Internos denuncian que penal de Chiclayo es tierra de nadie
Informe. Un grupo de presidiarios asegura que el INPE perdió autoridad, y exigen que la Policía tome el control para evitar víctimas mortales en las reyertas. Gobernador regional pidió la intervención del Ejecutivo.
Desde febrero de este año, cuando los reclamos de los internos eran más visibles, y posteriormente los dos motines plasmaron un grave problema en el penal de Chiclayo, hoy con casi cinco mil reos, esta cárcel estaría dominada por los presidiarios más rankeados que imponen el control en pleno estado de emergencia por el coronavirus.
Algunos hombres y mujeres privados de su libertad llamaron a La República para informar sobre la situación crítica que se vive en el reclusorio.
Uno de los denunciantes precisó que desde hace tres semanas, los reos de mayor peligrosidad atacan a los internos de los diferentes pabellones, sin que los agentes penitenciarios puedan controlarlos.
“Los presos van de celda en celda, o de pabellón en pabellón para cometer actos de violencia. No respetan a nadie, tenemos miedo de que nos lastimen o asesinen con armas punzocortantes”, contaron.
Incluso, señalaron que los grupos que originan el temor abusan de los homosexuales que hay en el penal. “Hay peligro que se produzcan violaciones sexuales en agravio de quienes nos mantenemos al margen de las reyertas. El personal del INPE es muy poco, es por eso que la Policía debe actuar de inmediato”, sentenciaron.
Cabe indicar que ayer, integrantes del pabellón de mujeres aseguraron el riesgo que existe de que los presos las ataquen y ultrajen. Además, afirmaron que no hay atención médica oportuna para las internas contagiadas de coronavirus.
Intervención del Ejecutivo
“No se respeta la dignidad de los internos, los que viven de manera infrahumana. El presidente de la República, Martín Vizcarra, y el Ministerio de Justicia deben pronunciarse. Urgen acciones inmediatas para revertir el hacinamiento que ahora se refleja en reos con tuberculosis y una deficiente seguridad”, sentenció el gobernador regional de Lambayeque, Anselmo Lozano Centurión.
La autoridad sostuvo que hay reclusos con tuberculosis. En tanto, el distrito de Picsi, en donde se ubica esta prisión, no otorga la autorización para la ampliación de la infraestructura, pese a que su capacidad es solo para 900 personas.
A su turno, el presidente de la Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque, Carlos Burgos Montenegro, remarcó que debido a ser un problema muy delicado debe conformarse una comisión técnica en la que participe la Diócesis de Chiclayo, a fin de que se canalicen los reclamos de los internos a nivel del Ministerio de Justicia.
“El caos que se vive en el penal no es de ahora; sin embargo, con el paso del tiempo se complica, y sin que a la fecha ninguna autoridad nacional haya dictado medidas concretas que palien la problemática. Es por eso que si la Diócesis de Chiclayo impulsa el diálogo entre nuestros representantes regionales con el Ejecutivo se darán resultados”, anotó.
Por su parte, el presidente del Consejo de Decanos, Ciro Salazar Montaño, afirmó que el Ejército y la Policía Nacional deben dar soporte en seguridad al INPE, a fin de que la calma vuelva al penal.
Hacinamiento y TBC, otros males de la cárcel
El principal problema del penal de Chiclayo es el hacinamiento, que se convierte en el principal reclamo de los reclusos. Esta situación coadyuvó no solo a la propagación del coronavirus, también de la tuberculosis que encontró el escenario propicio para cobrar víctimas.
Son 398 reos que tienen esta enfermedad y que son vulnerables a la Covid-19. En ese sentido, Anselmo Lozano sostuvo que malos individuos estarían justificando esta problemática para generar el terror en la prisión.