Sociedad

Internos organizan su propio ‘Comando COVID-19’ en pabellón de Lurigancho

Presos confeccionan protectores con baldes, micas y elásticos de su ropa. Debido a que las visitas se han suspendido por la pandemia, muchos temen morir sin volver a ver a sus seres queridos.

Voluntarios de Lurigancho ha sido equipado con aspersores, mamelucos y hasta equipos médicos como oxímetros para convertirse en el ’Comando COVID-19′. (Foto: Aldair Mejía)
Voluntarios de Lurigancho ha sido equipado con aspersores, mamelucos y hasta equipos médicos como oxímetros para convertirse en el ’Comando COVID-19′. (Foto: Aldair Mejía)

Internos del Establecimiento Penitenciario de Lurigancho (antes San Pedro) se han organizado para combatir la pandemia del nuevo coronavirus mediante cuadrillas de desinfección y talleres donde confeccionan sus propias mascarillas.

Un informe de Punto Final revela cómo los presos de la cárcel más hacinada del Perú han cambiado sus hábitos de higiene, comportamiento y distanciamiento social temerosos de morir sin ver nuevamente a sus seres queridos, pues las visitas han sido suspendidas desde marzo.

Gracias a las capacitaciones brindadas por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), un equipo de voluntarios de Lurigancho ha sido equipado con aspersores, mamelucos y hasta equipos médicos como oxímetros para convertirse en el ’Comando COVID-19′ que desinfecta todos los días pasadizos y pabellones.

Además, se ha destinado el área de zapatería para la confección de mascarillas en virtud de los sastres y máquinas de costura que ahí operan, todo bajo exigentes protocolos de bioseguridad que además incluyen la limpieza de prendas y alimentos enviados por los familiares.

Pese a que en un inicio podían llegar a registrarse hasta tres fallecidos por COVID-19 cada jornada, hoy las autoridades del penal de Lurigancho han logrado “controlar al virus” y no se registran neumonías asociadas al SARS-CoV-2 desde hace dos meses.

“Acá no vemos el delito, vemos la parte humana. Son seres humanos como cualquiera que se pueden infectar afuera, nuestro equipo se dedica a la salud”, resalta Isabel Marchán, enfermera del pabellón COVID-19.

Sin embargo, las iniciativas de prevención no nacen únicamente de la autoridad penitenciaria, pues son los propios internos quienes confeccionan protectores faciales a partir de micas, baldes y elásticos de su ropa.

Además, los médicos del Penal de Lurigancho explican que el salón donde antes se realizaban los talleres de carpintería es ahora la sala de reposo para todos los presos que lograron recuperarse de la COVID-19, todo como parte de una cruzada conjunta con los médicos y personal del INPE.

“Parecía que iba a morir, pero gracias a Dios poco a poco fui mejorando y cada día me alegraba más”, menciona Miguel Ángel, uno de los reos que logró superar a la enfermedad y ahora es uno de los voluntarios que colabora con el área de salud.

Hasta el momento, 33 internos del penal de Lurigancho han fallecido de COVID-19, de los cuales solo 23 pudieron ser evacuados a un hospital externo. El establecimiento es considerado el más abarrotado en todo Perú, pues solo hasta el 2019 guarecía a más de 10 mil presos pese a estar diseñado para no más de 2.500.

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