Brasil. El Partido de los Trabajadores aprovechó la denuncia de The Intercept Brasil para exigir una movilización contra los fiscales y jueces del sonado caso de corrupción.,Curitiba. Agencias El partido de Luiz Inácio Lula da Silva instó a la movilización contra lo que considera una “farsa judicial” construida por los fiscales de la investigación Lava Jato y el exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia de Jair Bolsonaro y quien en 2017 condenó al expresidente a prisión. El Partido de los Trabajadores (PT) alzó la voz tras un reportaje publicado la víspera por The Intercept Brasil que cuestiona la imparcialidad de la operación “Lava Jato”, la investigación que condujo a Lula a la cárcel por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero. PUEDES VER Fiscales de Lava Jato conspiraron contra Lula y evitaron regreso de la izquierda en Brasil El medio, dirigido por el periodista estadounidense Glenn Greenwald, a quien el exanalista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en 2013, publicó conversaciones privadas entre el fiscal Deltan Dallagnol, quien dirigía la Lava Jato en Curitiba, y el exmagistrado Sergio Moro. Según las mismas, Moro orientó a través de mensajes de Telegram a Dallagnol durante la investigación que condujo a Lula a prisión, algo que, según especialistas, está prohibido en el Código Penal brasileño. Víctimas de un hacker Por su parte, los fiscales de la llamada “fuerza de tareas de Curitiba”, la sureña ciudad que es el centro neurálgico de la Operación Lava Jato, dijeron que fueron víctimas de “una acción delictiva de un hacker” que violó la vida privada y la seguridad de sus integrantes y reafirmaron que su trabajo es “legal, técnico e impersonal”. PUEDES VER Lula da Silva aseguró que Brasil está gobernado por "una banda de locos" Moro, quien cuenta con un fuerte respaldo popular en Brasil por sus acciones anticorrupción pero ha chocado con la política tradicional –que aún tiene una fuerte presencia en el Congreso–, dijo que no observa en los diálogos que se le atribuyen ni anormalidades ni “direccionamiento de actuación mientras era magistrado”. El exjuez también lamentó que The Intercept, que calificó sus supuestos entendimientos con Dallagnol como una “colaboración prohibida”, ignorara el gigantesco esquema de corrupción revelado por la Operación Lava Jato, y criticó al medio por no haber entrado en contacto con el Ministerio antes de la publicación, “contrariando una regla básica del periodismo”. Moro señaló que no estaba en condiciones de afirmar si los mensajes eran verdaderos porque no conserva ni tiene registro de esos supuestos chats escritos hace años. El gobierno defendió en peso la actuación de Moro, así como los tres hijos de Bolsonaro que actúan en política. El hijo 02, como se conoce al concejal Carlos Bolsonaro, compartió un mensaje en una red social que recordó que el periodista estadounidense que divulgó los mensajes, Glenn Greenwald, es esposo de un diputado opositor al gobierno, que pertenece al izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL). PUEDES VER "Tengo la conciencia tranquila": Lula Da Silva cumple un año tras las rejas Analistas políticos recordaron la gran cantidad de enemigos que el Lava Jato forjó, con investigaciones que golpearon a los principales partidos y poderosos políticos brasileños. El dato - Lava Jato. Para el Partido de los Trabajadores, de Lula da Silva, las conversaciones, cuya veracidad fue confirmada por los fiscales del caso Lava Jato, “comprueban la parcialidad de Sergio Moro”. PUEDES VER Un año preso y el futuro de Lula no deja de oscurecerse El juez Sergio Moro y el caso Lula da Silva - Con base en los argumentos presentados por Dallagnol y el resto de fiscales de Lava Jato, Moro condenó a Lula da Silva en 2017 a nueve años y seis meses de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero, pena que fue ampliada por un tribunal de segunda instancia y concluyó con la prisión del exmandatario en abril del año pasado. - Moro, actual ministro de Justicia, consideró probado que el exsindicalista recibió un apartamento de tres plantas en la ciudad costera de Guarujá a cambio de favorecer a la constructora OAS en contratos con la petrolera estatal Petrobras.