Inaugurado en 1947, el Hotel Crillón se convirtió en un símbolo de la sofisticación y un referente en la hospitalidad limeña. Ubicado en pleno centro de Lima, en la intersección de las avenidas La Colmena y Rufino Torrico, el edificio fue diseñado originalmente como la sede del Colegio de Abogados de Lima, con una estructura de ocho pisos. Posteriormente, se transformó en un hotel de lujo y fue ampliado a 22 niveles en la década de 1950, consolidándose como una alternativa de alto nivel que competía con el renombrado Gran Hotel Bolívar.
Con su fachada amarilla y sus puertas automáticas, el hotel daba la bienvenida a turistas de todas partes del mundo. Disponía de 550 habitaciones y ofrecía cuatro bares y cinco restaurantes para sus huéspedes.
El Hotel Crillón albergaba destacadas figuras internacionales y nacionales de gran renombre. En el ámbito del cine y el entretenimiento, pasaron por sus instalaciones celebridades como John Wayne, Debbie Reynolds, Dorothy Malone y la icónica María Félix.
La música fue otro ámbito bien representado con huéspedes de talla mundial, como el célebre Nat King Cole, cuya voz y presencia en el 'Sky Room' resonaron en Lima como un evento único. También se hospedaron el cantautor francés Charles Aznavour y la icónica orquesta cubana La Sonora Matancera.
Las figuras deportivas tampoco se quedaron atrás. Entre los visitantes se encontró al legendario futbolista brasileño Pelé y al formidable boxeador Muhammad Ali. Incluso el torero español Francisco Rivera 'Paquirri' halló en este hotel el lugar ideal para descansar durante sus visitas en la capital.
Entre los empresarios peruanos, el destacado Luis Banchero Rossi, magnate pesquero y uno de los hombres más ricos de Perú en su época, fue un huésped especial del Crillón. No solo se alojaba en el hotel, sino que alquilaba por completo el piso 19, convirtiéndolo en su residencia personal en el centro de la ciudad durante sus estancias en Lima.
El creador de este hotel fue el empresario suizo Domingo Bezzola. Foto: Facebook hotel Crillón
El esplendor del Hotel Crillón comenzó a desvanecerse en los años setenta y ochenta, cuando el centro de Lima sufrió una serie de problemas estructurales y sociales que afectaron su atractivo para el turismo de lujo. La inseguridad aumentó y, junto con ella, el comercio ambulatorio saturó las calles circundantes, alejando a los visitantes.
Durante los años noventa, la zona hotelera de Lima comenzó a transformarse. Distritos como Miraflores, San Isidro y San Borja se destacaron como los nuevos destinos de la ciudad, ofreciendo infraestructura moderna y un ambiente seguro. Así, el Crillón no pudo competir con estas áreas emergentes y, en 1999, cerró definitivamente sus puertas.
La estructura fue adquirida por la empresa española Arte Express en una transacción que osciló entre 7 y 15 millones de dólares. La firma, liderada por el empresario Fernando Palazuelo, compró el edificio con el propósito de darle un nuevo uso. Hoy en día, funciona allí una sede de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), además de un call center.
El exhotel Crillón, inaugurado en 1947, se encontraba ubicado estratégicamente en la esquina de la Avenida Colmena y la Calle Rufino Torrico, en el corazón del centro histórico de Lima. Este hotel de arquitectura moderna atrajo a viajeros nacionales e internacionales, convirtiéndose en un símbolo del esplendor de la Lima de mediados del siglo XX.
El hotel Rillón surgió como competencia del hotel Bolívar, destacándose por su fachada amarilla-mostaza y puertas de vidrio que se abrían al contacto con la alfombra roja de la entrada. Con el tiempo, este lujoso establecimiento amplió su competencia al incluir al Sheraton, ofreciendo 550 habitaciones, 650 camas, y empleando a 700 personas, además de contar con cuatro bares y cinco restaurantes. Según un informe de Caretas del 9 de noviembre de 2006, desde 1964, el hotel albergaba el restaurante Pancho Fierro, el bar Don Pepe, un centro de convenciones y el Grill La Balsa.
Desde 1964, el hotel albergaba el restaurante Pancho Fierro. Foto: Travelingman/Flickr