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Un cabecilla de la sanguinaria banda criminal de la Cota 905 está en Perú, revela Maduro

El presidente venezolano aseguró que compartirá información detallada con el Gobierno de Pedro Castillo sobre el paradero de los delincuentes.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acusó a las autoridades estadounidenses y colombianas de proteger a Carlos Revete, alias ‘Coqui’, y a Garbis Ochoa, alias ‘El Galvis’, ambos miembros de la banda liderada por el primero de ellos.

‘Coqui’ y el resto de miembros de la banda han protagonizado en los últimos meses una escalada de violencia en las inmediaciones de la Cota 905, una carretera situada en el oeste de Caracas, sector con más bandas delictivas activas.

El gobernante venezolano señaló que los delincuentes “salieron huyendo” de Venezuela, aunque, según él, ‘Coqui’ ―por quien se ofrece una recompensa de 500.000 dólares― y ‘El Galvis’ están “protegidos en Colombia por el Gobierno de Iván Duque”, de acuerdo al diario El Nacional.

“Ellos le daban plata (dinero), drogas y armas para que armaran una guerra en Caracas contra el pueblo”, indicó Maduro, quien además ha detallado que “uno de los cerebros (de la banda) está en Estados Unidos”, cuenta con visado y “está protegido” por el Gobierno.

Del mismo modo, el mandatario reveló que otro de los líderes de la banda de ‘Coqui’ se encuentra en Perú, por lo que las autoridades de Venezuela compartirán con el Gobierno de este país toda la información de la que disponen sobre la presencia de los delincuentes en dicha nación.

Venezuela registra una de las tasas de inseguridad más altas del mundo, con 12.000 muertes violentas al año, según el Observatorio de la Violencia del país: son 45,6 decesos por cada 100.000 habitantes, siete veces el promedio mundial.

La alarmante cifra responde principalmente al crimen organizado, que ha florecido en la base del narcotráfico, la extorsión y el secuestro, pero también a la corrupción y la mala gestión del Estado.

Miembros de la banda de la Cota 905 ordenan a los vecinos quedarse en casa, prohíben el libre tránsito y amenazan a la policía con represalias si suben a su territorio. Desde lo alto de una favela montañosa con calles de arena y precarias viviendas, lanzan disparos hacia edificios, autos y transeúntes.

Los delincuentes se resguardan en trincheras reforzadas con sacos de arena que les permiten ver casi todo, mientras accionan sus armas de guerra. Este tipo de mega bandas migró de una “criminalidad nómada” a una “sedentaria”, recoge AFP.

Pasaron a controlar zonas con el dinero obtenido con la extorsión, el secuestro y el tráfico de drogas. La organización de ‘Coqui’, por ejemplo, controla el sector de El Cementerio, llamado así por colindar con un gigantesco camposanto, al que suelen lanzar desde la colina que lo circunda cadáveres de personas presuntamente ejecutadas.

En 2013 se crearon las llamadas “zonas de paz”, lugares en los que la policía se comprometía a no entrar a cambio del compromiso de la banda de cesar su actividad delictiva. Según expertos, fue una “idea romántica”, pero un grave error que permitió a los criminales prosperar.

Las bandas comenzaron a imponer su ley en aquellas zonas. Hoy por hoy, los habitantes de la Cota 905 se cuidan la espalda con cada tormenta de balas.