Noticia. En la muestra de la Casa de la Literatura se hallan las cartas que el escritor peruano recibió de otros autores, entre ellos Julio Cortázar, Ernesto Sábato, José M. Arguedas, J.R. Ribeyro, Allen Ginsberg, Pablo Neruda y Carlos Fuentes.,Pedro Escribano Creo que podemos decir, parafraseando su famoso ensayo sobre el gallinazo en la capital, el señor Sebastián Salazar Bondy ha vuelto a Lima. Lo decimos porque La Casa de la Literatura Peruana, con la curaduría de Daniel Contreras, exhibe una excelente muestra sobre el recordado autor de Lima la horrible. Precisamente la muestra se realiza en conmemoración de los 50 años de la publicación de este libro. Lo que presenta la muestra es realmente asombroso. El visitante puede conocer, como a pie, las diversas etapas de este autor: sus amistades, sus objetos personales, sus afanes de periodista y escritor, a través de documentos, libros y correspondencias. Esta exposición no sería posible sin la generosidad de Irma Lostaunau, quien fuera esposa del escritor y quien, además, nos ha autorizado a publicar las cartas de esta nota (dos de ellas aparecieron en Hueso húmero). Las cartas están publicadas de manera literal, con excepción de la de Carlos Fuentes, en la que se omitió un párrafo en francés. Estas misivas, sin duda, se suman a la historia de la literatura peruana. De Ernesto Sábato 25 de enero. Querido Sebastián: Acabo de recibir una nueva carta del rector de la Universidad de Ingeniería, reiterándome ahora la invitación. Puedes imaginarte cuánto yo deseo ir, pero me retiene el temor de un gran malentendido. Tú sabes que yo estudié ciencias y abandoné esa carrera hace más de veinte años, definitiva y esencialmente, volviendo a mi vocación literaria, que viene desde mi infancia. Aceptar una invitación de una universidad tecnológica, aunque sea para que hable de temas que conozco bien y que me preocuparon y siguen preocupando (el problema de los límites de la ciencia y el problema del fetichismo científico en la nueva sociedad), hasta el punto que ahora Fabril reedita Hombres y engranajes (con las inevitables alteraciones que me da una visión más equilibrada y total del asunto), aceptar como te digo una invitación así, en un país donde mi obra literaria apenas se conoce en unas cuantas personas cultas, es poner el acento sobre el carácter filosófico de mi obra, lo que es completamente falso, ya que no soy ni filósofo ni hombre de ciencia, sino un escritor de nuestro tiempo que viene de aquel campo. Te imaginas lo que puede ser para mí que se me juzgue o se reciba en tal carácter cuando me he pasado años trabajando y desgarrándome con mi última novela, única obra que hasta este momento de verdad me representa en mi autentica personalidad. Aquí, en Bueno Aires, ese peligro no existe porque mis libros se venden por decenas de millares, y hable de lo que hable no hay lugar a ninguna clase de malentendidos. Habría una sola posibilidad para este viaje: si simultáneamente me invita alguna organización importante para dar conferencias sobre literatura, aunque los gastos corran por cuenta de la universidad tecnológica. Por otra parte, trataríamos de que la editorial envíe todos mis libros al mismo tiempo y que los lectores u oyentes limeños tengan así oportunidad de juzgarme por mi actual y autentica actividad. ¿Qué te parece? ¿Qué posibilidades hay en ese sentido? Acabo de volver de Europa, después de un periplo de cuatro meses. Aproveché la invitación que tenía en Suecia, Inglaterra y otros países para conversar con los traductores de mi novela, verles la cara y asegurarme de que no vayan a hacer grandes barrabasadas. No sé si te dije que el libro sale hasta este momento en alemán, inglés, norteamericano, italiano, francés y polaco. Según la Fabril, es el primer caso que esto sucede con una novela argentina, a menos de un año de su publicación en castellano, sobre todo si se tienen presentes las dificultades de tamaño y traducción que presenta este libro. En Europa tuve enormes satisfacciones, pues los editores que habían contratado la obra conocían los informes de sus lectores y me recibieron en una forma que me