¿Hasta cuándo? En Lima la 'carnicería' de carros continúa. Delincuentes utilizan locales en pasajes de San Jacinto (La Victoria), La 50 (Independencia) y Las Fraguas (Independencia) para vender y ofrecer motores, puertas y hasta coches del año que luego son vilmente desmantelados en tiempo récord. En tanto, según las autoridades 17 autos son robados a diario. Solo en enero y febrero de este año fueron 153. Claudia Toro Vallejos. La pena, la impotencia y el sufrimiento se reflejaban en su rostro. Javier Hernández Valdiviezo (48), taxista y ex estibador del puerto del Callao, había perdido su más preciado tesoro y el único sustento de su humilde familia. Él, junto a su esposa y sus tres hijos, se hicieron muchas ilusiones con el auto Toyota Yaris del año 2003 que recientemente habían adquirido a ocho mil dólares. Todo acabó la tarde del 19 de diciembre del año pasado mientras trabajaba por la Av. La Marina, en San Miguel, día en que fue asaltado, golpeado y despojado de su herramienta de trabajo: su taxi. "A muchos compañeros les habían robado, pero yo siempre me cuidé. Jamás hacía carrera a lugares peligrosos. Ese día me paró una chica y me pidió llevarla a Lince. Luego de hablar por un rato a través del celular me dijo que volteara a la espalda del Centro Comercial Risso. Cuando me detuve, dos sujetos se subieron y me encañonaron con un arma. Antes de hacerme bajar de mi propio carro me golpearon en la cara. Hasta casi pierdo el ojo derecho", recuerda. Trabajan a pedido Se acercó a la Dirección de Robo de Vehículos (Dirove) y registró su denuncia; pero hasta hoy, de su auto azul marino solo tiene una foto. Casos como el de Javier se repiten a diario en la capital y cada vez van en aumento. Según la Dirove al día 17 vehículos son robados en Lima a vista y paciencia de los transeúntes. Otras cifras de la Región Policial Lima son más alarmantes: solo en enero y febrero de este año 153 autos han sido robados en los diferentes distritos de la capital. Nadie se da cuenta y las víctimas ya no se atreven a poner resistencia porque la mayoría de estas sanguinarias bandas portan armas y hacen un seguimiento de sus potenciales presas, pues trabajan a pedido. "En Lima hay centenares de zonas donde van a parar estos carros. Los desmantelan en cuestión de minutos y sus autopartes son muy solicitadas. Se venden como pan caliente porque, desmantelado, el auto tiene más valor", refiere una fuente policial. Piezas de San Jacinto En el pasaje Los Frenos en San Jacinto, en La Victoria, conocido mercado negro de autopartes robadas, adaptadas y "maquilladas", el "Gordo Elías" nos ve bajar del auto y al instante nos aborda. "¿Que están buscando? Acá tenemos de todo. Dígame nomás la marca y yo se lo consigo a buen precio. Mi local queda a tres cuadras de acá, con garantía", exclama. –Estamos buscando el tablero electrónico de un Daewoo Matiz del 2011. Además unos faros y el espejo del piloto. ¿Tienes algo? ¿Puedes conseguirlo?. –Claro que tengo. Justo el tablero lo están trabajando. ¿Para qué hora lo necesitas? Dame hasta la tarde y te lo consigo. Te lo dejo a 400 soles. El espejo a 80 cada uno, barato nomás, nos dice, mientras limpia el motor de una camioneta Toyota Hilux 4×4. Y nos preguntamos: ¿Cómo hacen para conseguir tantas piezas de autos del año? ¿Acaso las encontraron en algún remate?, ¿o algún dueño aburrido de haberlo tenido tan solo 12 meses lo vendió a la tercera parte de lo que le costó? "En estos lugares hemos recuperado miles de autopartes. Tenemos un equipo de peritos que hacen la identificación y una central de información de datos en tiempo real. Primero, para convencerte, te dicen que no tendrás problemas con ninguna de las piezas, pero es su versión como delincuente", advierte el coronel Felipe Eslava Chávez, ex jefe de la Dirove. Metros más allá, en el pasaje Los Aros –curiosamente, así se llama– nos topamos con el 'Cholo Antonio', quien, con las manos llenas de grasa y comiendo un plato de tallarines, nos cuestiona por andar preguntando sin comprar nada. "¡Esto es San Jacinto, ah! No te equivoques! (...) a los soplones acá los