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Economía

Germán Alarco: “Hacer frente a las grandes desigualdades es un tema vetado en el Perú”

El economista e investigador de la Universidad del Pacífico detalla los principales puntos débiles de la economía nacional en su libro COVID-19: desempleo, desigualdad y precarización en el Perú 2020-2030.

Sobre el tapete. Alarco enfatiza que la reforma y un nuevo consenso deben estar en la agenda para reducir las desigualdades. Foto: difusión
Sobre el tapete. Alarco enfatiza que la reforma y un nuevo consenso deben estar en la agenda para reducir las desigualdades. Foto: difusión

El primer año de pandemia estremeció la economía peruana en todas sus dimensiones, considerando que la pobreza alcanzó al 30% de la población, más de 2,2 millones perdieron su empleo y las desigualdades en torno al acceso a bienestar se agrandaron. Germán Alarco desgrana lo ocurrido y traza una ruta para superar el golpe.

¿Cuáles son los ejes centrales de su más reciente investigación?

A partir de un suceso como la COVID-19, se presentan ejercicios de simulación sobre lo que podría pasar en la economía peruana entre 2020 y 2030. Tomando en cuenta las tendencias de contenido de la mano de obra por unidad de producto, más el impacto de la pandemia en términos de impulsar las tecnologías de información de comunicaciones, robótica e inteligencia artificial, se determina que estas nuevas tecnologías impactarán negativamente en la contratación de mano de obra. La proyección amplía para 2030 las brechas de población económica inactiva, desempleo y precarización de la mano de obra.

Un punto grave heredado por la pandemia fue el enorme contraste en las desigualdades...

La caída de ingresos a nivel global fue de 4%, y en el caso peruano, de 11%. En lo que es ganancias empresariales, estas cayeron en muchos sectores, pero hubo otros en donde no. Las asimetrías fueron tremendas. En el mismo sector agropecuario hay subsectores que ganaron y otros que perdieron el promedio, así como otros que estuvieron por debajo del promedio, dependiendo de qué ocurrió con sus subproductos finales. En síntesis, la pandemia en 2020 generó una brecha de desigualdad gigante. Quizá la única que no se abrió fue entre el ámbito urbano y rural, porque las actividades menos afectadas fueron, precisamente, las vinculadas a la actividad agrícola.

¿Por qué terminó así?

Las pandemias históricamente han generado mayores desigualdades y, a la vez, estas son su principal factor explicativo: desigualdades en vivienda, salud e ingresos. Sumado a que esta pandemia ha impulsado el cambio tecnológico reduciendo el contenido de mano de obra por unidad de producto.

¿Qué se ve hacia adelante?

Lo mismo. Se tiene un nivel de producción ligeramente superior al del 2019, pero la recuperación del empleo e ingresos no tiene nada concreto. Hay un efecto muy diferenciado entre los que pudimos trabajar con tecnologías de la información (a distancia) y los directos (presenciales), quienes fueron los más perjudicados.

¿Por qué políticas apostar para reducir estas brechas?

El documento no plantea una estrategia integral porque busca llamar la atención y dar señales de alerta (...), pero entre los elementos claves de la agenda de recuperación transformadora está la transición ecológica y un nuevo consenso social. Este último se discute en otras partes, pero en el Perú no.

¿Es necesaria una nueva Constitución?

Sostengo la necesidad de ajustar la Constitución Política en lo que sea necesario. Por ahí va el consenso. Cambiarla desde cero es innecesario. Tenemos una advenediza clase política que, pese al acuerdo nacional donde se plantearon políticas a inicios del Gobierno, quedaron en nada.

¿Y la reforma tributaria?

Este es un tema clave. No es admisible que se tenga una presión tributaria de 7 puntos porcentuales por debajo del promedio de América Latina, que está 23% (el Perú tiene una de 16%, según OCDE). Estos puntos significan que faltan US$ 12.000 millones necesarios en recaudación para una mejor infraestructura, programas sociales, transformación económica y diversificación productiva.

Falta la voluntad política para que se dé...

Entendemos que hay serios problemas, pero los de manejo no son exclusivos de este Gobierno. Si revisamos lo que pasó en los últimos 30 años, vemos que son los mismos. Quienes dicen “no, es que antes todo era maravilloso” están pensando equivocadamente. Miremos lo que se discute en el mundo. Hay que alinearnos. No se trata de nuevas ideas o ideas revolucionarias. Veamos qué dicen hasta en el Foro Económico Mundial, que hablan de la urgencia de un gran reinicio por la pandemia, pero nosotros seguimos en la misma. El libro presenta que el foro pide fijarse en hacer frente a las grandes desigualdades, pero en el Perú ese tema está vetado, al igual que el nuevo consenso social y la transición ecológica.

¿Cómo los cambios tecnológicos mencionados pueden afectar en la mano de obra?

Insistir en una estrategia 100% extractiva (como la minería) lo único que puede generar es que la brecha de población económica inactiva, de acuerdo a nuestros escenarios al 2030, sea de 500 mil personas más. No hablamos de desempleados, sino de gente que ahora se quedarán en sus casas y buscarían los medios de subsistencia a través de la informalidad, considerando este escenario en que el cambio tecnológico se agranda.

Finalmente, ¿es usted partidario de la continuación del programa de bonos para ayudar a la economía del hogar?

No. Este es un tema de urgencia a corto plazo. El problema que planteo es estructural y tiene que enfrentarse con capacitación de mano de obra y no prohibiendo los cambios tecnológicos, sino planteando la necesidad de regular este cambio para potenciar sus elementos positivos y tratar de mitigar los negativos.

Las claves

Repunte. Alarco recapitula que 6 billonarios peruanos vieron incrementar su riqueza neta de US$ 7.600 millones -antes de la pandemia- a US$ 11.400 millones en marzo del 2021.

Cambios. La población ocupada se redujo en 2 millones 231.300 trabajadores, y la mayor contracción ocurrió con la población de las mujeres, con 1 millón 295.000 trabajadoras.