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Sociedad

¿La COVID-19 sufre de soroche?

Control de altura. La adaptación fisiológica del poblador andino en ciudades y poblados cerca de los 3 mil metros sobre el nivel del mar, sumado al denominado “clima seco”, sería una de las explicaciones del escaso número de pacientes graves y las bajísimas cifras de casos fatales en pacientes afectados por el nuevo coronavirus.

“La medicina cambia día a día”, reconoció la Dra. Pilar Mazzetti en alusión a los tratamientos de pacientes infectados con la COVID-19 que, sobre la marcha, se vienen implementando en los nosocomios de todo el mundo. Luego de explicar los protocolos para los casos leves, Mazzetti reveló que para los pacientes de requieren oxígeno se debe insistir en la hidratación endovenosa, el uso de la “bigotera” (manguera para respirar oxígeno), un tratamiento de anticoagulación preventiva y, sobre todo, el criterio médico.

Oxígeno, anticoagulación y criterio médico son palabras claves en la evolución de los tratamientos en todo el mundo.

Desde su puesto como jefe del servicio de neumólogo en el hospital Sabogal del Callao, el Dr. Carlos Iberico comprueba cada día cómo cambian los tratamientos ante la inusual sintomatología de los pacientes afectados por la COVID-19.

Antes que la pandemia llegara al Perú, el Dr. Iberico aplicaba un exitoso tratamiento de hipoxia para pacientes convalecientes de infartos, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), derrames cerebrales, asma y otros males respiratorios. La terapia consistía en ascender durante un fin de semana a ciudades sobre los 3 mil metros de altura, previo chequeo de cada paciente.

En nuestras alturas andinas se da la denominada hipoxia, o escasez de oxígeno. Iberico sabe que “nuestro centro ventilatorio reacciona ante las concentraciones de oxígeno o de anhídrido carbónico (lo que eliminamos). Lo que sabemos ahora es que en condiciones de hipoxia este centro ventilatorio está más estimulado, de tal manera que el movimiento respiratorio se incrementa”, agrega. Este fenómeno ya estaba demostrado, pero los investigadores están sorprendidos con los escasos contagios y muertes producidas por el nuevo coronavirus en ciudades sobre los 3 mil metros de altura.

Hoy en día, Iberico tuvo que postergar esas terapias para dedicarse de lleno a sus pacientes en el hospital chalaco. Pero no perdió comunicación con sus colegas de Cusco, Puno y otras ciudades altoandinas donde se registran pocos casos de contagio y un índice mucho menor de muertes en comparación a ciudades como Lima Metropolitana, Piura, Iquitos y Lambayeque. Incluso, en regiones como Áncash, se puede comprobar la escasa incidencia de pacientes en Huaraz con respecto a la costeña Chimbote.

Una reciente investigación en ciudades sobre los 2.500 msnm en China, Bolivia y Ecuador demostró la baja incidencia de contagios y la menor mortandad. El estudio epidemiológico realizado por especialistas de diferentes nacionalidades demostró que cuando estalló la pandemia en Wuhan el contagio se expandió por todo el gigante asiático, pero las ciudades del Tíbet son las que mostraron menos víctimas y casos fatales.

“El análisis de los datos epidemiológicos disponibles sugiere que las adaptaciones fisiológicas que contrarrestan la altitud del ambiente hipóxico pueden proteger del impacto severo de la infección aguda por el virus”, se pude leer en el informe.

Al respecto, el Dr. Iberico sostiene que se trata de un fenómeno propio de poblaciones adaptadas a la altura, es decir, a la escasez de oxígeno.

“No se trata de trasladar a los pacientes a las ciudades de altura o irse a vivir ahorita para no contagiarse”, advierte el neumólogo. “Lamentablemente, mis colegas no tienen tiempo para armar una investigación similar en las ciudades altoandinas del Perú, pero sí reconocen que casi no hay contagios entre la población nacida en ciudades altas y la mayoría de pacientes afectados son foráneos o con cuadros de otras enfermedades”.

