Comentario al paso sobre una visita fugaz a Santiago. ,Un par de días en Santiago gracias a la invitación de la embajada de Chile a un grupo de periodistas peruanos para conversar con autoridades del gobierno y la oposición me permite concluir que, salvo en el fútbol y la gastronomía, estamos muy lejos del vecino del sur. Me sorprendió, en contraste con el Perú, la solidez de la institucionalidad política, la baja corrupción, y la capacidad de hacer planes para el futuro. Conversar con dos senadores –uno de oposición, otro oficialista– como José Miguel Insulza y Andrés Allamand permite comprobar un respeto básico entre políticos de orillas opuestas pero con coincidencias claves. El ex secretario general de la OEA Insulza nos comentó que en Chile sería inconcebible que el perdedor en una elección presidencial no salude al ganador antes de dos horas de anunciado el resultado el mismo día de la votación. Los periodistas peruanos nos miramos recordando a una señora que no pudo hacerlo ni en dos años. Las formas y la creencia de que a veces se gana y a veces se pierde es lo normal en Chile. Otro senador, Guido Girardi –una especie de Ciro Peraloca–, que desde la izquierda y con las banderas verdes de la ecología desarrolla el concepto del Congreso del Futuro para acercar las decisiones políticas a la ciencia, en lo cual tiene el respaldo del presidente Sebastián Piñera, da cuenta de un país mirando al mañana. La ministra secretaria general Cecilia Pérez –vocera del gobierno– da cuenta de un sistema de comunicación al país de lo que hace el gobierno en función de lo ofrecido en el plan de gobierno; el ministro de Desarrollo Social, el excanciller Alfredo Moreno, explica cómo se está mejorando la calidad de vida de las poblaciones vulnerables gracias a la articulación del Estado, el empresariado y la sociedad civil, en el esfuerzo de lograr que Chile sea el primer país desarrollado de América Latina; y el alcalde de Santiago explica en la inauguración de la feria del libro, donde el invitado es Perú, su compromiso con la cultura. César Campos me recordó en el viaje que hace quince años yo escribí una columna diciendo que cada vez que volvía del extranjero sentía frustración por lo que pasaba y no pasaba en el Perú. Sí, le dije, pero eso era cuando volvía de Japón, Singapur, Taiwán o Nueva Zelanda, no como ahora que vuelvo de Chile. Por eso, medio en broma, le comenté a ese gran embajador de Chile en el Perú que es Roberto Ibarra: ¿nos invita para ver qué pasa en su país o para darnos envidia? Celebro, en todo caso, lo bien que está haciendo Chile las cosas.