La ola inmobiliaria y la contaminación amenazan al emblemático balneario piurano.,Quienes fueron a celebrar el inicio del 2017 dejaron un recuerdo de más de 45 toneladas de basura en el balneario de Máncora. Y aunque es cierto que en julio del 2016, World Travel Awards (WTA) reconoció a Máncora como el mejor destino de playa de Sudamérica, hay una serie de amenazas que se ciernen sobre el otrora “punta cana” peruano. PUEDES VER: Piura: balneario de Máncora amanece lleno de botellas y basura tras celebraciones Y es que gran afluencia hacia este balneario conlleva a que el municipio no sea capaz de enfrentar el nivel de contaminación que se genera. La falta de cultura hacia el cuidado de las playas es un común denominador en el Perú, y ni siquiera un lugar tan famoso como Máncora escapa a esta realidad. La belleza de Máncora cuando se halla libre de contaminación. Foto: Ángel Chávez. Además, la falta de personal de limpieza y de un relleno sanitario óptimo en esta comuna, agravan el crítico panorama. Incluso, el circuito de playas no cuenta con depósitos de basura, no es una excusa para la contaminación, pero es un factor que agrava la situación. Para variar, Máncora también es víctima del tráfico ilegal de terrenos. Situación que frustran los planes urbanísticos para el balneario. Así, casas y hoteles sin un orden catastral y con problemas legales abundan en la zona. Incluso existen hoteles con conexiones clandestinas de agua… ¡en un lugar con tanto movimiento económico! Todos estos problemas ya están cobrando una víctima: el humedal de Máncora. Un lugar que alguna vez fue refugio de aves migratorias y parte del circuito turístico, ha perdido el 70% de los más de 36.000 m2 de su territorio. Las construcciones ilegales, el vertimiento de aguas servidas y acumulación de desmonte y basura son las culpables. Enrocamiento de las playas de Máncora. Foto: La República Otro problema son las construcciones informales de los empresarios hoteleros. Ya una vez fueron capaces de colocar enormes cubos de concreto, pilotes y cantidad de sacos con piedras en la playa, con la finalidad de proteger sus preciados hoteles. Un daño al ecosistema marino, a la población y, obvio, también para el turismo. Debemos ser conscientes de que Máncora, un destino altamente publicitado donde el 80% de sus locales no cuentan con licencia de funcionamiento, viene siendo maltratada por la masificación, exceso de oferta y degradación de sus ecosistemas costeros. Todos desean sol y playa, pero resulta necesario fomentar un turismo consciente y responsable para seguir disfrutando de este balneario norteño. Todos somos responsables de su futuro.