Además del clima seco y la radiación de rayos ultravioleta que neutralizan al virus, Iberico rescata que se trata de un fenómeno de adaptación a la altura propio de los pobladores andinos. “La COVID-19 ingresa al pulmón a través del receptor AC2, pero todo indica que la cantidad de estos receptores es inferior en la población nacida sobre los 3 mil metros sobre el nivel del mar, por eso no se contagia”.

El ACE2 (enzima convertidora de angiotensina 2) es una proteína ubicada en las células del tracto respiratorio, pulmón, corazón, arterias, venas, riñones e intestinos. El virus SARS-CoV-2, el patógeno que causa COVID-19, infecta sus células huésped al reconocer al AC2, que forma parte de un sistema sensible al oxígeno.

La investigación publicada por Respir Physiol Neurobiol, al 30 de abril del 2020 (ver infografía) , reconoce que en alturas superiores a los 3 mil msnm, el ACE2 se reduce notablemente en el músculo liso de la arteria pulmonar: “Se obtuvieron resultados similares en ratas expuestas a condiciones equivalentes a 4.500 msnm, que después de 28 días mostraron niveles aumentados de ACE1 y disminución de la ACE2 en las células del corazón. Estas observaciones son muy relevantes para la patogénesis de la COVID-19, ya que se ha demostrado que el nivel de ACE2 en células epiteliales pulmonares se correlaciona positivamente con la tasa de infección del primer Sars-Cov-2...”.

Por su parte, Gustavo Zubieta, investigador del Instituto Pulmonar y Patología en la Altura (IPPA) y coautor del estudio, explica que, en la altura, la radiación ultravioleta es extrema y sirve como esterilizador natural, y la presión atmosférica es menor que a nivel del mar, lo cual dispersa las partículas del virus, reduciendo el riesgo de contaminación. Esto sumado a los bajos niveles de humedad, permite sostener que en los lugares de altura podría haber menos casos, detalla Zubieta.

En un informe publicado por SciDev.Net se puede leer que “el virus tiene gran afinidad con este receptor (ACE2) y al tener este menor expresión en altura, se obtendría una inmunidad parcial”, explicó Natalia Zubieta, coautora de la investigación, también del IPPA.

Los autores indican que la virulencia de la COVID-19 se reduciría también por la adaptación fisiológica de los pobladores a la altura, asociada a una mayor ventilación y una mayor oxigenación arterial y de tejidos, todo lo cual podría protegerlos del impacto severo de la infección aguda o hacer que la propagación sea más lenta.

“Tenemos mucho que aprender con esta pandemia”, nos dice el Dr. Iberico. Aquí, en Lima, tenemos pacientes infectados y con niveles extraordinariamente bajos de oxígeno en sangre (hipoxia). "Sin embargo, actúan con normalidad y solo nos percatamos de esta neumonía escondida cuando el paciente está grave y requiere respiración artificial. Este problema va de la mano del activo proceso de coagulación sanguínea provocado por la COVID-19.

Con la hipoxia en ciudades altoandinas se desarrolla óxido nítrico que ayuda a la coagulación. “Estamos estudiando la data en Cusco y Puno porque el óxido nítrico retrasa esta coagulación acelerada producida por el virus”.

Otro protocolo para los costeños es usar una cámara hiperbárica que simula la altura. “El problema es que solo el hospital de la FAP tiene cámara hiperbárica”, concluye el neumólogo.

Las cifras

95 es la cifra de contagiados en la región Apurímac. La cifra más baja del Perú.

0,00% Ningún muerto por coronavirus en Ayacucho, Moquegua y Apurímac.

839 casos en Junín, la región altoandina más afectada por su vecindad con Lima.

COVID-19 en Cusco: contra todo pronóstico

El primer caso fatal del nuevo coronavirus en la ciudad-ombligo fue un turista mexicano al que se le complicó con otros males.

Desde entonces, abundaron los pronósticos fatales por tratarse de una de las ciudades más cosmopolitas del Perú y epicentro del turismo extranjero. Sin embargo, toda la región Cusco solo registra 442 casos de contagios y 3 fallecidos, es decir, una letalidad del 0,60 por ciento.

Las cifras son un buen indicador para el renacer de su actividad turística.

La hipoxia es su nuevo atractivo.

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