Los ‘imbéciles’ demostraron, al final, que él era corrupto.,Y se demostró lo que muchos sospechaban: que el ex presidente Alan García fue un corrupto que se suicidó ante la inminencia de que, como él mismo pidió, se lo iban a demostrar. Según el IEP, 83% cree que su trágico deceso fue por una decisión personal debido a la investigación de la fiscalía, mientras solo 12% cree que fue por una presión inadecuada de la misma. La demostración de su culpabilidad que Alan García exigió a quienes él llamó, con su arrogancia y falsedad de siempre, “imbéciles”, llegó ayer en la mañana en un informe de IDL Reporteros que resumió lo que unas horas después expuso el fiscal Domingo Pérez, según el cual Miguel Atala confesó que los sobornos de Odebrecht que él recibió eran, en realidad, para Alan García. Como consecuencia de su colaboración con la justicia, la fiscalía cambió su pedido de prisión preventiva por arresto domiciliario para Miguel Atala y su hijo Samir, y para el hijo de Luis Nava, José Miguel Nava Mendiola, quien también ha dado el testimonio de que Barata le dio el dinero a su padre. Varios hechos los llevaron a colaborar con la justicia, pero uno importante fue la presión familiar con el argumento de por qué los hijos de García iban a estar libres, gozando de los recursos robados por su padre, mientras los hijos de sus testaferros irían presos. Ya no quedan Mantillas en el Apra que se coman la cárcel para blindar a García. Si bien puede haber algunos excesos, lo ocurrido confirma que las prisiones preliminar y preventiva cumplen un papel crucial para llegar a la verdad –como en este caso o en los de los fujimoristas Rolando Reátegui o Jaime Yoshiyama–, así como que los fiscales lava jato están realizando un excelente trabajo y que requieren muchos más recursos para la gran tarea pendiente. La demostración de la corrupción de García es sanadora para un país que creyó que a él nunca lo atraparían pues ‘sabía cómo hacerla’. Aunque muerto, la gente sabrá que no hay intocables, y que la verdad siempre se conocerá. El Apra agonizó en los últimos años para defender a Alan García, quien se suicidó cuando era evidente que los “imbéciles” estaban cerca de demostrar que era un corrupto. ¿Se suicidará también el Apra continuando su defensa vergonzosa de lo ya indefendible?