Patty Wong. Ex modelo. Empresaria chifera.,Maritza Espinoza. Charlamos en su chifa de la avenida Abancay, mientras, afuera, una cola interminable espera una mesa. Definitivamente, esta ya no es la chinita dulce que coanimaba "Erre con erre", junto a Raúl Romero, sino una máquina de cumplir objetivos. Eres imagen de las microempresarias, pero eres casi una macroempresaria. (Risas). Todavía. Es que todas la que de verdad empezamos con la nuestra lo hacemos como microempresarias. Creamos algo de la nada. No partiste de la nada: tenías un prestigio, un negocio familiar… No, sí partí de nada, porque mi primer chifa lo hice vendiendo mi carro, lo demás lo sacamos al crédito. Lo hice de la mano con mis hermanos. Pero hace un año volví a comenzar de cero, sola. ¿Por qué salir del negocio familiar? Yo ya estaba con un local muy confortable en el que aporté mi nombre, pero no tenía más beneficio lucrativo que el de todos. Esa etapa se cumplió y decidí independizarme, cortar el cordón umbilical, por mi crecimiento personal y profesional. ¿Eres muy ambiciosa? En el buen sentido. Por eso decidí hacerlo completamente sola con mi nombre. Entendí que mi nombre ya se había vuelto una marca. Antes la gente me preguntaba sobre Raúl (Romero) o el modelaje, y ahora solamente me preguntan sobre chaufas y tallarines. ¿Hasta dónde quieres llegar? Quiero sentir, cuando me muera, que cumplí con todos los aspectos que un ser humano debe cumplir: como hijo; como madre; si tienes un esposo, como esposa; y con tu sociedad. Solo te falta el de esposa, ¿no? Sí. Cuando yo sienta que estoy bien enrumbada en todo quizás sea la etapa para que llegue mi Plan Z: mi esposo. Tu lema en Facebook es: “No nos conocemos pero nos extrañamos, ya nos encontramos y nos reconoceremos”. Ay, sí, porque soy romántica. Yo creo que hay alguien asignado para ti. ¿Un alma gemela? No, tu complemento. Y mi complemento, mi Plan Z, no ha llegado. Hasta el día de hoy yo nunca he amado. Tengo 32 años, tengo una hija y no he amado. ¿En qué sentido del amor? De pareja, el amor verdadero. Nunca he sentido, con una pareja, que si se va me muero. De pronto a gente tan cerebral como tú no le llega el amor pasional, pues. Yo sí soy muy pasional. Es más, creo que todo lo que hagas lo tienes que hacer con pasión, con amor. Yo me refiero a mi Plan Z así, como Z, porque... ¿Por qué es el último…? Porque es el último hombre (risas). Han llegado, he conocido varios pero yo nunca los amé. Me entregué 100% porque no me gusta hacer las cosas a la mitad, pero no amé. ¿Qué condiciones debe tener Plan Z? Yo tengo una sola condición… ¿Que sea millonario? (risas) Yo siempre he estado con hombres que no han tenido mucho dinero y siempre he sido "la hombre". Pero no debe ser así. Estamos en una sociedad machista, donde el hombre, si le das, se siente menos y esa inseguridad hace que se porte mal contigo, que te haga sentir pequeña. ¿Cuál es la condición, entonces? Yo no busco un hombre que me mantenga ni un papá para mi hija, porque tiene su papá; y no busco realizarme como mamá, porque ya tengo una hija. Busco un compañero y lo único que le pido es que sea un hombre noble. ¿Buscas a alguien que te proteja? Ahora busco a alguien que yo admire mucho. ¿Que me proteja? Debería ser así. Y definitivamente no mantendría a un hombre nunca más. Un hombre que a los 'treintaitantos' años no tenga es porque ha sido una persona mediocre. ¿Por qué dejaste el modelaje? El día que le di de lactar a mi hija entendí que ya no podía modelar y era complicado ponerme una ropa de baño. Ahí decidí que no podía lucir los senos que habían alimentado a mi hija. ¿Tu cuerpo pasó a ser sagrado? Es una etapa que ya cerró. Yo siempre dije que quería ser empresaria porque lo experimenté a los 12 años vendiendo panes en el colegio. Cuando de niña vendías esos ya famosos panes, ¿con qué soñabas? Cuando veía llorar a mis hermanos chiquitos porque les dolía la barriga de hambre, sabía que eso era una etapa nada más. Y lo cuento porque quiero que la gente sepa que su vida puede cambiar si uno quiere. ¿Cuál fue el primer gusto que te diste después de tanta carencia? Yo tenía seis años y quería unos zapatos blancos. No tenía muñecas ysiempre andaba con los zapatitos rotos. Cuando llovía, debía tener cuidado porque si no se me mojaba la media. Y en una Navidad, cuando estaba dormida, noto que me sientan en una silla: era mi mamá colocándome los zapatos blancos. Fue mi primer lujo. La ficha De niña pasé hambre. A los 14 o 15 vi que podía modelar, pero siempre quise ser empresaria. Fundé varios chifas con mis hermanos. Hace un año me independicé. Quiero ser la reina de los chifas. Ahora soy imagen y jurado del VII Premio Mujer Microempresaria, dirigido a mujeres como yo: perseverantes.