Violencia de género: los asesinos de mujeres que andan sueltos y nadie busca
Pese a que el Ministerio del Interior ofrece recompensas por ellos, hay 27 feminicidas que se burlan de la justicia. Entre el 2015 y el 2020, se cometieron 1.045 asesinatos de mujeres.
Hay feminicidios en asentamientos humanos, barrios populares, edificios multifamiliares, chalets residenciales, viviendas campestres, hoteles de lujo y parajes inhóspitos. Hay feminicidas pobres, adinerados, instruidos, analfabetos, obreros y profesionales.
Es complejo definir un perfil, pues la definición está asociada a patologías y figuras penales, y los feminicidas no son enfermos, son hijos sanos del patriarcado. “La violencia de género tiene que ver con lo sociocultural”, explica el médico psiquiatra Carlos Bromley.
Actualmente, son 27 los prófugos de la justicia que están procesados por el delito de feminicidio. Ellos figuran en la lista de los más buscados del Programa de Recompensas del Ministerio del Interior, pero pareciera que nadie busca.
“No es que de un día para el otro se conviertan en feminicidas. Antes ya eran hombres violentos”, asegura Bromley y da algunas características, como la incapacidad de ser empáticos y de ponerse en el lugar de la otra persona. “Ejercen poder. Si no es mía no es de nadie”.
Cifras son de espanto
El especialista dice que el feminicida es un hombre que ve a las mujeres como objeto, como objetos a obtener y a retener. “Son personas que se creen dueñas y propietarias de los cuerpos de las mujeres. Crecieron en el patriarcado”, añade.
Las cifras parecen darle la razón a Bromley. De acuerdo con el informe “Perú: feminicidio y violencia contra la mujer” elaborado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el periodo 2015-2020 se cometieron 1.045 feminicidios en el Perú.
Por esos crímenes hubo 755 presos hasta diciembre del 2022. De ellos, el 40,3% está procesado mientras que el 59,7% se encuentra sentenciado. Asimismo, 290 feminicidas están en libertad sin ningún tipo de medida coercitiva.
Dicho informe revela, además, que entre el 2021 y 2022 se incrementaron en 72 los internos acusados de feminicidio, sin embargo, en el 2022 ocurrieron 147 de estos crímenes. Entonces, surge la interrogante: ¿dónde están los 75 restantes?
Cinco casos impunes
Sandy Evangelista Loa, presidenta de la Asociación Familias Unidas por Justicia: Familiares Víctimas de Feminicidio, dice que –según el registro de casos– dos presuntos feminicidas se encuentran prófugos con medida coercitiva de prisión preventiva mientras que otros 18 asesinos de mujeres están sentenciados en primera y segunda instancia o en la Corte Suprema.
Asimismo, cinco feminicidas más están con prisión preventiva.
Manifiesta también que el llamado Tribunal contra el Feminicidio encontró culpable al Estado peruano por incumplir sus obligaciones de impartir justicia y respetar los tratados internacionales, en los casos de Joshuany Muñoz Bravo (10 de diciembre 2019), Lesly Valeria Vicente Feliz (15 de julio 2020) y Mariella del Carmen Baca Briones (31 enero del 2021), cuyas muertes siguen impunes.
Tampoco hay justicia para Patricia Villafuerte Suárez y Anahit Soplin Rimaycuna, otras dos víctimas de este delito.
Cayeron 59 asesinos
Este tribunal tiene como propósito evidenciar la responsabilidad del Estado por la forma en la que han venido actuando los operadores de justicia frente a los casos de feminicidio.
“Esto nos demuestra que hay patrones establecidos de cómo el Estado mira estos casos. Hay una inacción e incluso obstrucción de la justicia por la parte demandada”, dice Sandy Evangelista.
Y añade que las juezas del Tribunal contra el Feminicidio encontraron en los tres casos tres patrones comunes de incumplimiento como demoras injustificadas de la Policía, el Ministerio Público y el Poder Judicial.
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Desde el 2016, año en que se inició este programa del Ministerio del Interior, un total de 94 feminicidas fueron incluidos en esta nómina, de los cuales 59 fueron capturados por la Policía. ¿Dónde están los demás?
La palabra
Sandy Evangelista, presidenta de la asociación FUJ
“No se trata de una enfermedad mental sino de la posición subjetiva de alguien que se siente habilitado a tomar una vida. Esto se articula con la masculinidad y con el poder, donde la vida no vale nada”.