Inmigrantes latinos en Florida enfrentan temor a deportaciones de Trump y prefieren no hablar español ni salir a las rutas
La comunidad hispana en Florida está viviendo momentos de temor ante los operativos migratorios que incluyen detenciones masivas de inmigrantes.
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La política migratoria implementada bajo la administración de Donald Trump ha desencadenado una auténtica cacería de inmigrantes latinos en Florida. Tanto indocumentados como personas con permisos temporales o tarjetas de residencia viven bajo un temor constante, y evitan salir a las calles, hablar en español en público e incluso enviar a sus hijos a la escuela.
“La gente evita salir a la ruta con sus autos. Un simple ticket (multa) de tránsito te puede llevar a la cárcel y, de ahí, a la deportación”, expresó a TN la activista argentina María Bilbao, coordinadora de campañas de la American Friends Service Committee Experience, una organización de Florida que defiende los derechos migratorios.
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No importa si la persona posee la conocida “green card” (tarjeta de residencia) o un permiso temporal oficial. La “portación de cara”, término acuñado por Bilbao, puede ser motivo suficiente para que un agente de la patrulla de carreteras o del Servicio de Control de Inmigración (ICE) detenga a cualquier latino bajo sospecha de ser indocumentado.
Miedo y restricciones en la vida diaria de los latinos en Florida por las políticas migratorias de Trump
Según testimonios de activistas y abogados que protegen los derechos de los migrantes, muchas personas prefieren no transitar las carreteras por temor a ser arrestadas por la patrulla vial o por agentes de inmigración, aun cuando tengan documentación legal.
Los inmigrantes indocumentados salen de sus casas solo para ir al trabajo y regresan lo más rápido posible. Algunos evitan ir al supermercado, hablar en español en público e, incluso, en situaciones extremas, dejaron de llevar a sus hijos al colegio.
“Hace un mes, recibí el llamado de una maestra del centro de Florida. Me dijo que, en dos semanas, dos niños se quedaron sin sus mamás. A una la detuvieron en una carretera y a la otra en una corte, por una multa de tránsito. Es terrible lo que está pasando”, señaló la activista María Bilbao.
Las cifras oficiales reflejan la gravedad del problema: en solo una semana, más de 1.200 migrantes fueron deportados en Florida, y miles más fueron detenidos en todo Estados Unidos. Los operativos incluyen agentes migratorios, la DEA (Administración de Control de Drogas), la patrulla de carreteras e incluso el servicio postal. Muchos realizan detenciones sin identificarse, a veces encapuchados, afectando a mujeres, niños y personas con permisos legales.
Consecuencias económicas y sociales de la política migratoria en Florida
La persecución masiva a inmigrantes comenzó el 20 de enero, mismo día en que Donald Trump inició su segundo mandato. El presidente estadounidense afirmó que están en la mira hasta 11 millones de personas.
Los inmigrantes indocumentados representan una parte fundamental de la fuerza laboral en sectores clave como la agricultura, la construcción y los servicios. “Ahora falta mano de obra. Los migrantes hacen el trabajo que muchos ‘americanos’ no quieren hacer”, remarcó la activista.
Un informe de la empresa Eagan Immigration advierte que deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados podría reducir el Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos hasta en un 7,4 % para 2028, siendo Florida uno de los estados más afectados.
En este contexto, la comunidad latina queda atrapada entre el miedo a la deportación y la necesidad de trabajar para subsistir, mientras que organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian la desaparición de detenidos y la falta de garantías legales para los inmigrantes.
























