La vida de este empresario no fue nada sencilla, ya que tuvo que afrontar varias dificultades. No obstante, cumplió su sueño de ser comerciante y creó una reconocida compañía avícola. Con 15 años llegó al Perú en 1927 y trabajó como agricultor para costear su día a día. Luego de un buen tiempo de esfuerzo, pasó a la producción de sillao, pero la Segunda Guerra Mundial lo arrebató todo.
Julio Ikeda llegó al Perú en 1927 y comenzó a trabajar como agricultor. Luego, laboró en la producción de sillao. Ambos empleos le permitieron ahorrar dinero y gozar de cierta estabilidad económica. Sin embargo, en 1944, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, fue deportado por el Gobierno peruano a los Estados Unidos y se le despojó de todos sus bienes.
Ikeda no fue el único que vivió esta experiencia en el Perú, ya que muchos otros japoneses afrontaron dicha situación a mediados del siglo XX. Tras su llegada al país norteamericano, fue trasladado a un campo de detención en la ciudad de Nueva Orleans, lugar en el que permaneció hasta el final de la guerra.
Luego de recobrar su libertad, se le brindó la oportunidad de elegir regresar a Japón, permanecer en los Estados Unidos o volver al Perú. Él decidió retornar a territorio peruano junto con su esposa Rosa Matsukawa y sus dos hijos. Así, se alojó en la casa de un familiar y comenzó a buscar empleo para poder subsistir.
En 1948, empezó a vender patos machos y hembras en un terreno ubicado en lo que en la actualidad se conoce como la avenida Tomás Marsano. En un principio, los ingresos solo le alcanzaban para adquirir alimentos para él y su familia, pero luego de algunos años el negocio empezó a crecer. De esta manera, incursionó en la crianza de gallinas y en la venta de huevos a diferentes tiendas y pequeños mercados de La Parada y San Isidro.
Fue así que, ante el auge de su emprendimiento, Ikeda decide invertir en la crianza de pollos. De esta forma, pasó de tener 400 ejemplares de estos animales a 3.000. En 1972, el negocio había crecido tanto que fundó la compañía San Fernando a fin de seguir creciendo en el sector.
En sus primeros años, la empresa solía comprar la producción de pollos de otros granjeros y los comercializaba con su marca. Sin embargo, en 1977, la compañía inauguró su propia planta y vendió sus productos. Un año después, empezó a ofrecer sus tradicionales pavos.
Julio Ikeda, fundador de la avícola San Fernando, falleció en julio del 2021. Foto: composición La República / archivo
En la actualidad, San Fernando vende pollos, pavos, embutidos, carne de cerdo, huevos, hamburguesas e, incluso, panetones. Estos productos son ofrecidos en el Perú y en otros países de la América Latina, como Bolivia, Colombia, Panamá y Ecuador.
Uno de los productos más característicos de San Fernando es el pavo. Foto: Vanessa Trebejo - URPI/LR