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Iba a ser ejecutado con una inyección letal, pero exige ser fusilado por un pelotón

Michael Wade Nance asegura en su demanda que el primer procedimiento le causaría un “dolor insoportable”.

Michael Wade Nance fue sentenciado a muerte por un asesinato cometido en 1993. Fuente: Departamento de Correcciones de Georgia.
Michael Wade Nance fue sentenciado a muerte por un asesinato cometido en 1993. Fuente: Departamento de Correcciones de Georgia.

Un asesino convicto de Georgia (Estados Unidos) ha demandado al sistema penitenciario de dicho estado, solicitando que se le aplique la pena de muerte mediante un pelotón de fusilamiento, pues asegura que la inyección letal que se aplica en estos casos le causaría un “dolor insoportable”.

En su denuncia, presentada el miércoles, Michael Wade Nance advierte que sus venas son “inadecuadas” para una inyección letal, pues son “difíciles de encontrar”, tienen paredes delgadas y están “terriblemente dañadas”. Por ello, el procedimiento haría que estas “pierdan su integridad estructural”, causando que la droga aplicada se filtre a los tejidos vecinos.

El condenado también alega que el medicamento que toma para su dolor crónico de espalda ha cambiado su química cerebral, por lo que el pentobarbital podría no dejarlo inconsciente de forma adecuada. Sumado a lo anterior, ello causaría un “dolor insoportable” que violaría sus derechos constitucionales, afirma el documento.

La solución que plantea Nance es la ejecución por un pelotón de fusilamiento, una alternativa que considera “rápida y virtualmente indolora”, además de “más confiable” que el otro método.

El hombre fue sentenciado a muerte en 2002 por haber asesinado a Gabor Balogh luego del robo de un banco en 1993, según informa el diario The Atlanta Journal-Constitution.

“Si él necesita un pelotón de fusilamiento, pues déjenle tenerlo. Ciertamente es una petición original”, manifestó Danny Porter, Fiscal del Distrito del condado de Gwinnett, al enterarse de la demanda.

Georgia dejó de fusilar a los condenados a muerte en 1924. La más reciente ejecución de este tipo en Estados Unidos ocurrió en 2010, en Utah.