
El 19 de diciembre se realizó la entrega de las renovadas puertas 2 y 3 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) por parte de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) a la Decana de América, como parte de las compensaciones solicitadas por la ejecución de las obras de la Línea 2 del Metro de Lima y Callao. Según el convenio interinstitucional entre estas entidades, incluyendo el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), se han planificado diversas acciones en beneficio de la universidad, entre las cuales se contempla la construcción de una futura residencia universitaria.
Al respecto, la rectora Jeri Ramón anunció que la ejecución del proyecto comenzará en enero del próximo año. “Fue un proyecto que implicó mucho esfuerzo, pero fuimos perseverantes. Este sueño, que inició cuando postulamos en 2021, hoy comienza a hacerse realidad”, afirmó la doctora. No obstante, los estudiantes han expresado su preocupación por la ubicación del terreno y por lo que consideran una falta de participación en las decisiones relacionadas con el proyecto.
De acuerdo con la Resolución Rectoral N° 004613-2025-R/UNMSM, el terreno asignado para el proyecto presenta las siguientes precisiones: al norte, colinda con el Estadio Monumental San Marcos; al sur, limita con el Comedor, y al este y oeste, se encuentra rodeado de terrenos libres. Los estudiantes han expresado su preocupación principalmente por la línea norte, debido a la cercanía con el estadio, ya que consideran que el ruido y las vibraciones generadas por conciertos y eventos deportivos podrían afectar significativamente la habitabilidad y el bienestar de quienes residan en la nueva infraestructura.
Según explicaron, los cuestionamientos surgen en un contexto de grave deterioro de la residencia actual, donde se registran constantes fallas en servicios básicos y problemas estructurales que afectan directamente la seguridad y calidad de vida de cerca de 200 estudiantes que viven en el lugar. "El pabellón A no tiene internet hace un año y medio, la energía eléctrica se va constantemente y tenemos problemas con las tuberías. El desagüe se ha malogrado varias veces. El edificio tiene más de 70 años", precisan.
Estas deficiencias, explicó, fueron recogidas a través de las quejas de los propios residentes y elevadas inicialmente a la Oficina General de Bienestar Universitario (OGBU) y al rectorado. "Tuvimos una reunión con la rectora, mostrándole que la residencia había sido descuidada durante muchos años y también hablamos de la nueva residencia”, sostuvo. "Nos dijo que había problemas con el presupuesto de la ATU, pero que ni bien se llegue a un consenso nos iban a llamar para una reunión”, relató.
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No obstante, aseguró que el viernes previo al anuncio oficial se enteraron de manera informal de la ceremonia de cesión del terreno. “De la nada se rota una información de que iba a venir el presidente, ministros, la rectora y autoridades de la ATU, sin contemplar a los residentes, que somos los beneficiados directos”, cuestionó. Según comenta, el día del evento, los representantes intentaron ingresar, pero fueron impedidos por el personal de seguridad. “Me identifiqué con mi DNI y mi carné como representante de la residencia, pero seguridad y los chalecos del Estado no nos dejaron pasar”, denunció.
Uno de los principales reclamos del gremio es la ausencia total de información técnica. “Hasta el día de hoy no nos dan el plano, no nos dan el proyecto de la nueva residencia”, señaló el dirigente, quien remarcó que esta falta de acceso genera desconfianza.
Sobre la ubicación del terreno, indicó que existen al menos tres cuestionamientos centrales. “El primero es que es un área muy reducida. El segundo es que está a la espalda del estadio, y nosotros ya sufrimos los ruidos, las vibraciones y la saturación del internet por los conciertos”, explicó. Añadió que, aunque se ha mencionado que no se permitirán más eventos el año próximo, no tienen garantías. “¿Qué nos asegura que el próximo año no se sigan dando conciertos? Tranquilamente, puede entrar un nuevo rectorado y permitirlos otra vez”, advirtió.
También mencionó el impacto en áreas simbólicas y verdes del campus. “Ahí está enterrada la mascota de la universidad, que es parte de la identidad sanmarquina, y además hay áreas verdes que se perderían”, señaló.
