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Sociedad

Titilaca, un pueblo dividido por la inversión privada

Acuerdos y desacuerdos. Un sector de comuneros defiende la inversión de empresas hoteleras. Otro dice que la presencia de los privados debería pasar por aprobación y acuerdos entre todos los comuneros de la zona.

Manzana de la discordia. Hoteles instalados en la zona son objeto de cuestionamiento en Huecalla, en el distrito de Plateria en Puno.
Manzana de la discordia. Hoteles instalados en la zona son objeto de cuestionamiento en Huecalla, en el distrito de Plateria en Puno.

Huencalla, está ubicado en la parte baja del distrito de Platería, a orillas del lago Titicaca en Puno. Cuenta con paisajes naturales desde donde se puede ver espectaculares vistas. La tranquilidad de este poblado se ha visto afectada por el enfrentamiento entre pobladores.

Sus habitantes están enfrentados. Se tiene a quienes apoyan a las empresas hoteleras que se instalaron en la zona y quienes impulsan la consulta popular para que sea la comunidad de Titilaca quien decida si acepta a empresarios privados.

La zona en controversia es una franja de dos kilómetros a orillas del lago. En este tramo en los años 2000 se construyó un hotel llamado “Titilaka” de cinco estrellas para huéspedes exclusivos. Al costado de esta empresa hotelera yace la playa de Charkas. Su orilla era de dominio público, pero ahora pertenece a la iglesia Adventista. La usan para hacer sus bautizos. Como vecino de los adventistas está Piscifactoría Los Andes. Esta empresa instaló en la zona una jaula para producir truchas a gran escala. Mientras que a su costado se encuentra la casa hospedaje el Castillo del Titicaca. Solo a esta última empresa la aceptan por respeto a su dueño Christian Nonis, un belga que radica años en Puno.

Para que estas empresas se instalen en la zona, los actuales dueños adquirieron los terrenos de quienes eran sus propietarios. Los vendedores son abuelos de los que hoy residen en los alrededores. Los actuales residentes aledaños tampoco se quedaron atrás e instalaron negocios locales de comida y hospedaje. Existe una convivencia entre comuneros y empresarios desde hace más de 15 años.

Huencalla, es solo un sector de la comunidad de Titilaca. La mayoría de comuneros no están conectados al turismo porque el mayor potencial es el lago. Esto ha despertado rivalidades.

Los desacuerdos fueron trasladados a la asamblea comunal de Titilaca, hace más de un año. Los opositores a los empresarios consideran que por ser Huencalla, parte del territorio comunal se debió consultar a todos si estaban de acuerdo o no con la presencia de las empresas.

En contraposición, quienes residen en Huencalla, rechazan el reclamo de sus vecinos. Alegan que existe envidia, porque ellos tienen acceso al trabajo y pueden instalar negocios.

Piden que se vayan

En Titilaca, la exigencia es que el hotel Titikala y la Piscifactoría Los Andes, se retiren de la zona. Las acusan de no contribuir con el pueblo pese a que sus ingresan está en función a su presencia en la zona. Mientras que a la iglesia adventista le exigen que se retire por haberse apropiado de un bien de dominio público.

Alex Sairitupa Roque, presidente de la comunidad de Titilaca, dijo que si las empresas quieren seguir en el lugar deben tener un nuevo acuerdo con toda la comunidad.

El nivel de tensión que existe en la zona es tal que el 14 de enero una camioneta de propiedad del “Hotel Titilaka” fue quemada. Sairitupa Roque, dice que no fueron ellos y que la quema fue sembrada para estigmatizarlos. En Huencalla culpan a Sairitupa, por ser dirigente. La unidad terminó incinerada en un enfrentamiento con decenas de policías.

Jesús Cossi Roque, de Huencalla, dijo a La República que rechazan ser considerados dentro comunidad de Titilaca. Aseguran que pertenecen a la parcialidad de Huencalla y, por lo tanto, son independientes.

No hay acuerdos

Alex Sairitupa, insistió en que las empresas de la zona deben irse sí o sí porque además no cumplieron con sus compromisos sociales asumidos años atrás. La República contactó con Ignacio Masías Guislain, representante del Hotel Titilaka. Alegó que la infraestructura del hotel no les pertenece y solo son arrendatarios. Indicó que siempre vivieron en armonía con la comunidad y sus vecinos más cercanos.

Precisó que la pandemia hizo retornar a las personas que salieron de su pueblo y en su afán por instituir una comunidad se avivaron los problemas y se reactivaron viejas rencillas personales. Indicó que en un inicio el reclamo del sector opositor era que se despida a los comuneros que trabajan para el hotel y en su lugar, según Masías Guislain, se tomen los servicios de personas de otro lugar.

Aseguró que después los reclamos ascendieron y se le reclamó su falta de aporte a la comunidad. El empresario dijo que sí hicieron aportes en educación y salud. Recordó que incluso cuentan con un sillón dental que no pueden entregarlo por las diferencias que existen entre los comuneros.

Indicó que si los problemas persisten no tendrán otra opción que retirarse después de un tiempo prudencial después de cumplir con sus reservas.

Periodista egresado de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Actualmente videorreportero de la Unidad de Respuesta Periodística Inmediata de La República (URPI-LR).