
El hongo de la “maldición del faraón” que acabó con 10 científicos ahora podría salvar a miles de personas
Los investigadores descubrieron propiedades anticancerígenas en un hongo vinculado a las muertes de quienes abrieron la tumba del rey Tutankamon.
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En la Universidad de Pensilvania, los científicos han modificado el hongo Aspergillus flavus y crearon unas potentes moléculas anticancerígenas. Las nuevas moléculas llamadas asperigimicinas fueron probadas en el laboratorio, mostrando efectos anticancerígenos contra la leucemia, destruyendo las células cancerosas. Las esporas dañinas de estos hongos son conocidas en el mundo arqueológico por atribuírsele la "maldición del faraón".
En la década de 1920, tras la apertura de la tumba del rey Tutankamón, varios miembros del equipo de excavación fallecieron repentinamente. Los científicos sugirieron que antiguas esporas del hongo Aspergillus flavus podrían haber sido las culpables. Después, en 1970, un equipo de científicos entró en la tumba del rey polaco Casimiro IV. En cuestión de semanas, 10 de los 12 habían muerto por el mismo hongo, cuyas toxinas pueden provocar infecciones pulmonares graves, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Una muestra de Aspergillus flavus cultivada en el Laboratorio Gao. Foto: Bella Ciervo
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¿Cómo este hongo combate la leucemia?
Las asperigimicinas, son capaces de identificar y atacar únicamente a las células cancerosas. Los investigadores descubrieron que, al modificar ciertos genes del hongo, podían activar la producción de estas sustancias y mejorar su eficacia. En pruebas, las asperigimicinas lograron eliminar células de leucemia sin afectar los tejidos sanos, lo que sugiere un tratamiento más preciso y menos tóxico que los actuales.

Dentro de las tumbas se encontraron al Aspergillus flavus capaz de provocar infecciones. Foto: IStock
Estas moléculas reconocen estructuras específicas en las células malignas y las desactivan desde dentro. Al ser péptidos cíclicos, tienen una forma estable y compacta que les permite resistir la degradación y actuar con precisión. Aunque todavía están en fase experimental, los resultados iniciales son prometedores y abren la puerta a nuevos tratamientos derivados de organismos naturales que antes se consideraban peligrosos.
¿Cómo se producen las nuevas moléculas?
La terapia en cuestión consiste en una clase de péptidos sintetizados ribosómicamente y modificados postraduccionalmente, o RiPP, que se pronuncian como la "rip" en un trozo de tela. El nombre se refiere a cómo se produce el compuesto —por el ribosoma, una diminuta estructura celular que produce proteínas— y a su posterior modificación, en este caso, para potenciar sus propiedades anticancerígenas.
“Los hongos nos dieron la penicilina”, afirma Sherry Gao, Profesora Asociada Presidencial de Ingeniería Química y Biomolecular (CBE) y de Bioingeniería (BE) del programa Penn Compact, y autora principal de un nuevo artículo publicado en Nature Chemical Biology sobre los hallazgos. “Estos resultados demuestran que aún quedan muchos más medicamentos derivados de productos naturales por descubrir”.
Los hongos como la farmacia del futuro
Los investigadores identificaron grupos de genes similares en otros hongos, lo que sugiere que aún quedan más RiPPS fúngicos por descubrir. "Aunque solo se han encontrado unos pocos, casi todos presentan una fuerte bioactividad", afirma Qiuyue Nie, primera autora del artículo. "Esta es una región inexplorada con un enorme potencial".
El siguiente paso es probar las asperigimicinas en modelos animales, con la esperanza de algún día pasar a ensayos clínicos en humanos. "La naturaleza nos ha dado esta increíble farmacia", declara Gao. "Depende de nosotros descubrir sus secretos. Como ingenieros, nos entusiasma seguir explorando, aprendiendo de la naturaleza y utilizando ese conocimiento para diseñar mejores soluciones".