron partículas virales dentro y fuera de las células. Estos detalles les permitieron comprobar que el coronavirus se estaba replicando con éxito.
Organoide infectado con el SARS-CoV-2. Crédito: Instituto Hubrecht.
De acuerdo al comunicado sobre la investigación, estos hallazgos podrían explicar el hecho de que aproximadamente un tercio de los pacientes con COVID-19 experimentan síntomas gastrointestinales como diarrea y náuseas, y que el virus se detecta a menudo en muestras de heces.
“Aún no sabemos si el SARS-CoV-2 que está presente en los intestinos de los pacientes con COVID-19 desempeñan un papel importante en la transmisión”, indica Bart Haagmans, otro de los autores. “Deberíamos analizar esta posibilidad más de cerca”.
Los investigadores también cultivaron organoides en diferentes condiciones para obtener células con niveles más altos y más bajos del receptor ACE2, el cual es usado por el coronavirus para ‘conectar’ su proteína de espiga y así ingresar a la célula.
Acercamiento a una imagen de coronavirus SARS-CoV-2 (círculos oscuros) en el borde de una célula intestinal. Crédito: Universidad de Maastricht.
Una sorpresa para los investigadores fue que el virus infectaba las células con niveles altos y bajos del receptor ACE2. Por tanto, el estudio puede conducir a la búsqueda de nuevas formas de bloquear la entrada del virus en nuestras células.