Sociedad

Unas 60 familias en la pobreza están en riesgo de quedarse sin alimentos para olla común que realizan

Durante los tres primeros meses vecinos de Manchay cumplieron rigurosamente el aislamiento, pero muchos se quedaron sin trabajo debido a los despidos. Si deseas sumarte a la cadena de solidaridad, puedes contactarlos.

Vecinos se esfuerzan para realizar olla común, pero no cuentan con cocina a gas y la lluvia moja sus fogones. Foto: Antonio Melgarejo / La República
Vecinos se esfuerzan para realizar olla común, pero no cuentan con cocina a gas y la lluvia moja sus fogones. Foto: Antonio Melgarejo / La República

Antonio Melgarejo

El hambre amenaza a los vecinos de “San Pablo el Mirador”, un asentamiento humano ubicado en una zona de difícil acceso en la cima de un cerro en Manchay, distrito de Pachacamac. Este lugar se suma a la larga lista de lugares donde sus pobladores han tenido la necesidad de hacer una olla común, debido a la crisis económica por la que atraviesan.

Esta zona tiene más de 80 familias y los habitantes suelen ser niños y ancianos en su mayoría, quienes durante los 3 primeros meses del estado de emergencia han cumplido responsablemente el aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno, quedándose sin ingresos económicos y con gran cantidad de los pobladores despedidos de sus trabajos.

Lucía Farfán, como dirigenta de la zona tomó la iniciativa de realizar una olla común, tras ver que ninguno de sus vecinos no había recibido ninguno de los bonos del gobierno, ni las canastas de la municipalidad.

"Cuando vivieron a repartir las canastas, solo llevaron a algunos. Yo reclamé y los que repartían me dijeron que no van a darme porque tengo mi casa construida. Me puse a llorar y gritar de indignación, me dije si a caso iba a comer las esquinas de cemento de mi casa", comenta una de las vecinas.

Cuentan además que temen quedarse sin comer un día, ya que las ollas en las que cocinan, son prestadas, además no tienen una cocina a gas, así que lo hacen a leña, pero con la lluvia estas se mojan. “El tanque de agua es prestado y las ollas también. Yo tengo ollas, pero son caseras y ahí no puedo cocinar para tanta gente. Si mañana la dueña me pide sus ollas, dejo sin comer a mi pueblo”.

Lucía y las demás vecinas que las acompañan, eran trabajadoras del hogar y todas fueron despedidas. “Nos han botado porque somos pobres y los ricos creen que los pobres traen el virus. Así nos ven ellos”.

Esta olla común beneficia a cerca de 60 familias, pero no siempre alcanza. No todos los días les llega donaciones. Hoy cumplieron un mes haciendo esta actividad, pero no saben si mañana van a continuar.

Al inicio recibían víveres de la iglesia de la zona, pero no siempre alcanza, a veces falta comida. “Hoy hemos rascado la olla y sí hemos hecho alcanzar, pero hay otros días en el que no alcanza ni para nosotras. A veces juntamos algunas monedas y compramos un atún para comerlo con arroz quemado. Pero lo importante es que nuestros niños ya han comido”, cuenta Lucía.

¿Cómo ayudar a este grupo vulnerable?

Comunicarse con Diogenes Álvarez al 999115747