El 13 de enero de 2012, un suceso impactó al mundo: el hundimiento del crucero de la Costa Concordia frente a la isla de Giglio, en la región de Toscana, Italia. En esa tragedia estuvo presente la peruana Erika Soria, quien formaba parte de la tripulación de salvavidas y sacrificó su vida para salvar a los pasajeros.
Rodeada por el caos, su intención de ayudar la impulsó a actuar con valentía. En ese momento, logró una hazaña que pocos habrían creído posible. Su determinación y coraje no solo salvaron vidas, sino que también inspiraron a muchos a su alrededor.
El crucero Costa Concordia tuvo un trágico desenlace, con un saldo de 32 fallecidos. Foto: DW
Erika Soria, graduada en Turismo y camarera en la embarcación, estaba en su tercer crucero por el Mediterráneo cuando ocurrió el naufragio. Desafortunadamente, su cuerpo fue hallado siete días después.
Los sobrevivientes la describieron como una heroína, ya que ayudó a personas de todas las edades a subir a los botes salvavidas y, según testigos, entregó su chaleco a un anciano, demostrando generosidad y un firme compromiso con su deber.
Manuel Soria, el hermano de la víctima, declaró a CNN sobre el sacrificio que realizó la joven de 25 años: “Ella se quedó hasta el final (de la evacuación de los pasajeros), los ayudaba a subir a los botes. Me han dicho que ella abordó un bote, pero que este se volteó por el exceso de personas”. detalló.
Tras el trágico hundimiento, los restos de la peruana de 25 años fueron trasladados a Perú, donde su familia le dio el último adiós.
La noche del 13 de enero de 2012, el Costa Concordia, que transportaba a 3.206 pasajeros y 1.023 tripulantes, navegaba cerca de la isla de Giglio cuando el costado de babor impactó contra un arrecife alrededor de las 21:42 o las 21:45, hora local. Este arrecife, conocido en los mapas como la zona de 'Le Scole', nombre que significa 'las rocas' en el dialecto local, se encuentra a unos 800 metros al sur de la entrada al puerto de Giglio Porto, en la costa oriental de la isla.
Posteriormente, el buque chocó contra las rocas, un suceso inaudito que no se informó a capitanía, causando la pérdida de electricidad y un riesgo inminente de naufragio.
El crucero Costa Concordia tenía programado un viaje de una semana por el mar Mediterráneo, con escalas en Savona, Marsella, Barcelona, Palma de Mallorca y Palermo.
Tras el incidente, el capitán Francisco Schettino fue detenido y acusado de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de la nave con personas sin evacuar. En febrero de 2015, recibió una condena de 16 años y un mes de prisión.