La historia de una familia que perdió a 4 de sus integrantes por una venganza
Asesinatos en serie. Las hermanas Diana y Liliana Huamán Castro fueron eliminadas a tiros en Chorrillos y La Molina. La primera había perdido a su esposo y la segunda a su hijo en un ataque dentro de una fiesta de promoción. La Policía sospecha que asesinos estarían vinculados al tráfico de terrenos. Sicarios fueron captados por cámaras, pero aún no hay ningún detenido.
Algo que parecía angustia se reflejaba en los ojos de la empresaria Liliana Huamán Castro (33), pero no se quejaba con ninguna de sus vecinas, de la urbanización Santa Raquel, por todo lo que se estaba diciendo sobre su familia.
La madrugada del 5 noviembre del año pasado, un sicario asesinó a su hijo y a su cuñado en una fiesta de promoción en Santa Anita. Luego, su hermana menor, Diana (31), testigo del crimen de su sobrino y de su esposo, fue eliminada a tiros el 31 de diciembre, un día antes de su cumpleaños, en Chorrillos.
Liliana y Diana no solo habían presenciado y sobrevivido al doble asesinato de Santa Anita sino que estaban a punto de delatar a una presunta mafia dedicada a la venta de terrenos, según la principal hipótesis de la Policía Nacional.
Todos ellos son víctimas de una historia donde el misterio recorre como una enredadera y que explotó dentro de una familia marcada por la tragedia.
Liliana había nacido el 28 de abril de 1990 en Huamanga, Ayacucho. Era la engreída de don Marino y doña Victoria. Diana llegó al mundo el 1 de enero de 1992 en la misma ciudad, en un parto difícil. “Gente muy creyente”, repiten sus amigas de Lurín, donde vivió esta última.
Las hermanas Huamán Castro terminaron la secundaria completa y de inmediato enrumbaron a Lima donde emprendieron diversos negocios. Antes y después de eso, algunos problemas de salud atravesaron la vida de la familia, comentan algunos deudos.
Pareja. Diana y su esposo Alex. Él fue asesinado en noviembre y ella, en diciembre, un día antes de su cumpleaños. Foto: difusión
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Doble crimen sigue impune
“Eran unas muchachas sencillas”, recuerda una amiga de Diana, quien hace unos años se había divorciado. Sin embargo, ella reinició su vida sentimental con otra pareja: Rodolfo Alex Pintado Gómez.
Él fue abatido por un sicario en los exteriores de un salón de eventos, en Santa Anita, donde se desarrollaba una fiesta de promoción. Su sobrino, Marco Antonio Jaime Huamán, de 18 años, hijo de Liliana, fue victimado por el mismo sicario dentro del local.
En ese entonces, domingo 5 de noviembre, Diana dijo a la Policía que su pareja se dedicaba a la compra y venta de terrenos en el norte chico de Lima, en Huaral. También contó que había emprendido un negocio de venta de ropa y otros artículos.
Si bien aseguró que no habían recibido amenazas, los investigadores apuntaron a una presunta mafia vinculada al tráfico de lotes.
Sin embargo, no descartaron otras hipótesis y dijeron que Rodolfo Pintado pudo haber sido también víctima de extorsionadores.
Era rarísimo que las hermanas Huamán Castro dejaran de ir a la iglesia. “Hay que tener una moralidad muy probada para poder integrarla”, solía decir Diana, según recuerda una de sus mejores amigas de Ayacucho.
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Ella había aportado información relevante a los agentes que investigan el crimen de su esposo y de su sobrino, pero el 31 de diciembre del año pasado fue ultimada de tres tiros, en el sector San Genaro, en Chorrillos.
Según se comprobó, los asesinos quedaron registrados por una cámara de seguridad.
Madre e hijo. Liliana no se reponía del asesinato de su hijo cuando fue eliminada delante de su pareja, en La Molina. Foto: difusión
Los detalles fueron bien planificados, no fue un hecho aislado. Los asesinos habían seguido sus movimientos desde una motocicleta, cuando retornaba tras entregar unos muebles que había ofrecido por internet.
