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Brasil bordea las 300.000 muertes por COVID-19 en medio de colapso sanitario

Siguen las críticas a la cuestionada gestión de Jair Bolsonaro, que trabaja de forma desarticulada con los gobernadores regionales para afrontar el agravamiento de la pandemia.

El líder de la ultraderecha continúa negando la gravedad de la pandemia del coronavirus. Foto: AFP
El líder de la ultraderecha continúa negando la gravedad de la pandemia del coronavirus. Foto: AFP

Brasil, el país más azotado por la pandemia en la actualidad, bordea los 300.000 muertos por el coronavirus, mientras que la escasez de oxígeno y medicamentos para los contagiados por el virus amenaza con agravar el colapso que ya vive el país por la falta de cupos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) ante el creciente número de ingresos.

La crítica situación tiene al gigante sudamericano en jaque, pues, además de la fuerte crisis que se vive en el sistema de salud, permanecen las críticas a la cuestionada gestión del Gobierno de Jair Bolsonaro, que trabaja de forma desarticulada con los gobernadores regionales para enfrentar el recrudecimiento de la pandemia en el país.

Mientras que algunos de los estados más poblados de Brasil, como Sao Paulo y Río de Janeiro, adoptaron severas medidas para frenar los contagios, el líder de la ultraderecha continúa negando la gravedad de la pandemia. El mandatario asegura que la nación es un ejemplo en el manejo de la misma y hasta ha acudido a la Corte Suprema para limitar los poderes de los titulares regionales.

El órgano judicial rechazó este martes 23 de marzo la petición del mandatario tras calificarla de “totalitaria”, y ratificó la decisión que ya había dado desde el 2020, de que Gobiernos regionales y locales tenían autonomía para imponer medidas restrictivas contra la COVID-19, siempre y cuando estén respaldadas por un comité científico.

Bolsonaro, uno de los líderes más negacionistas del virus, incentiva a los brasileños a salir a las calles, no tiene reparo en participar en actos públicos aglutinados y sin protección, y critica constantemente el endurecimiento de medidas adoptadas por alcaldes y gobernadores del país, como el cierre de comercios y toques de queda para restringir la movilidad y evitar la propagación de la enfermedad.

A la crisis se suma un Ministerio de Salud a la deriva, ya que ocho días después de haber sido nombrado Marcelo Queiroga como nuevo titular —el cuarto durante la pandemia— solo hasta este martes asumió como jefe de la cartera en lugar del general del Ejército Eduardo Pazuello, en una ceremonia privada que no fue agendada por la Presidencia.

La interinidad trabó aún más la gestión frente al coronavirus del ministerio, que adelanta una lenta campaña de vacunación y opera de forma reactiva, buscando apagar los incendios ocasionados por la escasez de oxígeno y la falta de insumos para las UCI, sin un plan concreto para enfrentar la crisis sanitaria en Brasil.

Desde el 17 de enero, cuando se inmunizó a la primera persona en Brasil, se han aplicado unas 14 millones de dosis en todo el país, es decir, que de los más de 210 millones de habitantes que tiene la nación, tan solo el 6,6% ha recibido al menos una dosis de algún fármaco contra el SARS-CoV-2.