desaparecemos, así que dime rápido qué cosa vas a comprar", amenaza golpeando su pecho descubierto y lleno de cicatrices. Pero, allí, en medio de la inmundicia y decenas de covachas malolientes de este histórico reino de las autopartes –aunque parezca increíble–, se mueven alrededor de un millón de soles en ventas cada semana, según la policía. Hasta dan facturas Al otro lado de Lima en la Av. Gerardo Unger, frente a la estación del Metropolitano en Independencia, la "carnicería" de autos es el pan de cada día en Las Fraguas. En plena calle las puertas, cremalleras y faros se lucen cual reses recién cortadas. En esas galerías el parachoques de un Hyundai Accent del 2011, con faro derecho incluido, es rematado a 600 soles. "Llévelo nomás; no va a tener ningún problema, nos llegó hace meses. Es 'choreado', pero es original. Si quiere más barato, le doy uno alternativo (importado) a 350 soles. Acá le damos factura", dice un vendedor. Aunque hay una mezcla de formalidad e informalidad, estos locales, asegura la policía, tienen sótanos ocultos donde guardan las piezas robadas y luego las van sacando con los días según los pedidos que tienen de sus asiduos clientes. "Estos comerciantes disfrazados actúan organizados en clanes familiares que se dedican exclusivamente a este negocio. Ahora operan dando factura y mostrando documentos de importación, porque hasta se han formalizado ante la Sunat", señalan. Por ello es más difícil apresarlos y recuperar las piezas robadas. Pero, el colmo de la desfachatez es evidente en un conocido local en la primera cuadra del jirón Las Fraguas, en Independencia. Ese lugar es operado por toda una familia apodada 'Los Borgia'. El padre es el encargado de ponerle precio a todo y las tres hijas se encargan de coordinar las ventas de los vehículos que les llegan. A una de ellas, que permanece sentada y dándole de comer a su pequeña hija (en medio de cerros de autos desmantelados), le ofrecimos venderle un auto Toyota Yaris del 2008 a tan solo seis mil dólares. –¿Y de dónde es?, ¿es robado? Si es así, te doy cinco mil dólares, pero hay que meterle hacha al toque. Lo que nos interesa son las piezas (...), las vendemos y en dos días te damos tu plata. En todo caso, regresa más tarde y arregla con mi papá. 81% son recuperados En este lugar, al igual que en el paradero La 50, en Independencia, la venta de autos robados es el pan de cada día. En estos locales se destruyen fácilmente no solo las ilusiones de gente honrada, sino también el fruto de su esfuerzo y trabajo. "No existen lugares exclusivos para desmantelar vehículos robados. Automáticamente son llevados a zonas estratégicas para esconderlos. Puede ser un estacionamiento o cochera, pero nosotros estamos las 24 horas patrullando para conseguir la ubicación y capturar a los delincuentes. También estamos realizando operativos conjuntos con la fiscalía y la Sunarp, con conocimiento de los fiscales, para ubicar estas piezas robadas y recuperarlas", dice el coronel Eslava. La autoridad sostiene además que durante el año se han recuperado el 81 % de los carros que se reportaron robados. Para Luis Aizawa, experto vendedor de la marca Toyota en el Perú, estas zonas siempre existirán mientras haya usuarios que busquen lo barato, aunque sea robado. "Esas tiendas no son competencia nuestra. Es otro público, que si quiere comprar una batería de un Toyota que aquí costaría tres mil soles, allá la consigue a 300. Lo que no se dan cuenta es que mientras más antiguo sea el auto, más cara es la pieza. Igual, allá la compran". Claves Las marcas y modelos más solicitados son el Hilux 4×4, el Yaris, Corolla, Nissan Centra, Honda CGL, los Honda XL, los Hyundai H1 y los clásicos modelos Tico. Entre enero y agosto del año pasado 3,770 vehículos fueron robados en Lima. Asimismo, entre enero y febrero de este año 337 autos fueron recuperados por la policía y 2790 autopartes fueron decomisadas. Es por ello que las autoridades aconsejan a los usuarios instalar modernas alarmas en los autos, asi como también dispositivos GPS para luego poder rastrearlos fácilmente y recuperarlos.