Inflación en EE.UU. sube a máximo de 5 meses por aranceles; tregua con China evita alza récord
Washington y Pekín extienden hasta el 10 de noviembre la suspensión parcial de aranceles, manteniendo tasas del 30% y 10%.
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Pocas horas antes de que expirara la última tregua arancelaria entre Estados Unidos y China, las dos mayores economías del planeta optaron por dar un respiro más a la guerra comercial que arrastran desde hace años.
A través de una Declaración Conjunta, Washington y Pekín confirmaron este martes una prórroga de 90 días —hasta el 10 de noviembre— en la que se mantendrán las actuales tasas: 30% para las importaciones chinas a Estados Unidos y 10% para los productos estadounidenses que ingresen a China.
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La decisión, adoptada justo antes de la medianoche del martes 12 de agosto, evita un salto drástico en las tarifas que habría elevado los gravámenes hasta el 145% sobre bienes chinos y hasta el 125% para mercancías estadounidenses.
Un alto el fuego con historia
El entendimiento preserva los compromisos alcanzados en una serie de reuniones previas: el 12 de mayo en Ginebra, el 9 y 10 de junio en Londres, y el 28 y 29 de julio en Estocolmo. Las negociaciones han estado lideradas por el viceprimer ministro chino, He Lifeng, y, por la parte estadounidense, por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer.
El presidente Donald Trump formalizó la medida mediante una orden ejecutiva, y la anunció en su red social Truth Social: “Acabo de firmar una orden ejecutiva que extenderá la suspensión arancelaria a China por otros 90 días”.

Con ello, se mantiene la reducción acordada en mayo, cuando ambas potencias recortaron 115 puntos porcentuales de las tarifas que habían impuesto tras meses de escalada.
Mercados con cautela
El anuncio tuvo una recepción positiva, aunque prudente, en los parqués asiáticos. El Nikkei 225 de Tokio cerró con un alza del 2,8%, alcanzando un récord de 42.983,34 puntos antes de moderar las ganancias por la tarde. También se registraron avances en Hong Kong, Shanghái, Sídney, Seúl, Taipéi, Bombay, Yakarta y Manila, mientras Singapur y Wellington cerraron en rojo.
La reacción bursátil llegó en paralelo a nuevos datos de inflación que confirman el impacto de los aranceles en los precios de consumo. En julio, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se mantuvo estable en 2,7% interanual, pero los precios aumentaron 0,2% respecto a junio.
La inflación subyacente —que excluye alimentos y energía— se aceleró un 0,3% mensual y un 3,1% interanual, el ritmo más rápido en cinco meses, señalando que más empresas están trasladando a los consumidores el costo de los gravámenes.
Los incrementos se concentran en muebles, electrodomésticos, bienes recreativos y calzado, mientras que autos nuevos y usados se mantienen relativamente estables gracias a que las automotrices han absorbido los costos.
El informe del Bureau of Labor Statistics muestra que muchas compañías han agotado sus estrategias para contener los precios, como el almacenamiento previo de mercancías o la absorción de costos, y están alcanzando un punto de inflexión. Esto ocurre en un contexto de menor dinamismo laboral: en julio solo se crearon 73.000 empleos y las cifras de mayo y junio se revisaron a la baja en 258.000 puestos, lo que ha intensificado el debate en la Reserva Federal sobre si recortar o no las tasas de interés.
Sin acuerdo definitivo, pero con líneas abiertas
Aunque esta prórroga no representa un tratado comercial formal, ambas partes mantienen el diálogo activo en distintas sedes europeas. Pekín conserva una postura firme en la defensa de sus intereses y no descarta usar su dominio sobre las tierras raras como herramienta de presión. Washington, por su parte, busca evitar un nuevo ciclo de represalias que afecte al comercio global y, en particular, a su sector manufacturero.
La tregua hasta el 10 de noviembre es, por ahora, un salvavidas diplomático que retrasa el impacto de una escalada arancelaria devastadora. Pero el telón de fondo es más complejo: el repunte inflacionario, la desaceleración del empleo y las tensiones políticas en torno a la Reserva Federal y el Bureau of Labor Statistics anticipan que las próximas rondas de negociación se desarrollarán en un clima económico y financiero más frágil.























