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Superviviente de Hiroshima al papa: “Aunque sobreviví ya no puedo vivir como ser humano” [VIDEO]

Durante su visita a Hiroshima, el papa Francisco se entrevistó con algunos sobrevivientes de la bomba atómica y escuchó los terribles momentos que pasaron.

El papa Francisco condenó el uso de armas nucleares.
El papa Francisco condenó el uso de armas nucleares.

El papa Francisco viajó a Nagasaki e Hiroshima, en Japón, para lanzar un llamamiento contra las armas nucleares y pedir el desarme total. Calificó de “crimen” el uso de la energía atómica con fines militares.

También pudo escuchar los testimonios de los sobrevivientes de los ataques. Algunos de ellos contaron las terribles huellas que dejaron aquellos episodios.

“Mi madre y mi hermana mayor murieron carbonizadas”, declaró a la prensa Sakue Shimohira, de 85 años, sobreviviente de Nagasaki, que entregó al papa flores blancas ante el principal monumento del parque la paz, lugar central del impacto de la bomba.

"Aunque uno sobreviva ya no puede vivir ni morir como un ser humano. Es el horror de las armas nucleares", agregó la mujer.

En Hiroshima, muchos supervivientes subieron al podio. Francisco los saludó uno a uno y abrazó a una mujer que lloraba.

Otro de los relatos fue el de Yoshiko Kahimoot, quien aseguró que vivió un “infierno” aquel 6 de agosto de 1945 en Hiroshima.

Ella era una joven de 14 años, estudiante de tercer año y estaba a 2,3 kilómetros al norte del hipocentro trabajando en una fábrica de piezas para hélices de avión. “En un momento entró una luz azul entró por la ventana, pensé que era una bomba y la fábrica colapsó”, explicó.

"Me di cuenta de los gritos de mis amigos, pero estaba oscuro, y yo no podía moverme porque estaba enterrado debajo de madera y azulejos (...) Cuando salí, todos los edificios circundantes estaban destruidos. Estaba tan oscuro como la noche y olía a pescado podrido", contó.

“Había gente caminando de lado a lado como fantasmas, personas cuyo cuerpo entero estaba tan quemado que no podía distinguir la diferencia entre hombres y mujeres, sus cabello erizados, con los rostros hinchados del doble de tamaño, los labios desprendidos, con las dos manos extendidas y la piel quemada colgando”, describió. “Nadie en este mundo puede imaginar tal escena del infierno”, agregó.

Los días siguientes “el humo blanco estaba en todas partes: Hiroshima se había convertido en un crematorio”. Durante muchos días no pudo eliminar de su cuerpo y de su ropa el olor de las personas cremadas.

Su madre murió durante la explosión y encontró tres días después a su padre, que murió un año y medio más tarde al haber estado expuesto a las radiaciones.

“La mayoría de sus amigos murieron de cáncer” y ella también tiene leucemia, dijo.

Con información de Efe y AFP