Olmo Figueredo: “Este documental advierte sobre los peligros de las redes sociales”
Director de 548 días: captada por una secta cuenta detalles del rodaje en el que la española Patricia Aguilar narra su terrible experiencia a manos de un falso gurú sexual en la selva peruana.
En enero de 2017, Patricia Aguilar (18) se escapó de su casa en España para seguir a Félix Steven Manrique, un falso gurú peruano que aseguraba ser un enviado de Dios para repoblar la tierra después del apocalipsis. Con la ayuda de sus padres y de la Policía peruana, la joven fue rescatada en 2018 de la selva virgen junto con otras jóvenes que ahora cuentan su historia en el documental 548 días: captada por una secta, que estrenó ayer la plataforma Star+. La República conversó a través del Zoom, con Olmo Figueredo (desde España), uno de sus directores.
—¿Cuáles han sido las razones de llevar esta cruda historia al streaming?
Por un lado, la necesidad de contar la historia única de Patricia, alguien que ha salido del infierno de las sectas que decide narrar, de manera valiente, ese proceso de captación sabiendo que eso significa reabrir las heridas, pero también que eso ayuda a sanar y a que otros aprendan de los errores. También hay un objetivo personal.
En mi caso, soy padre de dos niñas y creo que esta historia tenía un componente, una acción muy en femenino, que advierte a los adolescentes, de manera directa, sobre los peligros que suponen las redes sociales. Y finalmente, quería que Disney+ fuera un altavoz porque estamos pidiendo entre las distintas familias y organizaciones que ayudan a víctimas de sectas que haya un cambio legislativo para que se introduzca a la persuasión coercitiva, dentro del código penal, como un delito para que la Policía tenga herramientas para detener y juzgar a este tipo de captores.
Patricia con su padre e hijo cuando fue rescatada en la selva peruana. Foto: difusión
—¿Cómo fue el trabajo de investigación y rodaje? ¿Cuánto tiempo tomó la realización?
Ha sido complejo. Entramos en contacto con la familia Aguilar en 2018 cuando en España saltan las noticias de que Patricia había sido encontrada en Perú, pero ni ella ni la familia estaban preparados, en ese momento, para contar nada. Cuando a Patricia la descubren en Perú, aún no ha sido desprogramada. Tuvimos que esperar 2 años a que estuviera lista para la primera ronda de entrevistas con la que Disney nos dio su aprobación. Por casualidades de la vida, Patricia no borró todo el archivo de mensajes de Manrique con su captación, ha habido 2 años de mensajes que nos sirvieron para ilustrar cómo poco a poco, y de manera sutil, Steven fue lavando el cerebro de Patricia. Decidimos grabar en España y luego en Perú: Lima y Puerto Maldonado.
—¿Qué papel ha jugado nuestro país en la realización de este documental?
Esta es una historia que no puede entenderse sin Perú. En España, fue increíble que una persona, siendo menor de edad, pasara todos los controles y apareciera al otro lado del mundo, en Perú. Pero, sinceramente, si Patricia Aguilar hubiera sido captada por una secta española quizá hoy día estaría bajo tierra. La determinación que tuvo la Fiscalía peruana, la Dinincri y estos 2 héroes, Alfonso Capcha y Cristian Huarcaya, ha sido importantísimo para que estas familias hoy puedan reconstruir sus vidas. Sinceramente, esperamos que tengan el reconocimiento que merecen en Perú porque hicieron un trabajo absolutamente sensacional.
Patricia con su hijo cuando fue rescatada en la selva peruana. Foto: difusión
—¿Qué fue lo más difícil en todo este proceso?
Ese tacto para tratar con las víctimas porque recordar duele y eso te daña por dentro, han llorado mucho, hemos llorado mucho, pero podemos sentir que aquí no hay trampa. Todos los personajes se abren absolutamente y hacen autocrítica. Además, nosotros no queríamos someterlos a un sistema de rodaje convencional en el que llegas a un set lleno de cámaras y luces. Lo que creamos fue un espacio seguro, una cámara oscura donde solo veían un espacio negro con telas, con una silla, un escenario detrás y un espejo tras el cual estaba la cámara y todo el equipo y en el que se reflejaba solo a nosotros 2, los directores. Entonces, se convirtió en una charla entre amigos, un diálogo y eso ayudó a que todas ellas se soltaran y que incluso contaran cosas que inicialmente advirtieron que no hablarían.
—Cómo director, ¿qué es lo que has aprendido a partir del caso?
Que la palabra vulnerabilidad es lo que mejor describe a las personas que han caído bajo las garras de una secta o grupo coercitivo. Hemos aprendido que quien entra a una secta es gente inteligente porque el líder de una secta no quiere un inútil, sino alguien que lo provea; lo segundo es que no estamos a salvo de caer en una secta porque hay una secta preparada para cada uno de nosotros.
Cuando estamos bien es complicado que caigamos, pero en el caso de Patricia era una adolescente vulnerable porque en su familia había depresión por duelo y falta de comunicación y estos falsos gurúes se van moviendo por miles de foros de internet en busca de gente que se encuentra sola en un momento determinado y que necesita ayuda. Ninguno nos libramos de esto, tenemos que ser conscientes que podemos caer y que si en algún momento nos encontramos mal, debemos pedir ayuda a nuestro círculo más cercano. Si no acudimos a nuestros padres, hermanos, amigos o psicólogos, será cuando acudamos a terceros en internet y ahí es donde nos pueden pillar.