Lambayeque: Fallecidos por coronavirus no van a fosas comunes
La República accedió a versión de Comando COVID-19 en la que señala que se están cumpliendo los protocolos de inhumación.
La pandemia del COVID-19 ha dejado decenas de víctimas en la región Lambayeque. Cuando este coronavirus ingresa al organismo es impredecible hablar de evolución satisfactoria, pues cada caso es distinto; algunos pacientes se recuperen y otros no. En este contexto, el fallecimiento de personas y su entierro respectivo es algo que no se puede dejar de prever.
Por tal razón, el Comando COVID-19 se avoca también a la tarea del protocolo de manejo de cadáveres. Si bien en un inicio se procedía a la cremación, la falta de lugares para el ejercicio de este procedimiento, el incremento de víctimas mortales y las proyecciones que se hacen conlleva a que la inhumación sea una alternativa factible ante la emergencia.
Sin embargo, en la región Lambayeque se han dado declaraciones de algunas autoridades haciendo referencia a que los fallecidos por coronavirus irían a fosas comunes, término que corresponde a la Segunda Guerra Mundial y se vincula al genocidio Nazi (aunque también aplica para entierros en un misma cavidad). Esto constituye una mala interpretación de las cosas, pues en las labores de inhumación del Comando COVID-19 no se contemplan fosas comunes, sino individuales.
La República tuvo acceso a la versión del trabajo que se viene haciendo con los cuerpos de las personas fallecidas por coronavirus en la región. Se ha informado que los cadáveres son enterrados en fosas individuales de más de 1.5 m. de profundidad.
Además, cada cuerpo tiene su ataúd, el cual es introducido en la fosa individual, previa colocación de una capa de cal. Encima del cajón se echa otra capa de cal y finalmente se procede al entierro.
Habla un especialista
Al respecto, el Dr. Juan Jimenez Lozada, experito médico de la División de Médico Legal de Lambayeque, indicó que el manejo de cadáveres no ocasiona ninguna diseminación en cualquiera de sus formas (cremación o inhumación).
“Sabemos que el virus desaparece si nos lavamos las manos con agua y jabón. Estamos hablando de jabón, una sustancia básica. Si hablamos de la incineración, de quemar un cadáver a más de mil grados centígrados, estamos destruyendo todo lo que pueda haber en ese cuerpo como virus, parásitos, etc. Ahora se está haciendo incineración con un procedimiento especial para que el humo no sea dañino al medio ambiente”, sostuvo el galeno.
En cuanto a la inhumación, dijo: “El entierro tampoco origina ninguna diseminación si es que se realiza con las normas técnicas. Estamos hablando de hacer fosas individualizadas, no fosas comunes, porque eso no es legal. La profundidad de la fosa debe tener más de 1.5m. de profundidad. Al fondo de esa fosa se le rosea una sustancia química que es la cal, que sirve como aislamiento y corrosivo desinfectante. Una vez con el ataúd dentro, se le vuelve a rosear otra capa química, que anula, desintegra y elimina cualquier virus o bacteria. Después se continúa el entierro, dijo el médico Jiménez Lozada.
Muertes en la calle
La tarea de inhumación de cadáveres es la mejor opción con el fin de evitar que ante la posibilidad de colapso de los sistemas funerarios, los cuerpos sean abandonados en las calles.
Este panorama se ha podido apreciar en otros países y es preciso que el Perú se encuentre preparado con el fin de evitar situaciones similares.
Retiro del cadáver
El Comando COVID-19 sostiene además que la inhumación es una alternativa provisional, pues cuando pase esta pandemia y no haya posibilidad de contagio, los familiares podrían solicitar que el cuerpo de un fallecido por coronavirus sea trasladado a un camposanto, ya que dentro del protocolo se establece un registro.