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Los estudiantes consideran importante aclarar que no están en contra de la ejecución de la obra, sino del lugar destinado para ella. De hecho, consideran que es un proyecto necesario debido a los daños que ha sufrido la estructura original. “Cuando hubo sismos, los chicos no sabían por dónde correr. Una escalera que facilitaba la evacuación fue cerrada y no hay zonas seguras señalizadas”, explicó. Sin embargo, cuestionan el carácter del acto oficial realizado. “No fue una primera piedra. Fue algo simbólico. No nos han dicho cuándo va a iniciar ni cuándo va a culminar la obra”, afirmó.
Asimismo, recordó que en reuniones previas se había anunciado que la construcción se realizaría antes de culminar el año. “Nos dijeron que finalizando el año se iba a dar la primera piedra y que las obras se terminarían dentro de la gestión, pero mientras no tengamos documentos, nada es seguro”, sostuvo. Indicó que desde el sábado posterior a la ceremonia se enviaron solicitudes formales por mesa de partes y correo institucional. “Hemos enviado correos de atención urgente para que nos den los planos, la ubicación y los límites del proyecto, pero no nos responden”, afirmó.
Según información oficial de la universidad publicada a través de redes sociales, la nueva residencia albergaría en sus 3.336 metros cuadrados "viviendas modulares, capacidad para 745 personas y 50 niños, además de diez pisos, auditorio y sótano, beneficiando directamente a estudiantes y familias sanmarquinas". Los alumnos responden: "Eso tampoco está confirmado, no tenemos información oficial sobre cuántas habitaciones habrá ni qué servicios incluirá”, señalaron.
Finalmente, el gremio reiteró su disposición a dialogar, pero advirtió que continuará fiscalizando el proceso. “Nosotros no rechazamos la construcción. Queremos que sí o sí se dé, pero de manera transparente y con participación de los residentes”, sostuvo.
Para el arquitecto y urbanista Aldo Facho Dede, este es un reclamo más que justo. Según indicó, la viabilidad de construir una residencia universitaria en el terreno cercano al estadio depende de estudios previos sobre el impacto ambiental y sonoro: “Para poder determinar si es apto para una residencia, tienen que hacerse mediciones sonoras para evaluar que los usos que se desarrollan de manera cotidiana y eventual en el lugar están dentro de los rangos máximos tolerables” establecidos por la ley. Es decir, antes de cualquier decisión, es indispensable conocer si el ruido generado por las actividades deportivas o culturales no afectará la calidad de vida de los futuros residentes.
El especialista enfatizó que, aun si los niveles de ruido son aceptables inicialmente, sería necesario un monitoreo constante. Como indicó, “dado que es un estadio y que además los usos de hoy pueden no ser los de mañana, habría que tener un monitoreo permanente para evaluar que los eventos que se desarrollen siempre se mantengan dentro de los rangos admisibles”. Esto refleja su preocupación por la posibilidad de que futuros eventos puedan superar los límites legales de ruido, generando conflictos entre los usos deportivos y residenciales.
Asimismo, advirtió sobre la ubicación de la residencia en el corazón del campus, lo que podría generar problemas de movilidad y seguridad. "Esto va a generar flujos y actividades cotidianas asociados con usos residenciales (...) lo cual va a traer esos flujos a una zona que no está preparada para recibirlos”. La proximidad del espacio y la concentración de estudiantes y visitantes podrían generar conflictos entre la vida cotidiana de los residentes y las actividades académicas y recreativas del campus.
Finalmente, el urbanista destacó que la existencia de la residencia podría limitar las actividades del recinto y, en consecuencia, afectar a la universidad. Según sus palabras, “cualquier acto deportivo, recreativo o cultural que pueda exceder la tolerancia máxima, no va a poder desarrollarse. Va a tener que ser cancelada en el acto porque está fuera del rango de la ley”. Además, mencionó que los estudiantes tendrían derecho a reclamar por cualquier violación de los niveles de ruido, haciendo que la compatibilidad entre la residencia y el estadio sea muy difícil de garantizar a largo plazo.
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