Política

Manuel Rodríguez Cuadros: “Una de las tareas de Dina Boluarte debe ser establecer un diálogo nacional”

El diplomático peruano se pronunció sobre el intento de golpe de Estado de Pedro Castillo y las tareas pendientes de la administración de Dina Boluarte. “No fue una alteración del orden democrático sino, directamente, una ruptura del orden democrático, un golpe de Estado”, señaló.

Dice que no. Rodríguez Cuadros asegura que no le interesa ocupar ningún puesto en el Gobierno. Es alguien cercano a Boluarte. Foto: Antonio Melgarejo/La República
Dice que no. Rodríguez Cuadros asegura que no le interesa ocupar ningún puesto en el Gobierno. Es alguien cercano a Boluarte. Foto: Antonio Melgarejo/La República

La fracasada aventura golpista de Pedro Castillo es analizada en la siguiente entrevista por el embajador Manuel Rodríguez Cuadros. Ayer renunció a ser representante del Perú ante la ONU. Es alguien que conoce personalmente a Dina Boluarte, la nueva presidenta, y ofrece algunos alcances de lo que puede ser su gobierno.

— Presentó su renuncia como representante del Perú ante la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU). ¿No demoró demasiado, visto todo lo que ha ocurrido en los últimos meses?

Yo renuncié hace unos meses a mi cargo y, posteriormente, se me solicitó si podía permanecer un tiempo más dado que se estaba realizando la Asamblea General de las Naciones Unidas y la política exterior del Perú es una política de Estado. En ese sentido, me pareció razonable, desde el punto de vista que un diplomático debe tener con su país, postergar la fecha de mi renuncia para poder asumir con responsabilidad las acciones diplomáticas...

— Usted regresa cuando deciden volver a nombrar a César Landa como canciller.

No, yo no regreso. Yo presenté mi renuncia y lo único que se hizo fue postergar la fecha de efectividad de la renuncia. La renuncia, en este momento, está vigente pero, adicionalmente, yo he renunciado de manera irrevocable e inmediata puesto que se ha producido un golpe de Estado en el Perú y, como usted comprenderá, eso es incompatible con mis principios democráticos. Yo fui autor y negociador de la Carta Democrática Interamericana...

— ¿No siente usted que debió hacer efectiva la renuncia mucho antes?

— Le estoy diciendo que renuncié hace tres meses y medio...

— Eso lo tengo claro. Lo que le digo es que siguió siendo representante del Estado peruano ante la ONU.

Puesto que, hasta el día de hoy (ayer), el Gobierno de Pedro Castillo era uno constitucional. Un diplomático de carrera como yo había decidido terminar mi gestión a la finalización de la Asamblea General de la ONU, el 31 de diciembre...

— Y dígame...

— Déjeme terminar. El día de hoy (ayer) ha habido una ruptura del orden constitucional y ya es una cuestión de una dimensión que afecta radicalmente mis principios y mis valores y la propia ley del servicio diplomático, que señala que todos los embajadores deben renunciar cuando se produce una alteración o una ruptura del orden diplomático.

Caos. Castillo quiso perpetrar un golpe de Estado, pero estuvo tan mal planificado que apenas duró un par de horas. Foto: difusión

Caos. Castillo quiso perpetrar un golpe de Estado, pero estuvo tan mal planificado que apenas duró un par de horas. Foto: difusión

— ¿Se arrepiente de haber continuado como embajador peruano ante la ONU?

— No, porque yo renuncié hace tres meses y medio y me mantuve en el cargo por una visión de Estado para asumir responsabilidades dentro de un Gobierno que era constitucional. En ese lapso hemos afirmado una diplomacia independiente sobre la guerra en Ucrania, participado en la COP 27...

— ¿No teme que a partir de este momento lo reconozcan como un exfuncionario de un aspirante a dictador?

No sé si usted podría considerar esa condición de aspirante a dictador hasta antes del día de hoy (ayer). Creo que todos los peruanos hemos sido sorprendidos con esta decisión. ¿Usted lo sabía? ¿Por qué se podría exigir que otra persona lo sepa?