sorprendió, hasta tal punto tenemos metido el complejo latinoamericano de inferioridad. Son todas editoriales de primer orden: Heinemann de Londres, Limes de Alemania (la que ha editado a Borges); Du Seuil en Francia (la que lanzó el Gatopardo en el mundo), Fultrinelli en Italia (el del Doctor Zhivago), Knopf de Nueva York. Allá estos señores tienen gran fe en el libro y dicen que hará capote. Ojalá. Contame de tus proyectos y trabajos, y de la situación peruana, que desde acá nos parece al borde de una profunda revolución ¡Cómo me gustaría ver aquello! Afectuosos recuerdos para Irma y un fuerte abrazo de tu compañero Ernesto. Un recuerdo cariñoso para Juan Mejía Baca. De José María Arguedas Querido Flaco: Hace algunos días envié un artículo a Arturo y una carta que le dije debía ser considerada para ambos. Le dije que solo esperaba más fotografías para remitirle un segundo artículo. No sé exactamente si por mi culpa o por las malas películas nacionales, las fotografías del puente de Córdoba se malograron. Puedes imaginarte cómo me ha dolido esa pérdida. Todo el rollo. Solo salvé la foto de uno de los molinos que menciono en el artículo, porque la tomé en otro rollo. Te envío negativos de los puentes de Ronda y de la Plaza de la Real Maestranza de Roma a fin de que tomen ampliaciones al tamaño necesario. Te ruego guardarme esos negativos. Si no los necesitan con urgencia, Guillén, fotógrafo del museo de la avenida Alfonso Ugarte, puede hacer las ampliaciones y guardarme los negativos. Bastarán con que encarguen el trabajo a mi nombre. Les envío también una traducción de un comentario aparecido en Copenhague sobre la exposición de arte popular. Quizá con motivo de la próxima exposición peruana en París pueda recuperarse su actualidad, porque el comentario es interesante. Yo me dirigiré dentro de pocos días a Sayago, a hora y media de Zamora, haré mi trabajo de campo. Hemos recibido algunas noticias alarmantes del Perú. ¿Qué hay? Vencerán siempre los interesados en las dictaduras y volveremos acaso a la inmundicia? ¿Cómo estás tú? Supongo que te casaste y que estás en el 7mo cielo. Todo parecía prometerte la mayor felicidad a que un mortal puede aspirar. Tu novia era además de linda, estimada por su inteligencia y su bondad. ¡Ojalá que te hayas hecho merecedor de tal fortuna y ventura! Te ruego darles nuestros recuerdos a Cucho y a tu mamá y tú y tu esposa reciban el fraternal abrazo de José María y otro de Celia. De Allen Ginsberg Santiago de Chile. Marzo 25, 1960. Aber Salazar: Gracias, recibí hoy su carta registrada con las 2 cartas con cheques de Ferlinghetti: yo sentí que yo molesté a usted con mi telegrama, pero anteayer yo fui casi sin dinero y no recibí nada de nadies y tenía alucinaciones postales. Pero todo va bien, ya recibí su carta, gracias (segunda vez). Tengo una poco enfermedad de mi culo y va estar aquí a ver un médico por unos días más. Después, voy a La Paz por una semana y después voy a Cuzco para dos semanas o menos. Quiero ir a Pucallpa, mi amigo Burroughs estaba allí en 1952 y dice que en Pucallpa hay brujos quienes conocen como preparar yague, Kaopi, Banestería, Caopé, Natema, Oni, Ayahuasca, una liana que usan los jivaros y otros para hacer visiones. Después voy a Iquitos, yo espero, a ver un poco de la Amazonía. Bien, voy a Lima después Cuzco y antes de Pucallpa. Entonces voy a ver a usted en 3 semanas más o menos. Hasta luego. Allen Ginsberg De Mario Vargas Llosa París, 11 de febrero, 1963. Mi querido Sebastián, Acabo de leer un magnifico artículo tuyo (un breve ensayo, más bien) en “Marcha”: “Los Andes ¿una Sierra Maestra? Y te escribo para felicitarte. Es un texto macizo, lúcido, escrito en un estilo impecable, lleno de furor y de razón. Es muy raro encontrar un artículo político que realmente contenga ideas nuevas, que no caiga en los irritantes “clisés” del periodismo. ¿Por qué no lo desarrollas en un folleto o, mejor todavía, en un libro? La descripción de ese abismo cultural y lingüístico que separa al indio de las minorías progresistas como un fenómeno político de primera magnitud me parece utilísima Como dices, se trata del principal