El primer país de América Latina que construirá un submarino nuclear y que busca convertirse en potencia marítima mundial
El submarino nuclear Álvaro Alberto, que entraría en operación en 2034, busca mejorar la vigilancia y protección de recursos marítimos estratégicos de Brasil.
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A finales de la década de 1970, cuando gran parte de América Latina veía con desconfianza la energía nuclear, Brasil decidió apostar por un proyecto sin precedentes: el Programa Nuclear de la Marina (PNM). Más que fabricar un submarino, la meta era dominar cada etapa del proceso del combustible nuclear, crear su propio sistema de propulsión naval y, sobre todo, demostrar que podía alcanzar la independencia científica frente a las grandes potencias del mundo.
De esa ambición nació el SN Álvaro Alberto, el primer submarino nuclear brasileño, llamado así en honor al almirante que impulsó la investigación atómica en el país. Su construcción forma parte del Programa de Desarrollo de Submarinos (PROSUB), iniciado en 2008 con cooperación francesa, y hoy representa el corazón de la renovada estrategia marítima de Brasil.
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El dominio del combustible nuclear por parte de Brasil
Durante los años 80, el Programa Nuclear de la Marina (PNM) atravesó una etapa de expansión sin precedentes, motivada por la necesidad de fortalecer la defensa nacional en pleno contexto de la Guerra Fría. En 1988, la Marina alcanzó un logro histórico: dominar por completo el ciclo del combustible nuclear, un avance que colocó a Brasil muy cerca de alcanzar la tan anhelada autonomía tecnológica.
Con el fin de la Guerra Fría, la prioridad del país cambió. En los años noventa, las urgencias económicas y sociales desplazaron la atención del sector militar, y los recortes presupuestarios golpearon con fuerza al programa. La firma del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en 1998 sumó nuevas limitaciones, reduciendo aún más los recursos disponibles y frenando el ritmo de desarrollo.
Aun así, la Marina nunca abandonó su propósito. De manera discreta, sus equipos de investigación continuaron trabajando, mejorando el diseño del reactor naval y manteniendo viva la experiencia técnica, incluso en los momentos más difíciles.
La reactivación del PROSUB
En 2008, durante el gobierno de Lula da Silva, Brasil dio un paso decisivo al lanzar la Estrategia Nacional de Defensa (END) y reactivar el ambicioso programa PROSUB. Gracias a un acuerdo con Francia, se inició la construcción de un complejo industrial y naval en Itaguaí, estado de Río de Janeiro, donde hoy toma forma la nueva generación de submarinos del país.
El plan contempla la fabricación de cuatro submarinos convencionales de la clase Riachuelo, basados en el modelo francés Scorpène, pero adaptados a las condiciones y necesidades brasileñas:
- Riachuelo (S-40) y Humaitá (S-41) ya están en servicio.
- Tonelero (S-42) se encuentra realizando pruebas en el mar.
- Almirante Karam (S-43) está en las etapas finales de construcción.
Sin embargo, la joya del PROSUB es el SN Álvaro Alberto (SN-10), un submarino nuclear de ataque cuyo sistema de propulsión y reactor experimental están en proceso de ensamblaje. Si todo avanza según lo previsto, su entrega se concretará alrededor de 2034, marcando un hito histórico: Brasil se convertirá en el primer país del hemisferio sur en operar un submarino con propulsión nuclear.
Las características del submarino nuclear Álvaro Alberto
Con un costo cercano a los 300 millones de euros, el submarino nuclear Álvaro Alberto no solo representa un nuevo capítulo en la cooperación entre Brasil y Francia, sino que impulsa la creación de una tecnología capaz de cambiar el equilibrio de poder en el Atlántico Sur. Este ambicioso proyecto colocará a Brasil dentro de un selecto grupo de potencias navales con capacidades de propulsión nuclear.
El Programa PROSUB tiene como meta principal proteger la vasta “Amazonía Azul”, nombre con el que se conoce a la zona económica exclusiva de Brasil: un territorio marítimo de millones de kilómetros cuadrados rico en petróleo, gas y biodiversidad. Dentro de este plan se contempla la construcción de cuatro submarinos convencionales clase Scorpène, de los cuales tres ya han sido botados o entregados, además del buque insignia del proyecto: un submarino de propulsión nuclear.
Un submarino nuclear ofrece bastantes ventajas estratégicas. Puede realizar operaciones de combate, recorrer grandes distancias sin necesidad de reabastecerse, mantenerse sumergido durante meses y alcanzar velocidades mucho mayores que las de un submarino convencional. Para Brasil, esto se traduce en una mayor capacidad para vigilar, proteger y defender sus rutas comerciales y sus recursos marítimos con autonomía y poder disuasivo.

























