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Augusto Rubio Acosta: “No queríamos ver en el espejo qué país éramos”

El escritor y periodista chimbotano acaba de publicar La peste que te habita, un diario en el que reflexiona sobre cómo la pandemia avanza y, al mismo tiempo, ha ido revelando el país que somos.

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La pandemia empezó a avanzar por los pueblos del país. El escritor y periodista Augusto Rubio Acosta (Chimbote, 1973), exdirector de La Industria de Chiclayo y autor, entre otros libros, de Fraga, Avenida indiferencia, Mundo cachina, viajó de Trujillo a su tierra natal a visitar a su madre. Pero, al declararse la cuarentena, como les ha ocurrido a muchos en el mundo, se quedó varado. Paralizado en todo, incluso en sus trabajos de ficción, al ver la gravedad del Covid-19, no le quedó otra que pensar hacia adentro. Empezó a escribir textos reflexivos que ahora ha publicado con el título La peste que te habita (Arteidea). Es un diario que Rubio Acosta empezó a escribir en estos tiempos de muerte, justo en el día de su cumpleaños, el 21 de abril de este año, y lo cierra el 30 de junio.

El libro expone reflexiones y comentarios precisos sobre la crisis actual que vivimos, pero también, entre líneas, da cuenta de cómo la pandemia fue avanzando letalmente y desnudando el país que realmente somos.

Usted es autor de ficciones, pero la pandemia lo ha hecho aterrizar en la más dura realidad.

Efectivamente. Cuando empezó la pandemia, vine a Chimbote a visitar a mi madre y a quedarme unos días con ella. Pero se declaró la cuarentena y me dije, tengo tiempo para dar forma a un libro o emprender otro. Sin embargo, me ha sido imposible, no puedo concentrarme en un libro de ficción. Solo me quedó escribir estos textos y poesía, que siempre lo hago.

No le ha quedado otra opción que pensar hacia adentro...

Sí, es verdad, este trabajo es más de introspección. Es parte del tiempo que vivo también, pues me he dedicado a leer libros de esa naturaleza, introspectivos. Estoy muy vinculado a la antropología. Quizás por eso estos textos han devenido en ese tono, aparte de que me gustan los diarios. Ante la gravedad de la pandemia, decidí escribir el mío.

Además del realismo, el drama de las muertes, las duras críticas que contienen los diarios, estos están sacudidos por una emoción paternal.

La experiencia más crítica que me toca vivir a nivel familiar es que mis hijos estén tan lejos. Nunca he dejado de verlos a pesar de la distancia física que ha habido en los últimos años, pues viajaron a Piura. Yo he estado yendo quincenal, mensualmente, donde ellos. Ahora no se puede. Todo es videollamadas, pero no es lo mismo. A mis hijos los quiero cerca.

¿La pandemia le ha revelado otro país? ¿Hemos descubierto que somos otros?

Mira, más que revelarnos cómo somos o quiénes somos, creo que, simplemente, se ha visibilizado eso, porque muchos de los peruanos que conocemos el país desde adentro sabemos cómo son las cosas, solo que eso no se visibilizaba. Es que nunca hubo esa necesidad. Es decir, desde la mirada egocéntrica, centralista de la capital, no hubo necesidad de mirar a los otros. Siempre se vivía sin mirar ni pensar en los demás.

Ahora, la mirada es distinta. ¿Cómo?

Ahora como que sienten que dependen de los otros, hasta de la gente que quiere irse caminando a Huancavelica o la que camina por la Panamericana Norte hacia Piura. Ahora sí es necesario fijarse en ellos porque ellos –los otros– pueden ir con el virus o que con ellos puede ir la muerte. Esa mirada ha salido a flote, como un iceberg, ahora que el virus se ha desbordado y está afectando a todos los niveles de la sociedad.

Lo que vivimos es grave. ¿El virus nos cambiará?

Mira, una vez instalada la pandemia, una vez que se ha desnudado la realidad del Perú y saber cómo somos –y por eso somos el primer lugar de muertes a nivel mundial–... El hecho es que, a pesar de esta crisis y de todo lo que ella significa, no vamos a cambiar nada. Eso es lo que creo. No vamos a cambiar nada porque ni siquiera somos capaces, a pesar de las evidencias, de reconocernos a nosotros mismos. Es una cosa muy grave lo que pasa en el Perú. No asumimos el caos que vivimos.

Entre otras observaciones, ¿no quiso dejar de referir en el diario sobre violencia y los feminicidios durante la cuarentena?

Me indigna que todas estas atrocidades se cometan al interior de los propios hogares. Somos una sociedad enferma. No asume su realidad ni siquiera en la peor circunstancia de la vida, como es esta. No somos capaces de asumir quiénes somos. Es más, no queríamos ver en el espejo qué país éramos.

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