
Luego de la denuncia impuesta por parte de la actriz Korina Rivadeneira respecto al acoso sufrido en el show Dioses del circo, en Surco, las autoridades detuvieron el pasado 21 de julio al bailarín señalado como el autor del hecho, Tyler, un ciudadano húngaro que se negó a dar declaraciones a la prensa. Además, la comuna del distrito terminó por sancionar a la empresa Prodartes S.A.C., organizadora del espectáculo, con una multa que asciende a los S/5.350, según la ordenanza municipal.
Sin embargo, esta no es una situación que represente un problema aislado en la escena local, sino que expone la violencia que se viene perpetuando de manera continua. Casos como el de Gabriela Serpa, quien también denunció tocamientos indebidos en una discoteca en La Libertad, son la evidencia de un problema aún más grande. Esta vez, las cámaras de los asistentes lograron captar el momento exacto del hecho; sin embargo, en otras denuncias, como suele suceder, se ha tratado de las palabras de la víctima contra las del agresor.
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Sheridan Medina, especialista en tema de género, hizo un repaso sobre los recientes hechos y concluyó que este es un caso bastante "atípico" y a la vez "explícito" de violencia de género en la esfera del espectáculo, debido a que, contrario a lo que usualmente sucede, aquí hay un registro que prueba la situación de la denunciante en un sistema judicial que aún revictimiza a quienes han sufrido una situación de violencia sexual. "Este ha sido un caso en el que hay registro audiovisual de lo que ha ocurrido. En la mayoría de las situaciones no se cuenta con un registro ni fotográfico ni audiovisual y con lo único que que tenemos para presentar denuncias es con el testimonio de la víctima. En, además, un sistema de justicia que revictimiza a las personas que han sufrido violencia basada en género", fueron sus declaraciones a este medio.
"Esto se enmarca de una manera totalmente denunciable. Con evidencia, sobre todo, de la alevosía con la que esta persona cometió los tocamientos. Es explícito que ahí no hay consentimiento, sino una vulneración de la integridad de Korina", agregó. Asimismo, recalcó la clara intención del bailarín al acercarse y cómo la evidencia logró captar la incomodidad de la conductora respecto a situaciones y acciones que, en muchas ocasiones, pasan desapercibidas o son calificadas como un simple "coqueteo". "Es un hecho que permite educar mucho, porque se muestra cómo inicia el acercamiento y que va escalando hacia algo que es, de manera innegable, un acto de violencia. Muchas veces esto no se cuenta", afirmó.
Respecto a ello, la especialista indicó que hoy en día se continúa normalizando el acercamiento de hombres al espacio personal femenino, algo que perpetúa la creencia de ambigüedades en estos casos. Según dijo, ellos hacen uso de supuestas "libertades" asignadas en la esfera de entretenimiento que, eventualmente, demuestran "una escala en los actos de violencia": "Estos actos se tienden a normalizar porque todavía creemos, a pesar de los avances que hemos tenido en materia de educación, empoderamiento de las mujeres y su inserción en el campo laboral, que las mujeres pertenecemos a una esfera en la que nuestro principal valor es la sexualidad".
"Entonces, hay una hipersexualización de las mujeres y una cosificación por parte de quienes asumen este poder de cosificarlas y consumirlas, sobre todo en esferas públicas. Respecto a ello, es muy común que se crea que las mujeres que están muy expuestas no solo deben ser cosificadas, sino también que se puede pasar la línea del pensamiento y proceder a tocarlas", agregó.
En este sentido, añadió que la sexualización de la figura femenina en los medios actuales contribuye a los motivos en los en los que se basa este pensamiento machista para perpetuar sus prácticas: "Los medios de comunicación sexualizan constantemente y cosifican a las mujeres y, para quienes tienen una mentalidad machista, esto termina de legitimar la idea de que tienen poder sobre esas mujeres" .
Asimismo, hizo referencia a las recientes declaraciones de miembros de la producción del show en las que afirmaban que los bailarines no podían identificar qué asistentes eran "populares", justificando los hechos: "Leí en comentarios que decían que no sabían que ella era famosa, como si, además, al ser famosa, mereciera un respeto mayor que el que pueden merecer otras mujeres. Sin embargo, también hay comentarios que dicen todo lo contrario: que porque es es famosa entonces está expuesta a eso y es lo que va a pasar, que es una invitación a que los hombres también pasen esa misma línea que ella ha ha mostrado como difusa", concluyó.
Según indicó Medina, existe una trivialización del acoso en la esfera del entretenimiento. Esta tiene su origen en la idea de que las mujeres "que están expuestas a estos shows o a los medios de comunicación son de propiedad pública". Entonces, "las mujeres que habitamos el espacio público somos propiedad de quienes han ejercido dominio justamente sobre este espacio".
Agregó que la sociedad busca culpar a quienes han sufrido de acoso debido a que no es "históricamente" normativo que las mujeres utilicen el espacio público. "Esto se ve en el acoso callejero, por ejemplo, cuando una mujer que transita por la calle es acosada, la culpabilizan por estar sola o por las prendas que usa. Será su 'culpa' por estar fuera de su espacio históricamente asignado, que ha sido el doméstico. De esta misma forma, si está en los medios o en la esfera pública, la gente tiende a cosificarlas, creyendo que, así como si vas por la calle, tienen derecho a tocarte".
"El acoso político es igual. Si haces política, te van a acosar y te van a a violentar en razón, no de tu necesariamente de tus posturas o propuestas políticas, sino porque eres mujer", acotó.
De acuerdo a la especialista, este es un caso que puede servir mucho para educar y derribar mitos que vienen formándose respecto a las líneas que se cruzan durante una situación de violencia. "Puede servir para esclarecer cómo se dan estas dinámicas de violencia y acoso, porque muchas veces se naturalizan los acercamientos, se pasan por coqueterías. Pero las mujeres siempre sabemos cuándo detrás de este apretón de cintura o apretón de manos hay una intención sexual y de cosificación, una intención de de seguir escalando a a otro tipo de interacciones que no son consentidas", concluyó.
Si eres o conoces a alguien que ha sido afectada o involucrada en hechos de violencia familiar, comunícate de manera gratuita a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, que cuenta con un equipo especializado en “brindar información, orientación y soporte emocional”. Además, la Línea 100 tiene la facultad de derivar los casos de violencia familiar más graves a los Centros de Emergencia Mujer o al Servicio de Atención Urgente.
Este servicio atiende las 24 horas, todos los días del año (incluye feriados). Recuerda que, ante una emergencia, los números de teléfono a los que te puedes comunicar son el 116, número de los bomberos, o al 105, número de la Central de Emergencia de la Policía Nacional del Perú.
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