— Usted conoció personalmente a Castillo.

— Cuando vino acá, a Naciones Unidas. Antes también, al inicio de su Gobierno, cuando me ofreció ser canciller. Me ofreció tres veces ser canciller de la República y una vez ser presidente del Consejo de Ministros. Siempre le expresé que no podía aceptar porque siempre consideré que no existían condiciones mínimas para que yo pudiera ejercer un cargo ministerial.

— ¿Y qué piensa que se le puede haber pasado a Castillo por la cabeza? Usted es un diplomático con vocación política.

Soy un diplomático con vocación política porque tengo vocación por el Perú. La verdad no sé qué puede haber pensado Castillo. Lo que sí sé es que ha sido una decisión grave, nefasta. Lo que sucedió no fue una alteración del orden democrático constitucional, sino, directamente, una ruptura del orden democrático, un golpe de Estado. No tiene sentido desde el punto de vista de la racionalidad.

Manuel Rodríguez Cuadros. Foto: Ministerio de Relaciones Exteriores

Manuel Rodríguez Cuadros. Foto: Ministerio de Relaciones Exteriores

— Y Castillo había convocado a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que mediara en la crisis.

— Exacto, todo es un contrasentido. Yo no me pronuncié sobre la presencia de la OEA en el Perú porque no me correspondía.

— De acuerdo, pero usted seguro estaba a favor de la presencia de la OEA.

— Pero lógico, y sigo estando de acuerdo, porque la Carta Democrática es un mecanismo de preservación de la institucionalidad y de recuperación de los valores democráticos cuando estos se deterioran. Creo una de las tareas de la presidenta, Dina Boluarte, debe ser establecer un diálogo nacional que permita un Gobierno de concertación y democrático, que pueda generar los consensos básicos para luchar contra la corrupción y asegurar la independencia de los poderes.

— ¿Y qué ocurrirá ahora con la OEA?

Castillo activó la Carta Democrática en la idea de que había un proceso que podía alterar la estabilidad democrática en el Perú. Finalmente, quien alteró la estabilidad democrática fue el propio Gobierno que decidió ir por un golpe de Estado. La OEA tendrá que condenar enérgicamente el golpe, apoyar plenamente la sucesión constitucional y ofrecer a la presidenta Boluarte su capacidad para ayudarla a articular el diálogo, la concertación. La viabilidad del Perú como Estado, como Nación, como proyecto político, pasa por una opción de diálogo con el Congreso, con las fuerzas políticas. Desde el punto de vista de la democracia y los derechos humanos existe una gran opción de convergencia entre la izquierda y la derecha. No tiene por qué ser difícil.

— Usted conoce a Dina Boluarte.

— Sí, por supuesto.

— ¿Tiene contacto permanente con ella?

— Bueno, yo vivo en Nueva York. Yo creo que ella tiene una vocación de diálogo.

— ¿Ha hablado recientemente con ella?

— No.

— ¿Qué piensa de ella?

— Esa es una pregunta ontológica...

— Bueno...

— ¿Qué pienso de Enrique Patriau? Bueno, no hay problema. Yo pienso que ella es una persona que ha demostrado con sus actos... a ver, ella renunció a ser miembro del último gabinete...

Señal. Misión de alto nivel de la OEA que llegó al Perú había presentado recién un preinforme. Foto: AFP

Señal. Misión de alto nivel de la OEA que llegó al Perú había presentado recién un preinforme. Foto: AFP

— Una decisión inteligente, visto lo visto.

— Ha tenido una posición de militancia crítica respecto del Gobierno, una actitud de diferenciación temprana con ciertos sectores políticos y es alguien con autonomía política. Espero que no solo ella, sino que todas las fuerzas políticas apostemos en esta emergencia nacional por el nosotros antes que por el yo.

— ¿Se puede conocer qué tipo de conversaciones ha tenido con Boluarte?

— ¿Qué tipo de conversaciones he tenido con Enrique Patriau? Le devuelvo la pregunta.

— Pero yo no soy presidente del Perú.

