La crisis migratoria que mantiene a un grupo de ciudadanos extranjeros en el límite costero de Perú y Chile, afecta la salud de los niños y adolescentes que acompañan a sus padres en la zona. Ayer a las 11.00 horas, un niño de ocho años de nacionalidad venezolana sufrió un desmayo en la frontera por deshidratación.
Desde la semana pasada llegan a l límite entre Tacna y Arica ciudadanos venezolanos, haitianos y colombianos que desean dejar Chile para retornar al Perú. La mayoría afirma que desea volver a sus países por la falta de trabajo y las políticas migratorias de Chile, que cada vez son más severas con los migrantes en condición irregular.
La Policía no permite el paso de los migrantes porque carecen de los documentos necesarios para probar su estadía regular en Chile y lograr su ingreso al país de igual forma. También pasa que en algunos grupos familiares, uno de los progenitores sí cuenta con sus documentos en regla, pero los niños o el cónyuge no, lo que hace que toda una familia se quede en el límite, por negarse a dejar a uno de sus miembros atrás.
Justamente, ayer un menor se desmayó en la frontera. Fue auxiliado por un compatriota suyo y llevado hasta un patrullero de la Policía que lo trasladó al tópico del complejo fronterizo Santa Rosa (lado peruano). Su madre y hermana menor lo acompañaron. Tras algunas horas, ellos retornaron al límite de ambos países, tras la recuperación del niño.
Para protegerse del intenso sol y el fuerte viento del desierto fronterizo, los migrantes improvisaron carpas hechas de sábanas, mantas y maletas, junto algunos arbustos. Las moscas abundan en la zona por las características climatológicas y la presencia de adultos que fuman es frecuente. En medio de ese panorama, los niños más pequeños juegan entre los montículos de tierra ajenos a la realidad que viven.
La Organización Internacional para las Migraciones, ha entregado alimentos a las familias. Las personas que viajan solas se quejaron de que solo se entrega víveres a los grupos familiares, sin embargo, a los adultos sin carga familiar, no.
Jimmi, el adulto que socorrió al niño que perdió el conocimiento, sostuvo que la situación que viven los menores es triste pues alimentarse de agua y galletas, en un lugar que carece de agua potable y servicios básicos, atenta contra la salud de todos. Pidió al Gobierno Peruano que permita el paso humanitario a su territorio.