obstáculo que hay que vencer para que la revolución sea posible en el Perú. Tus conclusiones me parecen algo pesimistas, no creo que para que se establezca la unidad sea indispensable un acercamiento previo de carácter puramente cultural. Los comuneros y peones seguirán desconfiando de los blancos, aun si estos hablan quechua, mientras no compartan una acción. Pienso que la solidaridad nacerá fundamentalmente de una empresa compartida. En todo caso, este problema es menor; lo importante es el análisis de ese doble aislamiento, de todos los problemas, tácticas e ideologías que entraña. Podría aparecer como una publicación del partido. Yo voy a ver si tu artículo se traduce aquí en “Partisans”, un buena revista que se interesa en América Latina. Y otra vez, felicitaciones. Todavía no te he agradecido la nota sobre mi novela. Es extraordinariamente generosa, como la de José Miguel, como la de Luis. Las he releído varias veces, retorciéndome como una gata a la que rascan la barriga, echando chorros de vanidad por los ojos y la boca. Aunque exagerados e inexactos, los elogios de mis amigos me conmueven profundamente. ¿Qué fue de El Proceso? Hace días que no recibo noticias de Lima. Aquí no hay manera de saber si entre los presos que serán juzgados por los tribunales militares figuran algunos amigos; me imagino, y ojalá me equivoque, que sí. En París circula un manifiesto de protesta; hay firmas de primera plana. Uno de los auspiciadores del manifiesto, Miguel Ángel Asturias, estaba preocupado por ti; te creía en el Sepa. ¿Y qué fue de la proyectada visita a París? No necesito repetirte que tengo un cuarto, etc. etc. Y nada más por hoy, viejo. A ver si me contestas. Abrazos a Irma, deposita un beso en las mejillas de la bella Ximena y recibe todo el afecto y la amistad de Mario. De J. R. Ribeyro París, 4 de Set. 1964 Señor Sebastián Salazar Bondy Populibros Peruanos Jirón de la Unión 1197 Lima. Mon cher Sebastián: Agradezco mucho la invitación que tú y Manuel Scorza me formulan para participar en el concurso de novela “Expreso-Populibros”. Desgraciadamente me es imposible tener corregida, ni siquiera copiada en limpio la novela para fin de mes. Tal vez me presente el próximo año, si es que antes de la convocatoria de 1965 no he publicado el libro ya en Europa. Estoy terminando de leer Lima la horrible. Es un libro extremadamente agudo. Te diré en otra ocasión las cosas que me han gustado y también aquellas con las que no estoy de acuerdo. Mis recuerdos a Manuel y un cordial saludo para ti de Julio. De Carlos fuentes México, D.F., 8 de abril, 1963 Sr. Sebastián Salazar Bondy Tacna 711. Dpto. 201 Lima. Querido y siempre recordado Sebastián: Ya sabes cómo son estos menesteres y cómo se acumula trabajo, de manera que casi no me excuso por mi silencio. Te agradezco enormemente la crítica de Aura en El Comercio, así como el gran artículo de Oviedo (y vi la respuesta encolerizada de los fascistas de allá, hermanos de leche de los de por acá). Te escribo con urgencia para pedirte un gran favor. Voy a codirigir a título hispanoamericano una revista internacional que será publicada simultáneamente en Francia, Alemania e Italia. Directores: en Alemania, Gunter Grass, Uwe Johnson; en Italia, Alberto Moravia, Elio Vittorini, Italo Calvino, P.P. Pasolini; en Francia, Maurice Nadeau, Louis Rene des Forets, Roland Barthes, Maurice Blanchot, Dyonis Mascolo. Iris Murdoch en Gran Bretaña; L. Kollakovsky en Polonia. Me han encargado reunir textos de escritores latinoamericanos para el segundo número, que aparecerá en diciembre de este año (la revista será trimestral) Yo salgo a Europa el 15 de mayo y quisiera llevarme ya los textos de Hispanoamérica para entregárselos en París a Nadeau. CUENTO CONTIGO. He limitado muchísimo la solicitud de colaboración, pues hay que contar con cosas de primera línea, y allí estás tú. ¿Qué clase de textos? Ante todo, brevísimos: una a cuatro cartillas. La revista está centrada alrededor de una columna titulada “Le Cours des Choses” y su espíritu de expresión cuasi-colectiva de una inteligencia sin fronteras, más preocupada por la naturaleza secreta, interna