El trágico final del cura que se ató a 1.000 globos con helio para una obra de caridad en Brasil
En 2008, el también experimentado paracaidista buscó recaudar fondos para su comunidad de una peculiar forma; sin embargo, jamás imaginó que su idea le quitaría la vida.
Adelir Antonio de Carli era un querido sacerdote en el municipio de Paranaguá, en Brasil. Su compromiso por el bien de su comunidad era tal que decidió llevar a cabo un osado plan en 2008: se ataría a 1.000 globos con helio para volar hasta Dourados, con el único fin de recaudar dinero que permitiría construir un centro de descanso a camioneros. Sin embargo, jamás imaginó que la vida le tendría preparado un trágico final.
El último vuelo
Aunque para algunos era descabellada la idea de que Adelir pueda volar con tan solo mil globos, resulta que esta no era la primera vez lo hacía., ya que el 13 de enero de ese año hizo un recorrido de 110 kilómetros, junto a 600 globos. Sin embargo, la meta para el 20 de abril era distinta. Esa mañana, con una mochila y sentado en una silla atada a 1.000 globos con helios, el sacerdote partió rumbo a su travesía.
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Lamentablemente, de Carli no previó el mal clima que habría ese día, puesto que terminó adentrándose hacia las costas de San Francisco del Sur, en Santa Catarina. Al ver que se encontraba en peligro, pidió auxilio a través de un celular que tenía consigo, por lo que las autoridades se movilizaron de inmediato en su búsqueda.
Los feligreses del sacerdote tuvieron que esperar casi tres meses para obtener información sobre Adelir. Finalmente, el 4 de julio, se alertó a las autoridades del hallazgo de un cadáver a 100 kilómetros de Macaé, el cual sospechaban que se trataba de su cuerpo.
Los globos fueron hallados en medio del mar de Brasil. El Confidencial
Gracias a una comparación de muestras de ADN con el hermano del párroco, las autoridades lograron identificar los restos de Adelir Antonio. “La mitad inferior de un cuerpo humano fue encontrada flotando en la superficie del océano”, reportaron medios locales.
Aunque nunca se supo qué pasó exactamente con el hombre, expertos señalaron que los vientos elevaron a una gran altura a la víctima y lo arrastraron sobre el mar cuando en realidad tenía que seguir un trayecto junto a la costa. En algún momento debió perder el equilibrio o su silla se desenganchó y cayó sin poder abrir su paracaídas de emergencia.