— Me sorprende la pregunta. Mira, yo estoy en Nueva York desde el primero de setiembre del año pasado y he regresado al país solo por cuatro días. Evidentemente no tengo contacto fluido con la presidenta.

— Lo pregunto porque, entiendo, usted y Boluarte tienen una relación razonablemente cercana, amigable.

— Tengo una relación cercana con ella, una relación de diálogo personal...

— Ya, bueno, esas son más cosas que las que había dicho antes.

— Son las mismas, solo que las especifico en este momento, pero no hay ningún tipo de articulación política.

— ¿No le interesa participar en el nuevo Gobierno?

— No, yo estoy decidido desde hace muchos años a no desempeñar ningún cargo en el Ejecutivo. Si quiere una precisión, en ningún caso seré ministro de Relaciones Exteriores o premier. Hay que abrir los espacios a nuevas generaciones y hay que construir nuevos liderazgos. Por lo menos en principio no estaría dispuesto a aceptar.

— En principio.

— Yo tengo una concepción distinta de “en principio”. Para usted es “salvo que”. En mi caso es de “ninguna manera”.

— ¿Cree que Boluarte podrá construir una relación razonable con el Congreso? Porque si bien Castillo reveló su vocación antidemocrática, el Parlamento tampoco es que haya tenido una actitud democrática.

— Yo espero, como ciudadano, que, en efecto, la presidenta abra los espacios de diálogo...

— Ella querrá. Lo dijo en su mensaje. La pregunta es si el Congreso acusará recibo.

— Hay que relanzar muchas cosas y eso no ocurrirá si es que el Ejecutivo y el Congreso no dialogan. La política es aritmética. Hay que hacer pactos.

“La institucionalidad democrática resolvió la crisis”

— Un problema para Boluarte es que inicia su gobierno sin bancada.

— Pero Valentín Paniagua tampoco la tenía.

Dina Boluarte

Dina Boluarte es la nueva presidenta del país. Foto: Presidencia

— Claro, pero él tenía un horizonte corto. Boluarte ha jurado al cargo diciendo que se quedará hasta el 2026. Es constitucional, desde luego; sin embargo, le quedarían tres años y medio por delante sin respaldo legislativo.

— He sido mediador en conflictos. Mi experiencia me dice que, independientemente de que un jefe del Estado tenga o no una fuerza política que lo sostenga, hay ocasiones tan críticas en los países que no existe otra posibilidad de generar opciones de diálogo y entendimiento. En ese sentido, la realidad impone un curso de acción a quienes toman las decisiones políticas. Y me parece que en el Perú estamos entrando en esa dinámica. Ya hemos agotado tanto la intolerancia, hemos agotado tanto la incapacidad de conversar, hemos agotado tanto el posicionamiento radical de posiciones que no permiten conciliación que la población ya se encuentra agotada. La economía está en un límite, igual los equilibrios sociales. La situación es tan crítica que es un elemento objetivo a favor de la conciliación, del acuerdo. Más allá de los soportes partidarios, es de esperar que tengamos un Gobierno de viabilidad nacional.

Dina Boluarte

Dina Boluarte brindó una conferencia de prensa en los exteriores del Palacio de Gobierno. Foto: captura TV Perú.

— ¿Cómo queda la imagen peruana luego de todo esto?

— Yo tengo una mirada diferente a lo que otros podrían imaginar. Creo que queda bien. Claro, al inicio del día la imagen era desastrosa, porque el Perú, luego de activar la Carta Democrática Interamericana para preservar cualquier amenaza de alteración constitucional, había promovido un autogolpe para romper ese orden constitucional. Sin embargo, en horas, la actitud de las fuerzas políticas, de las fuerzas armadas, recompusieron esa situación y hoy la noticia en el mundo es que frente a un golpe de Estado fallido la institucionalidad democrática peruana resolvió la crisis. Es la oportunidad de decirle a la comunidad internacional que, a pesar de las diferencias que son reales, todos se unieron para preservar la democracia y por eso hoy tenemos a un Gobierno en línea constitucional y se ha preservado el Estado de derecho.