En 2015, Saco Oliveros anunció la creación de su propia universidad, la cual estaría ubicada en la provincia constitucional del Callao y contaría con una inversión de US$5 millones. Sin embargo, cuando la infraestructura de la institución de educación superior de 5.000 m² estaba avanzada en un 70%, algo impidió la finalización de la obra y su posterior funcionamiento. ¿Qué sucedió con el proyecto?
El centro educativo es reconocido por los éxitos de sus estudiantes en competencias internacionales, académicas y deportivas, como matemáticas y ajedrez. Actualmente, alberga alrededor de 32.000 jóvenes peruanos en 50 sedes, distribuidas en todo el Perú.
Saco Oliveros Bellavista. Foto: Saco Oliveros.
A finales de 2015, Carlos Gallardo, entonces gerente general de la Asociación Civil Educativa Saco Oliveros anunció en El Comercio que el proyecto de la creación de una universidad estaba terminado, pero que esperaban que concluya la moratoria de creación de universidades y filiales establecida por la nueva Ley Universitaria.
En conversación con La República, el fundador y presidente de Saco Oliveros, Wilmer Carrasco Beas, quien además es ingeniero civil de la UNI, señaló que en ese entonces se habían aprobado cinco carreras, entre las que destacaban Administración de Negocios Internacionales, Ingeniería Informática y Contabilidad.
“Nos aprobaron a las autoridades, los decanos, el rector, así como el sílabo de cada una de las carreras, de todo el programa y pasamos a equipamiento e implementación. Cuando la infraestructura estaba avanzada en un 70%, justo viene la moratoria del Congreso que ya no más universidades por un periodo de cinco años. Pasaron seis, siete años y al final el local lo hemos destinado para el colegio. Tal vez en un futuro vamos a retomar ese proyecto”, señaló para este medio.
Wilmer Carrasco Beas nació en 1965 en Yungay, en el departamento de Áncash. Pasó su niñez en el centro poblado de Ucuchá y vivió el devastador terremoto de 1970. Ingresó a la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (UNASAM) de Huaraz, pero una huelga prolongada no le permitió culminar el primer ciclo y a su vez terminó motivándolo a migrar a Lima con 17 años.
Ingresó a la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), pero, para apoyar a su madre, quien llevaba el peso de una familia de cinco hijos varones, trabajó desde su etapa universitaria como profesor de álgebra en distintas academias junto a su hermano.
Cuando terminó sus estudios en 1990, la situación del país era de una hiperinflación que elevó los precios por las nubes.
“Terminando la Universidad no había opción para un ingeniero, menos aún para uno recién egresado. Las construcciones se vinieron abajo, fue una época muy difícil. Entonces, seguí haciendo lo que más sabía, ya tenía seis años de experiencia”, recordó.
Con 38 alumnos (20 de tercero y cuarto, y 18 de quinto), Wilmer fundó el primer Saco Oliveros en 1996 en el local del antiguo Centro peruano Soviético, tras su cierre en 1992 y luego de 4 años de ser el director del establecimiento que funcionaba como academia.
En el colegio Saco Oliveros, el precio medio de las pensiones varía dependiendo de la sede y el nivel educativo. En promedio, se sitúa en S/600, pero en ciertas sedes el costo puede reducirse a S/450. Por otro lado, en las sedes más exclusivas o con servicios adicionales, las pensiones pueden alcanzar los S/1.300 al mes. Estas tarifas reflejan la variedad de servicios y programas académicos que el colegio brinda en sus diferentes ubicaciones.