Sociedad

Ancón: pesca, turismo y restaurantes paralizados por el derrame de petróleo

Comerciantes y vecinos del balneario más antiguo de Lima están preocupados por la pérdida drástica de sus fuentes de ingreso para sostener a sus familias. Derrame de petróleo dejó el malecón desolado y los restaurantes vacíos.

Trabajadores ligados al mar esperan que las autoridades y Repsol otorguen una reparación por este perjuicio ocasionado. Foto: Municipalidad de Ancón
Trabajadores ligados al mar esperan que las autoridades y Repsol otorguen una reparación por este perjuicio ocasionado. Foto: Municipalidad de Ancón

Temporada de verano arruinada. A diez días de ocurrido el derrame de petróleo ocasionado por descuido de la empresa Repsol en el mar de Ventanilla, el producto químico se ha extendido por al menos 21 playas hacia el norte, perjudicando gravemente al ecosistema y a la comunidad que vivía del turismo y la pesca.

En el distrito de Ancón, uno de los balnearios más populares de la capital peruana, todas las actividades por la temporada de verano se vieron afectadas por el desastre ambiental que inició el sábado 15 de enero. En la zona costera, se aprecia un malecón desolado, restaurantes vacíos y muchas personas preocupadas porque perdieron su fuente de ingresos para sostener a sus familias.

“Hay grandes pérdidas, por la prohibición del ingreso al mar. El petróleo ha destruido el hogar y la reproducción de miles de peces, como la lisa, la chita, la pintadilla, la lorna”, lamentó el representante de una de las asociaciones de pescadores artesanales, Kevin Villegas, en diálogo con TV Perú.

El dirigente aseguró que Repsol solo brindó trabajo a 30 pescadores, de los más de 300 que integran la asociación, dejando a la mayoría de ellos sin la posibilidad de trabajar.

La pesca no es el único rubro afectado por el derrame de petróleo. Los restaurantes también sufren los efectos del desastre ecológico. “No tenemos público para vender, porque trabajamos directamente con la gente que viene de otros distritos o de provincias para comer, inclusive extranjeros. La gente ya no quiere venir porque nuestras playas están contaminadas, no pueden bañarse”, señaló por su parte la empresaria gastronómica Cris Gonzáles.