Walter Albán: “En estos momentos, en el Perú, la reacción ciudadana es nuestra única salida”
El exdefensor del Pueblo y exministro del Interior analizó las decisiones que viene tomando el Congreso en torno a buscar controlar entidades autónomas como el JNJ. “Lo que está a punto de concretarse solo podría tener similitud con el gobierno corrupto y autoritario de Alberto Fujimori”.
El exdefensor del Pueblo y exministro del Interior Walter Albán responde sobre el golpe que el Congreso pretende dar contra la Junta Nacional de Justicia. Advierte que ya no quedan instituciones democráticas a las cuales recurrir y que la salida que nos queda a los peruanos es la reacción de la gente.
—¿Qué piensa de la decisión del Congreso de investigar sumariamente a los miembros de la JNJ?
—Es gravísima. Estamos asistiendo a prácticamente la desaparición de lo que quedaba de institucionalidad democrática. Lo que ha pasado en el pasado reciente y lo que está a punto de concretarse solo podría tener similitud con el gobierno corrupto y autoritario de Alberto Fujimori.
—Con particularidades en cada caso.
—Por cierto. En este caso, hemos avanzado por esta senda por el actuar desde el Congreso donde el fujimorismo –que tiene aliados– es la locomotora. Si seguimos en este proceso sin freno, para todo efecto práctico nos ponemos en la misma situación de Venezuela o Nicaragua o cualquier otra República que haya visto a sus sociedades involucionar por el manejo de gente al margen de cualquier escrúpulo o valores. Que un Congreso con más del 90% de repudio de la opinión pública se atreva a hacer esto y no haya reacción, sería grave. Como otros, califico lo que ocurre como un golpe a la institucionalidad democrática del país.
—El argumento de que nadie está exento del control, ¿puede tener algún asidero?
—Me parece un argumento cínico. Ellos en el Congreso lo han usado a su favor. Lo que hicieron en un primer momento fue colocar en el Tribunal Constitucional (TC) a la gente que pudiera servir a sus propósitos. Siguieron con la captura de la Defensoría del Pueblo y destruyeron a la Sunedu. Y el TC ha avalado todo esto, ha dejado sentado que lo que el Congreso hiciera no lo podía cuestionar ningún juez. Lo que están haciendo ahora no solo tiene el propósito de pretender controlar a todo el sistema judicial, incluso el nombramiento de los jefes de la ONPE y el Reniec, sino también blindar a la fiscal de la Nación. La desvergüenza es clarísima. La fiscal de la Nación que tiene que investigar pone todos los recursos para evitar que la investiguen a ella. En este contexto ya no hay separación de poderes y no hay ni habrá independencia judicial. No habrá forma de obtener justicia ante las instancias internas…
—Y ya hay voces que hablan de retirar al Perú del sistema interamericano.
—Exacto. Se decía que antes se había caído en la judicialización de la política. Ahora no es que se esté politizando a la judicatura, sino que se le está canibalizando. Tarde o temprano esto va a terminar generando una reacción en el país que los sacará del poder. Y creo que la señora Keiko Fujimori debe estar notificada de que esta es la lápida sobre cualquier pretensión democrática que quiera exhibir en el futuro. El fujimorismo se ha mostrado tal cual es, no ha cambiado en absoluto.
—Movilizaciones ha habido, y fuertes. El tema es que a pesar incluso de que hubo decenas de víctimas, la coalición se ha mantenido en el poder.
—Sí. Y hay factores que explican por qué ahora mismo no hay movilizaciones en la medida esperada. Entre ellas, que no tenemos a una clase política, las organizaciones políticas se han desacreditado por completo, más parecen mafias. No hay una capacidad de convocatoria que pueda tener la fuerza necesaria. Sin embargo, es sintomático que durante varios meses haya encuestas que dicen que más del 90% no acepta al Congreso.
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—Y cerca de ese porcentaje rechaza al Gobierno de Boluarte.
—En efecto. Lo que ocurre desenmascara por completo lo que está detrás. No es una cuestión política. Se trata de una casta de sinvergüenzas que se han apoderado de prácticamente toda la institucionalidad del Estado. Y a través del uso abusivo de la fuerza, con una represión absolutamente desproporcionada, nos han notificado de que cualquier intento de protesta nos puede costar la vida. Sí, hay factores que pueden generar temor. Pero creo que eso se va a ir superando porque la indignación que producen decisiones como las del Congreso van colmando el vaso.
—Falta saber cuál será la gota que rebalse todo.
—Estamos cada vez más cerca de que esa reacción se produzca. Y permítame decirle algo: en estos momentos, en el Perú, la reacción ciudadana es nuestra única salida. No contamos ya con ninguna entidad para pedirle que actúe democráticamente. Bajo las actuales circunstancias, prácticamente han arrasado con todo el poder, la institucionalidad está siendo desaparecida. Y si queremos que no nos coloquen en la situación de un país democráticamente inviable, tenemos que actuar cuanto antes. Hay posibilidad de conseguir alianzas dentro del aparato del Estado, no hablo desde luego de quienes tienen la conducción o el poder más importante. Yo creo que la fibra moral de este país está resentida pero no ha desaparecido.
—¿Diría que el Congreso y la fiscal de la Nación caminan juntos en este tema?
—Evidentemente. La fiscal de la Nación es una sinvergüenza. Esa señora le ha mentido al país, hasta a la propia JNJ. Cuando le preguntaron en el examen para ser fiscal suprema sobre la situación de su hermana investigada, dijo que jamás intervendría porque quedaba claro que había un conflicto de interés. Y lo primero que hizo fue remover a la fiscal que investigaba a su hermana. Argumentó que lo hizo porque había un informe de baja productividad de la fiscal Revilla y después resultó que era todo lo contrario. Y lo que tiene que ver con sus supuestos títulos y lo que ha decidido sobre investigaciones en materia de derechos humanos… esa señora es una émula de Blanca Nélida Colán.