Este caso está a cargo del Departamento de Investigación Criminal (Depincri) de Chorrillos. El Ministerio Público ya ha solicitado el levantamiento del secreto de comunicaciones de la víctima.
El asesinato de La Molina
La muerte de Diana trajo algunas alteraciones psicológicas a su hermana Liliana que aún no se reponía del asesinato de su hijo y de su cuñado, en la fiesta de promoción de Santa Anita. “Desde que te fuiste, hijo, una parte de mí murió ese día contigo”, publicó a las 11:34 de la mañana del 18 de enero, en su cuenta de Facebook. Tras ese atentado, ella fue hospitalizada y estaba en proceso de recuperación.
Liliana pasaba la mayor parte del tiempo en su casa. Tenía el consuelo de Luis Barrios Tenorio, su actual pareja, pero jamás imaginó que 23 días después del asesinato de su hermana Diana, los asesinos volverían por ella.
El martes último, al promediar las 10 de la mañana, Liliana Huamán Castro salió de su vivienda en la avenida Constructores, de La Molina, con su conviviente. Estaban a un lado de la pista, aguardando un taxi por aplicativo.
De pronto, un hombre apareció caminando, se aproximó lo más que pudo y le disparó en la cabeza. El asesino abordó una moto y escapó. Liliana murió en el acto. Su pareja quedó conmocionada. “Nunca ha ocurrido un caso similar en esta zona”, aseguró Mónica Galván, una vecina del lugar.
La Primera Fiscalía Penal de La Molina quedó a cargo de la investigación de este asesinato calificado y dispuso realizar diligencias, entre ellas, acopiar imágenes de las cámaras de seguridad, recabar las declaraciones de testigos, realizar la inspección técnico policial en el lugar de los hechos y la pericia balística.
Sicarios. Las cámaras han registrado a los asesinos, pero hasta el momento no hay un solo detenido por estos casos. Foto: difusión
Luis Barrios y su familia mantienen total hermetismo. Los investigadores –que siguen el caso en tres unidades policiales– creen que en el cuádruple crimen participó alguien con mucho poder económico.
Otra fuente reveló que lo más probable era que la familia hubiese conocido a los autores intelectuales. Hasta el momento, la Policía no tiene un solo sospechoso detenido.
Los peritos que trabajan en el caso vienen homologando los restos de balas hallados en los tres hechos para determinar si fueron usados el mismo tipo de armas.
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Investigan cuádruple asesinato de otra familia muy destacada en Nasca
Las amenazas que había recibido la familia Flores Huaccharaqui han proliferado en las últimas horas en los medios locales de Nasca.
La Policía investiga ahora el asesinato de cuatro de sus integrantes vinculado a un presunto robo de dinero que habían acumulado durante los últimos años. El caso ha conmocionado a la región Ica desde que los cuerpos fueron hallados en estado de descomposición, en el distrito nasqueño de Changuillo.
Masacre. Múltiple crimen ha conmocionado a la población. Foto: difusión
Se trata de Pedro Flores Palacios, sus hijos Pedro Flores Huaccharaqui y Merli Flores Haccharaqui, además de su nieto Pedro Cabrera Flores. Todos presentaban impactos de bala en el cuerpo.
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Nieto y abuelo fueron encontrados debajo de un matorral, cerca de la casa. Mientras que los hermanos Pedro y Merli estaban dentro del inmueble.
El móvil del crimen no está claro. El resto de la familia solo tiene sospechas, pero mantienen reserva. La Policía y la Fiscalía analizan las evidencias para esclarecer esta horrenda historia.
Los investigadores están tratando de determinar los motivos del múltiple crimen de la familia: la hipótesis más fuerte apunta a que se habría tratado de una venganza por alguna cuestión económica.
Pero los principales miembros de la familia están muertos. La Policía cree esencial la manifestación de testigos para atrapar al menos a uno de los sicarios y ver si eso los conduce al o los autores. Durante estos días, policías de investigación criminal los estuvieron buscando sin éxito.
La clave
Conocidos. Pedro Flores era reconocido por su trayectoria en la empresa Shougang Hierro Perú, en Marcona. Su hermano Jorge también es conocido en Ica.
