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Leonarda Cianciulli, la tarotista que mataba a sus clientas para proteger a su hijo de una maldición

La asesina serial realizaba sacrificios humanos y convertía a sus víctimas en jabones, tortas o pastillas de té. Su hijo peleaba en la Segunda Guerra Mundial y quería protegerlo de la muerte.

Leonarda Cianciulli fue capturada a mediados de 1940 y no confesó sus crímenes hasta que su hijo Giusseppe se perfiló como sospechoso. Foto: composición LR/Leyendaslegendarias.com
Leonarda Cianciulli fue capturada a mediados de 1940 y no confesó sus crímenes hasta que su hijo Giusseppe se perfiló como sospechoso. Foto: composición LR/Leyendaslegendarias.com

La infancia, adolescencia y adultez de Leonarda Cianciulli siempre estuvo marcada por la tragedia. Siendo una niña sufrió el maltrato de sus padres y ya de grande intentó quitarse la vida dos veces. A los 21 años, contrajo matrimonio con Raffaele Pansardi, un trabajador de correos. Eso provocó la ira de su madre, quien había planeado casarla con un primo suyo en Italia.

En venganza, Emilia, la progenitora de Leonarda, lanzó toda clase de exabruptos y maldijo a la pareja de recién casados. Uno de los maleficios que la aterraron fue que ‘ninguno de sus hijos podría sobrevivir’. La italiana se embarazó 17 veces: perdió 13 hijos y sobrevivieron cuatro.

 Leonarda Cianciulli, la primera asesina en serie de Italia. Foto: Storie di Napoli

Leonarda Cianciulli, la primera asesina en serie de Italia. Foto: Storie di Napoli

Debido a estos trágicos sucesos, Leonarda se obsesionó de forma patológica en proteger a sus hijos para salvarlos de la maldición de su madre. Una gitana también le auguró un futuro desolador: “En tu mano derecha veo prisión; en tu izquierda, un manicomio”. Y no se equivocaba.

Raffaele, que se había vuelto alcohólico, estuvo preso por cometer fraude. Tras su libertad, la familia se mudó a Potenza; pero, tres años después, en julio de 1930, se produjo un terremoto que destruyó su casa. Sin nada que rescatar, juntos emprendieron camino a Correggio.  

 Leonarda Cianciulli y su esposo Rafaele Pansardi. Foto: La Vanguardia

Leonarda Cianciulli y su esposo Rafaele Pansardi. Foto: La Vanguardia

¿En qué momento Leonarda se convirtió en una asesina serial?

Instalada en su nuevo hogar, Leonarda abrió una pequeña tienda donde vendía ropa de segunda mano, jabones y hasta leía las cartas. Según especialistas en criminología, ella aprendió sobre magias, hechizos y ciencias ocultas para 'contrarrestar’ la supuesta maldición de su madre.

Sin embargo, su tranquilidad se tornó en angustia, miedo y pesadumbre cuando su hijo Giuseppe decidió enlistarse al ejército durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué hizo Leonarda? Elaboró un siniestro plan que consistía en realizar sacrificios humanos para proteger a su vástago de la muerte. Las víctimas fueron sus propias clientas, que acudían a ella en busca de consejos.

 Giuseppe, el hijo de Leonarda Cianciulli. Foto: TuAMC

Giuseppe, el hijo de Leonarda Cianciulli. Foto: TuAMC

Los sacrificios humanos

El modus operandi de Leonarda consistía en invitar una copa de vino a sus clientes, previamente envenenada con somníferos, y, una vez dormidas, las asesinaba y descuartizaba. Los restos eran convertidos en jabones, tortas y pastas de té, que después vendía o regalaba a sus seguidoras.  

La primera de sus víctimas fue Ermelinda Faustina Setti, de 70 años, quien le pidió ayuda para conseguir un esposo. Engañada por Cianciulli, ella pensó que un hombre la esperaba en la provincia de Polla, por lo que decidió viajar para encontrar el amor, pero antes fue asesinada.

Francesca Clementina Soavi, una mujer que deseaba conseguir trabajo en un internado femenino de Piacenza, fue su segunda víctima. Lo mismo pasó con Virginia Cacioppo, una excantante que buscaba trabajar en Florencia.

 Víctimas de Leonarda Cianciulli. Foto: La Vanguardia

Víctimas de Leonarda Cianciulli. Foto: La Vanguardia

“Eché los trozos en una olla, agregué 7 kilos de soda cáustica (que había comprado para hacer jabón) y agité la mezcla hasta que las piezas se disolvieron en una papilla espesa, oscura, que vertí en varios recipientes y, luego, arrojé a una fosa séptica”, relató Leonarda en sus memorias.

 La olla utilizada por Leonarda Cianciulli durante sus crímenes. Foto: La Vanguardia

La olla utilizada por Leonarda Cianciulli durante sus crímenes. Foto: La Vanguardia

La caída de Leonarda

La tarotista fue capturada a mediados de 1940 y no confesó sus crímenes hasta que su descendiente Giusseppe se perfiló como sospechoso. "No quiero que mi hijo asista a mi interrogatorio. Te diré todo lo que quieras; condenarme también, pero mi hijo es inocente y no quiero que me escuche", declaró Leonarda durante su juicio.

La señora fue condenada a 30 años de prisión por triple homicidio, robo y profanación de cadáver. Sin embargo, fue trasladada al Asilo de Aversa, el primer hospital psiquiátrico judicial de Italia. Leonarda falleció a los 77 años producto de una hemorragia cerebral.

 Las armas del crimen de Leonarda Cianciulli expuestas en un museo. Foto: La Vanguardia

Las armas del crimen de Leonarda Cianciulli expuestas en un museo. Foto: La Vanguardia

Sus últimas palabras, según el cineasta Luigi Comencini, habrían sido: “La ley me ha condenado… ¿Y qué me importa su condena? Treinta años, cadena perpetua, fusilamiento... ¿pero qué me interesa? Diecisiete niños —¡ah, querida!—, si trece niños mueren para ti también, ¡no solo harías lo que yo hice! Solo una madre puede entenderme, ¡la ley nunca!”, finalizó.