Imillas skate, las bolivianas que reivindican sus orígenes usando polleras sobre ruedas
Las jóvenes usan el atuendo típico de Bolivia con el objetivo de derribar prejuicios e impulsar a más mujeres a animarse a subirse a una patineta para aprender este deporte.
Las polleras que son un símbolo de identidad en Bolivia han incursionado en un deporte extremo: el skateboarding. Un grupo de jóvenes bolivianas utilizan esta vestimenta para subirse a una patineta y poner a prueba su equilibrio para reivindicar la inclusión de las mujeres en un deporte reservado para hombres.
Imilla Skate se llama ese grupo de mujeres skaters bolivianas que también promueve el deporte extremo femenino. Imilla, palabra que existe tanto en aymara como en quechua, dos de las lenguas habladas en el país del altiplano, es el equivalente a “piba” en la Argentina y “garota” en Brasil.
Este grupo nació en la ciudad de Cochabamba cuando se juntaron para filmar un video para un concurso, pero el impacto del mismo fue tal que dejaron a un lado el concurso y se volvieron una agrupación que desde tres años también está presente en La Paz, contó Aydé Choque, una de las integrantes.
En diálogo con Télam, María Belén Fajardo, quien con sus 21 años es la menor de las Imilla Skate, declaró: “La pollera es empoderamiento. Mi madre no quería que patine porque era una actividad de los varones. Mi abuela dejó de usar la pollera por problemas de salud. Pero ahora las dos están orgullosas de que lo hago”.
La socióloga Silvia Rivera indica que las comunidades indígenas en Los Andes decidieron, por un lado, transar con la colonia y, por otro lado, mantener vivas sus costumbres, su idioma y su cosmovisión.
En materia de vestimenta, los varones se dejaron influenciar de occidente y suelen vestir trajes o pantalones vaqueros como cualquier ciudadano europeo. Pero no así en las mujeres, quienes preservaron los mismos vestidos desde hace siglos y enseñaron las lenguas originarias a sus hijos desde la lactancia.
“La pollera es empoderamiento", contó María Belén Fajardo. Foto: National Geographic
No obstante, vestir pollera, que en Los Andes es un tipo particular de falda empleada solo por mujeres indígenas y que a pesar de su origen colonial es considerado un símbolo indígena, es mucho más caro que lucir pantalones y remera, por eso las nuevas generaciones visten como el resto de los jóvenes.
Sin embargo, es creciente la tendencia a volver a esas ancestrales prendas de vestir. De hecho, en esos planos sociales se plasma la decisión de las Imilla Skate de practicar deporte vestidas como sus ancestras.
La primera presentación pública del colectivo sucedió el 7 de abril de 2019, en ocasión del Día del Peatón en Cochabamba. A partir de ese momento, filmaron sus actividades, crearon su sitio web y atrajeron la atención de medios internacionales, como la National Geographic.
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Elinor Buitrago, de 24 años, está casada con otro skater, con quien tiene dos niños de un año. Los pequeños aprendieron a caminar al año y poco después ya estaban intentando subirse al skate. La joven narra que es porque veían a sus padres patinar. “Tienen rodilleras y coderas y ya empiezan a hacerlo”, comentó.
“Surgimos como el primer grupo boliviano de mujeres que motive a las niñas a practicar este deporte”, señaló a Télam. Y añadió: “Aquí, en Cochabamba, la mujer de pollera representa la lucha y la cultura”.
“Nos sentimos mal por la discriminación a la mujer de pollera y por eso quisimos mandar un mensaje”, concluyó María Belén tras rememorar que, durante el Gobierno de facto de Jeanine Áñez Chávez, Resistencia Juvenil Cochala, un grupo de choque de los golpistas, prohibió el ingreso de mujeres indígenas a la ciudad.
Imilla Skate se llama el grupo de mujeres skaters bolivianas que promueve el deporte extremo femenino. Foto: National Geographic
“Antes del gobierno del MAS (Movimiento al Socialismo, que lidera el expresidente Evo Morales) no se tomaba en cuenta a las mujeres con polleras”, afirma Elinor. “No hay muchas mujeres de pollera que trabajen en los bancos o en las oficinas y esto es algo que queremos cambiar”.
“Patinar es sentirnos libres”, concuerdan las entrevistadas. Y afirman que pueden lograrlo pese a que la pollera complica la práctica de skate porque no permite visualizar libremente los pies, algo indispensable en este deporte. Por otra parte, como indica Fajardo, “ayuda a amortiguar los golpes en las caídas”.
Cabe mencionar que muchas de las chicas hallaron un “refugio” en esta agrupación por el apoyo para seguir aprendiendo de skate y no rendirse, pero también para sentir orgullo de “sus raíces” con la vestimenta típica.
“Para mí ha sido hermoso entrar al grupo, uno por el skate y dos por poder enorgullecerme de la vestimenta de las cholitas y ayudar a que otras chicas sientan el mismo orgullo”, relató Nayeli.
Uno de los mayores “sueños” de las “imillas” es abrir una escuela de skate que cuente con toda la indumentaria de seguridad para que más niñas, adolescente y jóvenes se animen a probar sus habilidades y que sientan la adrenalina de deslizarse en la patineta, sostuvo Aydé Choque.