En una noche memorable de 1969, Alfonso de Bohemia Portugal, un pequeño de apenas 3 años, demostró habilidades que desafiaban toda lógica y expectativa. Durante una conferencia de prensa en Lima, respondió 300 preguntas de cultura general en solo 30 minutos. Los periodistas presentes quedaron maravillados con su rapidez y precisión en temas tan variados como historia y filosofía.
Este evento sorprendió a los medios y generó preguntas sobre las capacidades cognitivas extremadamente avanzadas del menor. Se reveló que Alfonso poseía una "gran memoria", diagnóstico confirmado por psiquiatras ingleses mucho antes de esa noche. Su padre, un músico austriaco, mencionó que el niño había sido capaz de adquirir conocimientos de forma sorprendente desde muy joven.
Desde los primeros meses de vida, Alfonso mostró signos de un desarrollo cognitivo excepcional. Sus padres notaron que el niño capturaba información rápidamente, que luego la compartía con una precisión asombrosa. Estas primeras manifestaciones de su talento llevaron a sus padres a consultar especialistas, quienes confirmaron la naturaleza excepcional de sus capacidades intelectuales.
El reconocimiento público de Alfonso comenzó realmente con la mencionada conferencia de prensa, pero su fama se consolidó tras participar en programas televisivos donde realizaba hazañas sorprendentes como responder mil preguntas en una hora. Además, ganó el premio América's Wunderkind.
Por otro lado, en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), dejó atónitos a estudiantes y profesores al responder preguntas complejas con facilidad. Su capacidad para manejar temas profundos a tan corta edad lo convirtió en una sensación mediática.
En 1971, evaluaciones especializadas revelaron que Alfonso tenía un coeficiente intelectual de 310, cifra extraordinaria que lo colocaba al nivel de grandes mentes históricas como Einstein y Newton. Esta medición fue crucial para establecer no solo su estatus como niño prodigio, sino también para confirmar el alcance de su potencial intelectual.
Una pequeña entrevista realizada en aquella época muestra la elocuencia con la que Alfonso respondía a las preguntas que le hacían:
Días después y tras llamar la atención de todo el Perú, su padre, Miguel de Bohemia, anunció que lo llevaría por meses a una gira continental, presentándolo como un "niño prodigio".