de las cosas (sean de índole artística, literaria, política) que por la información exterior. De hecho, la “reseña” tradicional (de un libro, de una película, de un hecho como el affaire del Spiegel) están excluidas. Le Cours de Choses reunirá, más bien, en una serie de textos numerados sucesivamente, la reflexión interna, personal, del escritor en torno a los temas. Te transcribo alguna de las frases clave del proyecto que me ha sido enviado por la dirección francesa (...) Creo, pues, que se trata de un proyecto muy atractivo, capaz de darle una plataforma internacional, hoy inexistente, a la inteligencia hispanoamericana y de ligar nuestros trabajos y preocupaciones a una corriente universal. Espero tu respuesta. Abrazos y mi afecto a tu esposa, Carlos Fuentes. De Pablo Neruda Valparaíso, “La Sebastiana” 24 de Feb. 62. Querido Sebastián: Pediré el libro, descuida. Pero te ruego enviarme aquel que supe se publicó en que están los diversos Machu Picchus. No lo he visto aún. Encargo: en la biblioteca del buen amigo y canciller que se fue había un ejemplar de las Memoires d’une Pariah. ¿Dónde estará? No podrías averiguar si no ha pasado todo a la Nacional si la familia me lo vendería? Hace 20 años que trato de tenerlo. Esperamos Matilde y yo tenerlos por acá con menos prisa. Será sensacional ver entrar a Sebastián en “La Sebastiana”. Abrazos para los dos, Pablo Neruda. De Julio Cortázar 23 de mayo/69. A Sebastián Salazar Bondy. Querido Sebastián: Sí, eres el hijo pródigo –y alégrate. Es bueno ser el hijo pródigo entre tanta gente que se pasa la vida parada en una baldosa, regando una macetita. Por supuesto, ser pródigo duele. El pródigo es la proa de los barcos, el fondo de los platos y los botones saltando al suelo como monedas de un dinero del corazón. Por todo eso, porque ser pródigo es amor sin rescate, yo creo que tus poemas más hermosos son los del pródigo, presente en todo tu libro pero gritando (o callado, que es la forma que me gusta de tu grito) en las dos primeras series. Ahí estás como me parece conocerte: sin nada quejumbroso, sin nostalgias de las 2 de la mañana. Te duele demasiado todo para estar manchándolo con café o puchos o anécdota barata. Es por un silencio como el que imagino en tus tierras altas, que llego a lo mejor de tu verso, y me encuentro contigo. Tu libro tenía agazapado un enemigo, que en este caso se hubiera llamado “elegía”. Creo que he de salvarte de él porque eres una voluntad de vida alta, en presente. Recuerdas –y por ahí se podría haber colado el lacrimoso–, pero fijas tu recuerdo, lo haces presente (que es lo que el llorón). Cuando te dejas ir (Los ojos del pródigo) tu retorno a lo tuyo lejano es de un pudor y una limpieza que me parecen admirables. Mucho menos me gusta “Los oficios”, salvo “Cielo textil” y “Los ladrones” que son, creo, los más bellos. Lo otro me suena impersonal (no quiero decir que lo sea, pero tú no asomas en la medida del texto). Entonces me vuelvo al Praxis del adolescente, que no sabes cuánto me gusta, y a lo que dices de los puentes, y a la tercera de tus Confesiones que yo quisiera haber escrito (o lo que es más, vivido). Ya sé que no eres amigo de creerte “llegado” como tanto tilingo que nos rodea. Sé que tienes un claro sentido de todo lo que te falta. (Una charla larga en mi casa, una noche, me lo probó y te probó a ti como amigo). Por eso te diré claramente lo que aún no le encuentro a tu poesía: la fuerza total, el caerse encima de su materia, la consistencia última. (Eso que –y sé que te lo puedo decir– ya tienen los mejores poemas de x). Eso de definitivo e insustituible. A mí me parece que te estás acercando, y mucho verso o serie de versos en tu libro me lo asegura. Además creo que vas a llegar. No me parece que seas de los que creen que lo ya impreso es cosa definitiva. Yo, por lo menos, entiendo la cosa como un “libro menos” en verde un “libro más”. Hay que escribir para talar, y perdóname el tornillo. Pero quizá tú y yo saldremos un día juntos de la maleza en la que (¡estupendo!) todavía andamos metidos. Gracias por tu libro y un abrazo de Julio. S.S.B. y dos anécdotas Por Abelardo Oquendo