Poderío de China se asienta sobre América Latina
Estrategia. Si Estados Unidos y la Unión Europea reducen sus dependencias estratégicas de Pekín sin avanzar en sus relaciones con otras economías, solo conseguirán mayor aislamiento internacional, advierte economista española.
Hace ya tiempo que casi todo lo que pasa en Latinoamérica tiene algo que ver con China, advierte Alicia García Herrero, economista española. Y es que la relación entre ambos mundos empezó por el comercio de materias primas, cuando China se convirtió en el principal comprador de las mismas tras poner a su economía “en esteroides” para protegerla de los efectos de la crisis financiera global en 2008.
“China consiguió girar las tornas inundando a los países latinoamericanos con sus exportaciones de bienes de consumo y, más recientemente, también de productos intermedios, como maquinaria, componentes electrónicos y muchos otros, haciendo competencia directa a Estados Unidos y, sobre todo, a una Europa que durante décadas se ha beneficiado de su potencia exportadora mundial”, sostiene García en una columna publicada en el diario El País de España el 31 de mayo del 2023.
De esta manera, cuando la mayor parte de los países latinoamericanos empezaron a acumular déficits comerciales con el gigante asiático, este empezó a desarrollar un segundo nivel de influencia económica: la inversión directa.
A pesar de la competitividad de China en el sector manufacturero, no han sido estas empresas las que se han lanzado a producir en América Latina, sino más bien el sector eléctrico, así como la búsqueda del control de recursos naturales, explica la especialista.
Inversiones de empresas chinas en Perú suman US$ 30.000 millones, según el embajador Song Yang. Foto: difusión
Pero más allá de la inversión directa, la participación de China en la construcción de infraestructuras en la región se ha financiado con préstamos por parte de los grandes bancos de desarrollo chinos, que no han hecho más que aumentar la deuda latinoamericana y esta vez con China. De hecho, en algunos casos, la acumulación de deuda ha sido tan rápida que ha acabado en una reestructuración de la misma, como muestra el caso de Ecuador.
“Habiendo alcanzado un nivel de relaciones económicas mucho más amplio, no nos debe extrañar que China haya podido avanzar también en sus relaciones diplomáticas con buena parte de la región”, acota.
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Las tendencias políticas en la región, sin duda, están siendo influenciadas por China, como lo confirma la campaña electoral de Lula da Silva y su política exterior. En términos más generales, los vientos de populismo de izquierda son cada vez más fuertes, con miras a un modelo alternativo de desarrollo en el que el Estado juega un papel más importante.
“Aunque la influencia de China pueda parecer imparable por sí sola, la realidad es que tanto Estados Unidos como la Unión Europea se lo han puesto muy fácil. Ambos bloques económicos no se han tomado suficientemente en serio la importancia de llegar a acuerdos comerciales y de inversión con América Latina, y han ido perdiendo comba en la región”, opina García.
En el caso de Estados Unidos, la crisis financiera ha dejado mella en la apreciación de la ciudadanía sobre los beneficios del comercio internacional. En la Unión Europea, la falta de un acuerdo sobre Mercosur después de más de 20 años de negociaciones es paradigmática de las dificultades que tienen los países miembros para realizar concesiones necesarias.
“Es fácil echar la culpa a China de nuestra pérdida de influencia en la región latinoamericana, pero la realidad es que China solo ha aprovechado la oportunidad que le hemos otorgado de manera, probablemente, poco consciente pero evidente a los ojos del resto del mundo”, finalizó.