Arequipa. "Un historiador vive de su biblioteca", decía Eusebio Quiroz Paz Soldán a inicios de este año, en una de sus últimas entrevistas.
Él tenía una biblioteca compuesta por alrededor de 5.000 libros, pero hace un año decidió donarlos. Los dejó a la Universidad Católica San Pablo. Precisamente en una entrevista concedida a esa entidad, don Eusebio presumió el honor de tener dos libros dedicados por el expresidente José Luis Bustamante y Rivero, con su firma: El elogio de Arequipa y Tres años de lucha por la democracia en el Perú. Además, poseía un libro con dedicatoria de puño y letra del historiador Jorge Basadre Grohmann. Se trata de La vida y la historia, el libro más importante que dejó su maestro y amigo, como así lo consideraba.
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Eusebio Quiroz Paz Soldán, uno de los historiadores más representativos de Arequipa e hijo ilustre de la ciudad, ayer partió a la eternidad, luego de estar internado en un centro médico durante dos semanas. Se fue a los 82 años, dejando todo un legado y obra para Arequipa.
Eduardo Ugarte y Chocano, periodista y gestor cultural, conoció de cerca a don Eusebio. Lo recuerda de estudiante en el colegio San Francisco, alegre, rodeado de sus compañeros y con un gusto especial por las bromas. A temprana edad se hizo poeta, sabía de música, pues su padre, Pedro Quiroz Pantigoso, tenía una tienda de música que era la única en Arequipa. Sabía del campo, dice Ugarte, pues varios de sus compañeros de colegio venían de familias que vivían en el campo.
En varias ocasiones, el historiador contó a los medios sus pasajes de la niñez, de cómo comenzó a leer a temprana edad gracias a su madre, Dymphna Paz Soldán. Tras padecer de un accidente que le afectó el ojo, su madre fue la artífice de ello, con un método que consistía en aprender primero a leer palabras completas y no sílabas. Ella era miembro de una familia vinculada al mundo académico y del derecho.
En la entrevista concedida a la San Pablo, don Eusebio contó que de niño, leyó la colección completa de Julio Verne. La sacó de la biblioteca de su abuelo materno. Leyó la edición popular de Jorge, el hijo del pueblo. "Yo pertenezco a una generación que todavía lee libros y, por lo tanto, cuando veo que los jóvenes que estudian Ciencias Sociales, recurren al teléfono para informarse, me da temor", reflexionó. En aquella oportunidad, aconsejó a los jóvenes a leer libros físicos, aunque reconoció la importancia de la digitalización.
Cuando ingresó a la universidad a estudiar Letras en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), llevó cursos de Historia que terminaron por inclinarlo por esa profesión. Allí, contó Ugarte, fue muy polémico debido a su catolicismo.
Como profesional, Ugarte destaca la investigación que hizo el historiador respecto al mestizaje en Arequipa. Señalaba que Arequipa es mestiza y que admitirlo era el camino a reconocernos como tal.
A los varios reconocimientos en vida que recibió Eusebio Quiroz Paz Soldán, se sumó el otorgado en el 2021 como Arequipeño del Bicentenario. La Municipalidad de Arequipa le entregó esta distinción en su domicilio por todo su legado para la ciudad.
Ayer, al conocerse de su fallecimiento, diversas instituciones públicas y entidades privadas, así como autoridades expresaron su pesar por la partida del hijo ilustre de Arequipa. Fueron especialmente los historiadores quienes evocaron recuerdos de su paso por las aulas universitarias, de su cátedra y de ese aliento a sus alumnos para conocer la obra de Jorge Basadre, así como seguir leyendo.
Desde ayer, los restos de Eusebio Quiroz Paz - Soldán son velados en el Parque de la Esperanza. Hoy la misa de cuerpo presente se realizará en ese mismo campo santo a las 15.00 horas y el entierro será a las 16.00 horas.
Algunas de las obras que dejó son: Obra Histórica de Arequipa (2011), 101 años de historia y tradición jurídica. Ilustre Colegio de Abogados de Arequipa (2012), Arequipa en la Guerra con Chile (1991), Historia general de Arequipa (1990), entre otras.
Eusebio Quiroz Paz Soldán fue doctor honoris causa por la Universidad Católica de Santa María. También se desempeñó como vicerrector académico de la Universidad La Salle y profesor emérito de la Universidad Católica San Pablo.