Un informe inédito de la ONU advierte cómo y por qué se originará la próxima pandemia
El virus de la COVID-19 tiene su origen en el reino animal. No es un caso aislado, según un reciente documento de la ONU. Las zoonosis continuarán propagándose y es culpa del hombre. Esto dice la OMS.
Sin políticas que atiendan el impacto medioambiental, las enfermedades zoonóticas —aquellas que se transmiten de animales a humanos— ocasionarán otra pandemia similar a la del nuevo coronavirus, que ya cobró la vida de al menos 535.025 pacientes e infectado a otros 11 522 750 en 196 países o territorios.
Esa es la tesis planteada por el Programa Medioambiental de la ONU (UNEP) en su nuevo informe, titulado “Prevención de la próxima pandemia: enfermedades zoonóticas y cómo romper la cadena de transmisión”.
Inger Andersen, directora del organismo, tiene una postura decisiva: “Para evitar brotes futuros, debemos ser mucho más deliberados sobre la protección de nuestro medio ambiente”.
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El documento asegura que varios factores humanos son los responsables: el aumento de la demanda de carne, la urbanización, las prácticas agrícolas insostenibles y el cambio climático.
El escenario es desalentador. Cada vez más se penetra la naturaleza virgen. Los hábitats se han reducido debido a la sequía e inundaciones, por la tala indiscriminada de bosques para la producción agrícola o gracias a la construcción de represas.
El mundo, cada vez más pequeño, está empujado a la aldea global, lo que abre el camino para cepas altamente infecciosas. Los virólogos estiman que hay unos 40 virus zoonóticos con potencial pandémico como el Sars-CoV-2, el nuevo coronavirus.
Es una de las razones por las que Gerd Müller, ministro Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, pidió recientemente una reforma de la política mundial de salud en un artículo publicado por la revista Der Spiegel. De lo contrario, apuntó el titular, más pandemias azotarán al planeta.
“Si bien muchos en el mundo se sorprendieron con el coronavirus que produce la COVID-19, nosotros que investigamos enfermedades animales no lo estábamos”, ha señalado Delia Randolph, epidemióloga veterinaria del Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI). “Esta fue una pandemia altamente predecible”.
Los males zoonóticos aumentaron desde 1930 y al día de hoy, el 75 % de las nuevas afecciones proviene de animales salvajes. Los animales domésticos, como el ganado, son a menudo los transmisores.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mayor riesgo de transmisión se produce por la exposición directa o indirecta a los animales, los productos derivados de estos (por ejemplo, carne, leche, huevos) o su entorno.
Este salto no es automático. Está impulsado por la degradación de nuestro entorno natural a través de la degradación de la tierra, la explotación de la vida silvestre, la extracción de recursos y el cambio climático.
De acuerdo al documento de la ONU, realizado junto al Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI), todo ello altera la forma en que los animales y los humanos interactúan.
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“En el siglo pasado, hemos visto al menos seis brotes importantes de nuevos coronavirus”, apunta Inger Andersen. “Antes de la COVID-19, las enfermedades zoonóticas causaron daños económicos de unos $ 100.000 millones”.
La economista danesa estima que “dos millones de personas en países de ingresos bajos y medios mueren cada año por estos males desatendidos, como el ántrax, la tuberculosis bovina y la rabia”.
Las víctimas, en su mayoría, viven en “comunidades con problemas complejos de desarrollo, alta dependencia del ganado y proximidad a la vida silvestre”. En el último medio siglo, además, la producción de carne aumentó un 260%.
“Las represas, el riego y las granjas industriales están relacionadas con el 25 % de las enfermedades infecciosas en los humanos. Los viajes, el transporte y las cadenas de suministro de alimentos han borrado las fronteras y las distancias. El cambio climático ha contribuido a la propagación de agentes patógenos”, apunta Inger Andersen.
La experta sugiere que un primer, gran paso para evitar una próxima pandemia es “reconocer que la salud humana, la animal y la planetaria no pueden separarse, además de planificar nuestras respuestas en consecuencia”.
Después, incentivar el manejo sostenible de la tierra, mejorar la biodiversidad e invertir en investigación científica.
“La ciencia es clara en que si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, veremos un flujo constante de estas enfermedades saltando de animales a humanos en los próximos años”, sentencia.