¿Cómo el cerebro nos engaña haciéndonos ver a todo color esta imagen en negativo?
Si durante unos 20 segundos miras fijamente los puntos de la nariz y luego parpadeas frente a una superficie blanca, observarás a la mujer de la imagen a todo color. ¿Por qué ocurre esto?
Si seguiste la instrucción anterior, quizás te llevaste la sorpresa de que, después de mirar la fotografía en negativo y parpadear sobre una superficie blanca, pudiste ver durante unos segundos a la mujer de la imagen, pero con su cabello de color negro, su piel clara, su vestimenta turquesa y el fondo blanco.
¿Cómo ocurre esta ilusión óptica? La razón está en un fenómeno conocido como imagen residual.
La imagen original de la ilusión óptica. Foto: difusión
Una imagen residual es una leve impresión que vemos después de mirar una luz muy brillante durante bastante tiempo. Ocurre, por ejemplo, cuando una linterna que alumbraba una habitación oscura de pronto se apaga, pero en nuestras retinas todavía vemos su remanente por unos segundos.
La explicación de la ilusión óptica
La imagen de portada de esta nota es un ejemplo de una imagen residual negativa.
Al mantener la mirada fija en una fotografía negativa, los conos —un tipo de células fotorreceptoras que son responsables de convertir el color en una señal eléctrica— se sobrestimulan tanto que sus fotopigmentos pierden sensibilidad y no pueden enviar el mensaje correcto al cerebro. Por esa razón, la indicación de mirar fijamente los puntos que se encuentran en la nariz de la mujer.
Ahora, cuando la imagen ya no está frente a nosotros, los conos menos agotados, que habían estado captando las zonas más oscuras, entran en acción y envían al cerebro los colores opuestos.
Así, por ejemplo, cuando los receptores azules se agotaron de mirar una imagen azul, la imagen residual será el color amarillo; si son los receptores rojos, la imagen remanente será cian y, si son los receptores verdes, la imagen residual será magenta.
Puedes probar la misma ilusión óptica con esta imagen. Foto: Very Well Mind
Ewald Hearing, fisiólogo alemán, explicaba este fenómeno con su teoría del proceso oponente de la visión del color. Según su postulado, la capacidad de percibir el color estaba controlada por tres complejos receptores antagónicos: rojo-verde, azul-amarillo y negro-blanco.
Sin embargo, investigaciones recientes han precisado que las respuestas espectralmente opuestas en la retina ocurren con colores complementarios de tres tipos: azul-amarillo, rojo-cian y, con menos frecuencia, verde-magenta.