
Nuevo Aeropuerto Jorge Chávez olvida a la Dirandro: seguridad antidrogas sin celdas ni equipamiento básico
La nueva sede de la Dirandro en el Jorge Chávez carece de condiciones básicas para operar: no tiene celdas, duchas ni equipos modernos. Pese al aumento de vuelos y pasajeros, se relegó la seguridad antidrogas.
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A pocos días de la inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, una grave omisión ha salido a la luz: la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional (Dirandro), clave en la detección de burriers y el combate al narcotráfico, ha sido relegada a espacios reducidos, sin condiciones mínimas de seguridad ni equipamiento adecuado. De acuerdo con lo revelado por el semanario 'Hildebrandt en sus trece', las oficinas asignadas —con paredes de drywall, sin duchas, celdas ni espacio suficiente para el servicio canino— han generado preocupación entre los propios agentes y especialistas en crimen organizado, quienes advierten un serio retroceso en la lucha antidrogas.
Pese a que el nuevo terminal triplica el tamaño del antiguo y promete atender a 40 millones de pasajeros al año, la Dirandro apenas recibió un incremento mínimo de espacio y ningún avance en infraestructura operativa. Las advertencias de congresistas, exjefes policiales y expertos en seguridad fueron ignoradas por la concesionaria Lima Airport Partners (LAP), que priorizó el enfoque comercial sobre las funciones del Estado.
Nuevo Aeropuerto Jorge Chávez olvida a la Dirandro
Perú es uno de los mayores productores de cocaína de la región, y su principal aeropuerto operará sin condiciones reales para frenar el tráfico de drogas, según denunció el congresista y policía en retiro Alfredo Azurín, quien realizó tres visitas a las instalaciones y constató que las oficinas asignadas no cumplen con los requisitos mínimos para la lucha contra el narcotráfico. “La Dirandro requiere implementos tecnológicos, reactivos, muchos elementos que no tendrán disponibles en un lugar tan reducido”, advirtió el parlamentario.
Las nuevas oficinas, de apenas 120 metros cuadrados, tienen paredes de drywall, carecen de duchas, celdas de detención seguras y espacios adecuados para el servicio canino. “Con un puñetazo se destruye una celda”, explicó Azurín, al denunciar que los cuartos originalmente destinados a detención fueron convertidos en dormitorios por falta de espacio. En el antiguo terminal, en contraste, existía una sala de inspección amplia, con espacio para más equipos y mejores condiciones.
Especialistas como el criminólogo Nicolás Zevallos también cuestionaron la falta de previsión: “¿Cómo es posible que en el aeropuerto de uno de los principales países productores de cocaína de la región no se hayan preocupado por habilitar un espacio idóneo para la Dirandro?”, señaló. Además, lamentó que la lucha contra el narcotráfico haya quedado rezagada frente a los intereses comerciales. “Tener un escenario con el doble de tránsito, pero manteniendo la capacidad operativa de la Dirandro es grave”, sostuvo.
El contrato de concesión obliga a Lima Airport Partners (LAP) a proporcionar oficinas adecuadas a entidades estatales, entre ellas la Dirandro. Sin embargo, desde 2003 no se ha actualizado el anexo que define los espacios asignados, y la concesionaria ha cumplido apenas con lo estipulado entonces. Mientras tanto, la falta de tecnología como tomógrafos computarizados y el uso de bodyscans obsoletos comprometen la capacidad de detección de droga ingerida. “Las organizaciones criminales utilizan métodos cada vez más sofisticados y no estamos actuando a la par”, advirtió Azurín.