Roma: religiosas piden que Iglesia las escuche y puedan votar en Sínodo
Aunque reconocen que el papa Francisco ha cambiado la “atmósfera de la Iglesia”, monjas de Europa, América y África piden mayor protagonismo en su pastoral.
A cuatro días del Sínodo de la Amazonia, que se celebrará en el Vaticano del 7 al 27 de octubre, religiosas de diversos países pidieron este jueves 3 de octubre, en Roma, que la Iglesia católica les escuche, les trate como a iguales y les permita votar en este encuentro religioso católico global.
¿Rebelión de las congregaciones?
“¿Por qué un hombre que no es obispo ni sacerdote puede votar y no hay ninguna mujer que pueda votar? No solo yo estoy de acuerdo (con esta pregunta), me parece de sentido común estar de acuerdo”, dijo en declaraciones a EFE la monja catalana Teresa Forcades.
Ella y muchas otras monjas de Europa, América y África pidieron que la Iglesia no les silencie durante un acto organizado por la asociación internacional de mujeres católicas Voices of Faith (Voces de Fe).
Lo hicieron cuatro días antes de que comience el Sínodo sobre el Amazonas convocado por el papa Francisco y en el que participarán obispos y religiosos, expertos, laicos y consagrados que trabajan en la región Panamazónica e invitados especiales, aunque no todos tendrán derecho a voto.
El número total de mujeres que participan es de 35 - dos invitadas especiales, cuatro expertas (dos son religiosas) y veintinueve auditoras, de las que dieciocho son monjas - y ninguna de ellas podrá votar.
Monjas de Estados Unidos, Suecia, Senegal y Alemania expusieron su malestar por esta decisión en el interior de la majestuosa Biblioteca romana Vallicelliana.
Papa Francisco, el reformador
Forcades reconoció a EFE que el papa Francisco ha cambiado “la atmósfera de la Iglesia” desde el inicio de su pontificado en 2013, y opinó que dar un mayor protagonismo a las mujeres no sería “un paso contrario, sino una continuación” de sus acciones para demostrar la coherencia del aperturismo que está llevando a cabo.
“Este papa se caracteriza por luchar contra la injusticia social, (...), los intereses de los grandes corporaciones” y la gestión de Europa de las migraciones.
Por eso, justificó, las necesidades de las mujeres deben ser una prioridad y no posponerse, como cuando en los "los años 70 los varones de izquierdas decían 'primero vamos a hacer la revolución y luego ya hablaremos de las mujeres'".
En su intervención, está monja benedictina dijo que la Iglesia católica “tiene una estructura patriarcal” que debe cambiar y que “no puede dar testimonio en el mundo si ignora las voces y la perspectiva de las mujeres”.
También estuvo la exmonja alemana Doris Wagner-Reisinger, que ha denunciado en numerosas ocasiones los abusos sufridos en el pasado por un sacerdote, y argumentó en declaraciones a EFE que la actual la Iglesia católica necesita una "reforma constitucional" para que todo el mundo se sienta representado.
La monja estadounidense Simone Campbell abogó por la inclusión y dejó claro que "el silencio" de las monjas en la Iglesia "no es una opción".
Reclamo de las monjas
"Nosotras, las monjas, tenemos que conseguir que nuestros líderes de la Iglesia tengan una visión diferente. (...) Tenemos la obligación de levantar la voz. ¿Cómo es que las monjas no puedan tener ni voz ni voto en el Sínodo?", se preguntó, en su turno de palabra.
Y la monja sueca Madeleine Fredell criticó en un discurso muy duro que “en la Iglesia se producen abusos de todo tipo, sexuales, económicos, de poder” y también “de silencio a las mujeres”.
"No se nos permite compartir nuestras interpretaciones de fe, estamos silenciadas (...). No suplicamos poder, el poder siempre corrompe, solo pedimos ser respetadas", añadió.
El acto contó con la participación del obispo suizo Félix Gmür, quien opinó que “es importante que estas inquietudes (de las mujeres) se estudien a nivel teológico”.
El secretario General del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, se refirió a esta cuestión del voto de las mujeres en el Sínodo durante la rueda de prensa de presentación y se limitó a citar los reglamentos de la asamblea que limitan la votación solo a los obispos y a quien autorice excepcionalmente el papa.